Tampoco el bos¨®n de Higgs era verdad
He ah¨ª lo m¨¢s sencillo que tendr¨ªamos que haber descubierto: que la realidad no es todo lo que hay
Y sin embargo las mayor¨ªas de los fieles se lo han cre¨ªdo, que la Ciencia ven¨ªa por fin a darles la soluci¨®n del problema del Universo que tanto los angustiaba, o por lo menos han estado a punto de cre¨¦rselo.
No es nada del otro mundo: la necesidad de fe y de diversi¨®n es siempre mucha; pero es cada vez m¨¢s notable que, despu¨¦s de tantos desenga?os, algo tan simple y consabido como esta noticia pueda servir para el caso: porque ello es que el problema sigue tan vivo como nunca, y basta con que algunos ignorantes nos asomemos a la Red (mejor que a los libros y desde luego a las aulas) para darnos cuenta de lo vivas que siguen las discusiones entre f¨ªsicos y matem¨¢ticos m¨¢s o menos en ciernes o jubilados acerca de las cuestiones y los t¨¦rminos fundamentales de la teor¨ªa y c¨¢lculos f¨ªsicos (esto es, l¨®gicos acerca de universos o realidades), y sorprende as¨ª que tenga todav¨ªa ese relativo ¨¦xito la presentaci¨®n de ideas como corp¨²sculo, masa y dem¨¢s que llevan ya unos cuantos siglos de desmentimiento: es como si se contara cada vez m¨¢s con una infantilidad en la gente que se ha sometido a la Ense?anza y los Medios del Progreso.
No han faltado tampoco a lo largo de estos siglos algunos sabios, y, lo que m¨¢s importa, honrados, que, liberados ya de temores por su promoci¨®n, se han atrevido a declarar para la gente la verdad de las mentiras de la Ciencia; as¨ª habr¨¦is le¨ªdo m¨¢s de una vez c¨®mo el propio Einstein declaraba una vez que las ideas o teor¨ªas que se refieren a la realidad no son ciertas (sicher), y, si son ciertas, no se refieren a la realidad. Claro que para decir cosas como ¨¦sas, si uno est¨¢ todav¨ªa preparando su Tesis Doctoral o su subida a las C¨¢tedras del mundo¡
Pero era inevitable: hac¨ªa ya muchos a?os que se hab¨ªa montado el acelerador m¨¢s largo y m¨¢s caro del mundo para que, tras tantas incertidumbres y falta de noticias, no se nos ofreciera al fin una informaci¨®n de luz y de esperanza correspondiente a los enormes gastos y trabajos de miles de empleados del que hab¨ªa de ser acelerador, si no de part¨ªculas, de informaciones; y as¨ª se ha sacado de entre los restos de especulaci¨®n f¨ªsica algo que pudiera servir para entretener un rato la espera del personal.
Pues bien, amables lectores, dej¨¢os o¨ªr (no hace falta que cre¨¢is a cambio nada) lo que los restos de sentido com¨²n de los menos creyentes os dicen bien claro: no era tampoco verdad, no ha habido tal cosa como un acercamiento a la soluci¨®n definitiva: el problema est¨¢ tan vivo y floreciente como desde que se inventaron las teor¨ªas sobre el Mundo. No puede ser que se descubra una soluci¨®n, teor¨ªa, filosof¨ªa o ciencia dentro de la realidad, que, vali¨¦ndose de t¨¦rminos del vocabulario real, trate de dar con la esplicaci¨®n de todo; porque, entonces, la esplicaci¨®n misma entrar¨ªa a formar parte de la realidad y no podr¨ªa decir nada nuevo y desmentidor acerca de ella.
He ah¨ª lo m¨¢s sencillo que tendr¨ªamos que haber descubierto: que la realidad no es todo lo que hay; que es una guerra o contradicci¨®n entre la pretensi¨®n de imposici¨®n de ideales o de un lenguaje matem¨¢tico cerrado, y la resistencia siempre viva contra esa imposici¨®n; la de las cosas nunca del todo terminadas contra los n¨²meros y el fin: por ejemplo masa, cuando m¨¢s, ser¨ªa esa resistencia, siempre espesa, que, no habiendo todo, no puede ser 4% de nada.
Pero eso al Poder no le importa: ¨¦l tiene que ofrecer soluciones, es decir, evitar descubrimientos que puedan entorpecer la marcha del Capital, y as¨ª, entre otras mil historias, os ofrecen un bos¨®n para calmar la impaciencia, matar el Tiempo.
Claro que no os dir¨¢n que ah¨ª ha terminado todo, que eso es la soluci¨®n definitiva: quedan siempre algunos pormenores que aclarar, algunos c¨¢lculos que mejorar; porque eso, si no, ser¨ªa justamente libraros del Futuro, que es arma esencial del Poder, y que ya no ten¨¦is nada que hacer, ni trabajar, ni buscaros un t¨ªtulo en las universidades; y, sin Futuro, os encontrar¨ªais en un mundo vac¨ªo y muerto.
Ser¨ªa como si a alg¨²n financiero malaconsejado se le ocurriera montar sus teor¨ªas proclamando que con ellas se va a terminar con la Crisis Econ¨®mica de una vez y para siempre.
Agust¨ªn Garc¨ªa Calvo es catedr¨¢tico em¨¦rito de Filolog¨ªa Cl¨¢sica de la Universidad Complutense de Madrid.
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