Aberrados

Corri¨® la informaci¨®n de que, cuando la ONU se anunci¨® al presidente de las islas Salom¨®n, y apareci¨® en su lugar el garboso Mariano, se hab¨ªa producido un error, porque lo que el susodicho preside es lo que est¨¢ dejando de Espa?a. El probo funcionario onunista se col¨® estrepitosamente, pero en el sentido de que, en realidad, el garboso Mariano es presidente de las islas Caim¨¢n. Presidente honorario, m¨ªnimo. Creo que los blanqueadores de dineros ya le han erigido all¨ª una estatua tipo isla de Pascua con el falo enhiesto, por benefactor de defraudadores del fisco y fugitivos con sacas de pasta, por ofrecerles redenci¨®n por amnist¨ªas y por buler¨ªas, y quiz¨¢ una caranto?a del obispo de Alcal¨¢, que los obispos siempre han acariciado gratis a los ricos, aunque no sean ni?os. El garboso presidente de los restos de Espa?a merecer¨ªa ser tambi¨¦n l¨ªder de las Caim¨¢n, de cintura para abajo, o por debajo de la mesa, que es como favorece a los ladrones.

Y luego est¨¢ lo de Ana Mato, de quien se presupone que corta el grifo de los medicamentos y se carga ¡ªcon alegr¨ªa¡ª la Sanidad P¨²blica porque es despiadada, indiferente al sufrimiento ajeno, le dan asco los pobres y repel¨²s los pensionistas, y adem¨¢s no soporta a esa gente que ni siquiera sabe que Loewe est¨¢ en Serrano esquina Jorge Juan. No. Ella es buena. Carece del gesto feroz de, por ejemplo, Cospedal durante sus autos de fe, o de Madame Botella en sus besapapas. Tampoco resulta aplastante como la vicepresileches. Liviana, angelical: Ana Mato es, sencillamente, una naturista, una seguidora del eminente especialista argentino doctor Scolnik. ?Que cu¨¢les son mis fuentes? ?Su melena! ?Es que no ven que se la ti?e con camomila casera? Esa mujer jam¨¢s frecuent¨® una peluquer¨ªa ni acudi¨® a a?agazas qu¨ªmicas.

Me est¨¢n volviendo loca.