Ruman¨ªa, varada
El fallido refer¨¦ndum para destituir al presidente se?ala el descr¨¦dito de la ¨¦lite pol¨ªtica
El presidente rumano, Traian Basescu, ha sobrevivido al refer¨¦ndum sobre su destituci¨®n promovido por el primer ministro V¨ªctor Ponta, ac¨¦rrimo enemigo pol¨ªtico. La participaci¨®n no ha alcanzado el 50% fijado por el Tribunal Constitucional para su validez. Pero ni el resultado de la consulta (la gran mayor¨ªa del 46% que se ha pronunciado lo ha hecho contra el presidente) ni la arrogancia del jefe del Ejecutivo al declarar ayer que Basescu ha perdido su legitimidad y pedir su dimisi¨®n, auguran nada bueno para Ruman¨ªa, paralizada pol¨ªticamente y en riesgo de ver comprometido un vital pr¨¦stamo de 5.000 millones de euros del FMI.
Como antes Hungr¨ªa bajo el derechista Orban, Ruman¨ªa se ha embarcado aceleradamente de la mano del socialdem¨®crata Ponta, llegado al Gobierno en mayo, en una escalada antidemocr¨¢tica en busca del control total del poder que ha alarmado en Bruselas. El fallido refer¨¦ndum del domingo no ha resuelto la grav¨ªsima pugna entre las dos m¨¢ximas instituciones, sino que la traslada, crecida, a las elecciones parlamentarias de noviembre. Su resultado, en contra de la lectura interesada de los antagonistas, refleja ante todo el hartazgo de los rumanos con la ¨¦lite de una clase gobernante de la que desconf¨ªa profundamente y que no responde a las acuciantes necesidades democratizadoras y de reforma econ¨®mica del antiguo pa¨ªs comunista.
El conservador Basescu, reelegido en 2009 por cinco a?os, ha perdido el favor de sus exhaustos compatriotas tras apoyar sin resquicios las dr¨¢sticas recetas a Bucarest de sus prestamistas internacionales. Pero las reglas del juego exigen el veredicto de las urnas, no la directa expulsi¨®n del cargo que Ponta pretende y para cuya consecuci¨®n no ha escatimado medios inadmisibles. El ataque gubernamental a las instituciones incluye presiones y amenazas a jueces, la sustituci¨®n por ac¨®litos de relevantes cargos p¨²blicos (incluidos los presidentes de ambas C¨¢maras), la limitaci¨®n por decreto de las funciones del Tribunal Constitucional o el cambio in extremis de las reglas del refer¨¦ndum presidencial rumano.
Las beligerantes declaraciones de V¨ªctor Ponta ayer no auguran un cambio de actitud, pese a sus promesas en Bruselas. Por eso exigen de la UE una en¨¦rgica llamada a cap¨ªtulo, pese a lo menguado de sus mecanismos de presi¨®n sobre los socios que se apartan de la senda democr¨¢tica.
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