Silvio Berlusconi: la fiesta contin¨²a
Mientras un tribunal de Mil¨¢n investiga a ¡®Il Cavaliere¡¯, una modelo cuenta con pelos y se?ales las juergas que todav¨ªa se celebran en la Villa Arcore
Muerto el perro, no se acab¨® la rabia. ?Qui¨¦n pod¨ªa esperar que Silvio Berlusconi, una vez apeado del poder, dejara de organizar fiestas subidas de tono en alguna de sus m¨²ltiples mansiones? Al tiempo que un tribunal de Mil¨¢n sigue intentando averiguar si el anterior primer ministro italiano cometi¨® un delito de inducci¨®n a la prostituci¨®n de menores, las j¨®venes invitadas a sus fiestas siguen contando detalles a cual m¨¢s escabroso. Una de ellas, Marysthelle Polanco, ha confirmado que en la villa de Arcore se siguen celebrando fiestas como aquellas en las que ella misma se disfrazaba de Obama, otras de monjas ¡ªcon su crucifijo y todo¡ª e incluso alguna se caracterizaba como el pol¨ªtico italiano de moda en ese momento¡
Para subrayar sus palabras, la joven modelo se dej¨® fotografiar por la revista Oggi disfrazada de Obama. ¡°Lo hac¨ªamos¡±, aclara, ¡°para divertir a Papi¡±. Pero Papi, o sea, el se?or primer ministro, ten¨ªa una capacidad de diversi¨®n bastante peculiar. As¨ª que, cuenta Marysthelle Polanco, las muy bien remuneradas muchachas echaban el resto noche tras noche: ¡°He visto a la Minetti y a Barbara Faggioli vestidas de monjas, con crucifijo y toca. Iris Berardi hac¨ªa de Ronaldinho, Linsay Barizonte, en cambio, de [los pol¨ªticos italianos] D'Alema o Di Pietro, en base a las noticias del d¨ªa. Est¨¢bamos bien informadas¡¡±.
A Silvio Berlusconi parece no importarle. Ni a ¨¦l ni a casi nadie. ?Qui¨¦n se puede sorprender ya de lo que el anterior primer ministro hiciera en alguna de sus m¨²ltiples mansiones? Hiciera¡ o hace. Seg¨²n el testimonio de la modelo, en la villa de Arcore contin¨²an las cenas. ¡°Pero ¨¦l¡±, contin¨²a, ¡°me ha dicho que quiere volver a hacer tambi¨¦n las fiestas de despu¨¦s [lo que se vino a llamar el bunga bunga]. Las invitadas somos siempre las mismas. Berlusconi no sabe que entre nosotras ya no nos hablamos, porque no le gusta que discutamos, as¨ª que fingimos ser amigas, pero algo se ha roto entre nosotras¡±. Tal vez alguna culpa la tenga el caudal menguante de dinero o tal vez la celebraci¨®n del juicio en Mil¨¢n. Las muchachas se ven obligadas a decir lo que hac¨ªan las otras, entran en contradicci¨®n, fallan en la estrategia dispuesta por el abogado com¨²n y terminan colisionando¡
Ambra Battilana, ex Miss Piamonte, cont¨® al tribunal que, la noche del 22 de agosto de 2010, las gemelas Eleonora y Concetta De Vivo se quedaron pr¨¢cticamente desnudas durante una de las fiestas en Arcore: ¡°Solo llevaban puesto un vestido corto, con los senos y los genitales sin ninguna tela encima¡±. Battilana ya hab¨ªa contado en otro de los procesos contra el anterior primer ministro que Nicole Minetti ¡ªla higienista dental cuya ¨ªntima amistad con Berlusconi la aup¨® a una consejer¨ªa del PDL en Lombard¨ªa¡ª tambi¨¦n se hab¨ªa quedado en una fiesta como Dios la trajo al mundo: ¡°Solo llevaba unos zapatos plateados con diamantes¡±. Seg¨²n la modelo, Il Cavaliere ten¨ªa armarios llenos de vestidos para que sus invitadas se disfrazaran: ¡°Incluso ten¨ªa uno de reina¡±.
Lo que el tribunal de Mil¨¢n trata de determinar es si al anterior primer ministro italiano se le fue la mano e incurri¨® en un delito de inducci¨®n a la prostituci¨®n de menores en la persona de una joven bailarina marroqu¨ª llamada Karima El Mahroud, m¨¢s conocida como Ruby Robacorazones. Seg¨²n las palabras de la muchacha interceptadas por la polic¨ªa, participaba en las fiestas sexuales de Silvio Berlusconi desde que ten¨ªa 16 a?os. La relaci¨®n se descubri¨® a ra¨ªz de que Ruby fuese detenida por robar presuntamente joyas y dinero a una prostituta. La noche del 27 al 28 de mayo de 2010, el propio Berlusconi ¡ªtodav¨ªa primer ministro¡ª telefone¨® a la comisar¨ªa central de Mil¨¢n y asegur¨® a los polic¨ªas que Ruby era ¡°sobrina¡± del entonces presidente egipcio Hosni Mubarak¡
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.