Nuevo frente yihadista
La progresiva descomposici¨®n de Mal¨ª justifica la repatriaci¨®n de los cooperantes espa?oles
La decisi¨®n del Gobierno espa?ol de repatriar a los cooperantes en los campamentos saharauis de Tinduf se inscribe en una valoraci¨®n ajustada de la situaci¨®n en una amplia zona del norte de ?frica ¡ªque incluye Argelia y Mauritania¡ª y que ha pasado a ser de m¨¢ximo riesgo despu¨¦s de que el islamismo radical vinculado a Al Qaeda se haya hecho fuerte en el norte de Mal¨ª. Los yihadistas controlan de hecho un territorio como Francia, despu¨¦s de secuestrar en su provecho una previa rebeli¨®n independentista tuareg y aprovechando el vac¨ªo de poder tras el golpe militar que, en marzo, depuso al presidente leg¨ªtimo, Amadou Toumani Toure.
La progresiva descomposici¨®n de Mal¨ª (en su d¨ªa un raro caso de estabilidad en una regi¨®n turbulenta) y el dominio por las milicias fundamentalistas de las ciudades septentrionales m¨¢s importantes ¡ªTombuct¨², Gao, Kidal¡ª se produce ante la absoluta impotencia de Bamako y la ausencia de un ej¨¦rcito digno de ese nombre. En la capital, a la p¨¦rdida territorial se suma la irresuelta crisis pol¨ªtica desatada por el golpe de marzo, cuyo resultado actual son un presidente y un primer ministro, ambos civiles, interinos y enfrentados. La situaci¨®n tiene pocos visos de cambio, pese al ultim¨¢tum de la Comunidad de pa¨ªses de ?frica Occidental, el m¨¢s influyente organismo regional, para que se forme un Gobierno representativo y se convoquen elecciones y a su advertencia de que enviar¨¢ tropas para enderezar la situaci¨®n del mis¨¦rrimo pa¨ªs. Semejante intervenci¨®n, sin embargo, que requerir¨ªa un decidido apoyo del Consejo de Seguridad de la ONU, parece muy improbable en las actuales circunstancias de efervescencia en el mundo ¨¢rabe.
El nuevo frente islamista que se consolida en el Sahel utiliza a los rehenes extranjeros como fuente fundamental de financiaci¨®n, cuando no como palanca de exigencias pol¨ªticas inadmisibles, y representa una amenaza global a tener en cuenta, especialmente para los pa¨ªses del sur de Europa. El alarmante vac¨ªo de poder en Mal¨ª, su foco, justifica las medidas del Gobierno espa?ol, pese a las protestas de las ONG implicadas. Se trata de garantizar la seguridad de los cooperantes y evitar que se repitan las pesadillas personales, diplom¨¢ticas y econ¨®micas que acompa?an a los secuestros yihadistas, como puso de manifiesto el de los dos espa?oles y la italiana capturados hace nueve meses, felizmente acabado.
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