La sombra del doctor Francia
La gran mayor¨ªa de los paraguayos sigue pensando que la riqueza en su pa¨ªs est¨¢ mal distribuida
Paraguay es desde su independencia en 1811 parte de esa geograf¨ªa de p¨¢ramos autoritarios de Am¨¦rica Latina, dominado desde siempre por la figura del doctor Jos¨¦ Gaspar Rodr¨ªguez de Francia y Velasco, supremo dictador perpetuo de la Rep¨²blica, el c¨¦lebre doctor Francia. El siempre poderoso Kara¨ª Guaz¨², como se le llamaba en guaran¨ª. En su novela Yo el Supremo,Augusto Roa Bastos lo ve como la gran sombra patriarcal que no termina de disolverse en la historia aunque pasen los a?os desde su muerte, cabalgando por las calles desiertas, frente a las casas cerradas a piedra y lodo, ¡°bajo el enorme tricornio, todo ¨¦l envuelto en la capa negra de forro colorado, de la que solo emerg¨ªan las medias blancas y los zapatos de charol con hebillas de oro, trabados en los estribos de plata¡±.
Lo sucedi¨® en el poder perpetuo su sobrino Carlos Antonio L¨®pez. Tras su muerte en 1862, ese poder pas¨® a manos de su hijo, Francisco Solano L¨®pez, disoluto aficionado a las faldas, premiado por su padre con las insignias de brigadier a los 18 a?os de edad, y elevado por s¨ª mismo a mariscal.
En el primer cuarto del siglo XX, el pa¨ªs tuvo 15 ef¨ªmeros presidentes, hasta que regres¨® de nuevo la dictadura perpetua con el general Alfredo Stroessner, que se mantuvo en el mando por 35 a?os seguidos, de 1934 a 1989, en nombre del Partido Colorado, un verdadero partido ¨²nico que lleg¨® a gobernar por 61 a?os. Y el Paraguay conserva su misma ra¨ªz feudal desde los tiempos del doctor Francia.
A comienzos del siglo XX, 79 personas pose¨ªan la mitad de la tierra, mientras el analfabetismo cubr¨ªa al 80% de la poblaci¨®n. Esta situaci¨®n ha cambiado poco hasta ahora. Y cambiarla fue la bandera con que el antiguo obispo Fernando Lugo lleg¨® al Gobierno en 2008, democr¨¢ticamente electo, una rareza en la historia paraguaya, y m¨¢s rareza a¨²n que fuera el primer presidente que desde la independencia recibiera la banda presidencial como candidato de la oposici¨®n, derrotando al sempiterno Partido Colorado.
Las obsoletas estructuras econ¨®micas y? agrarias hacen que? ind¨ªgenas y campesinos lleven una vida marginal.
Cuando el Obispo de los pobres asume la presidencia, lo hace con el respaldo del 84% de la poblaci¨®n, precisamente porque ha despertado grandes esperanzas de cambio, sobre todo en cuanto al r¨¦gimen feudal de la tierra. El Paraguay ha tenido en tiempos recientes altas tasas de crecimiento anual, pero las obsoletas estructuras econ¨®micas, y sobre todo agrarias, siguen haciendo que las grandes masas ind¨ªgenas y campesinas lleven una vida marginal.
De acuerdo con una encuesta muy reciente de Latinobar¨®metro, la abrumadora mayor¨ªa de la poblaci¨®n sigue creyendo que la riqueza est¨¢ mal distribuida en Paraguay: solo el 22% piensa que esa distribuci¨®n es justa, mientras las instituciones son juzgadas con desconfianza en cuanto a su legitimidad: en 2011 solo un 31% confiaba en el Parlamento, y un 23% confiaba en el sistema judicial.
Sin poder solucionar ninguno de esos problemas estructurales, la confianza en el presidente Lugo hab¨ªa bajado a 37% al momento de su derrocamiento. Debi¨® enfrentarse con disensiones dentro de la propia alianza que lo llev¨® al poder, con los reclamos urgentes de cambios sociales que no ten¨ªa la posibilidad de resolver, con el rechazo conspirativo de sectores conservadores de la sociedad, y su imagen sufri¨® mengua frente a los continuos esc¨¢ndalos de reclamos de paternidad por parte de mujeres que hab¨ªan sido sus amantes en sus tiempos de obispo, unos de esos reclamos verdaderos, otros falsos.
El problema agrario no resuelto, que super¨® las capacidades del presidente Lugo, fue precisamente el que dio al traste con ¨¦l, cuando la polic¨ªa se enfrent¨® a balazos con campesinos que reclamaban tierras en un latifundio de la frontera con Brasil, propiedad del terrateniente m¨¢s grande del pa¨ªs, Blas Riquelme, ¨ªntimo asociado de Stroessner, con muertos y heridos de ambas partes. Lugo respald¨® la acci¨®n policial, y todos esos muertos fueron a dar a su cuenta, juzgado sumariamente, y destituido sin oportunidad de defensa.
Se someti¨® primero al fallo del Senado, que lo destituy¨®, y luego rechaz¨® ese fallo cuando ya era muy tarde.
Ahora su figura que fue tan atractiva, un antiguo obispo cat¨®lico llegado a la presidencia en nombre de los pobres, se disuelve no solo en su propia impotencia para cumplir con las esperanzas de un pa¨ªs que a¨²n espera por el ma?ana, sino tambi¨¦n en la impotencia de las instituciones, y en la impotencia del sistema democr¨¢tico mismo para librarse de la sombra ominosa del doctor Francia.
Sergio Ram¨ªrez fue vicepresidente de Nicaragua y es escritor.
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