¡°Las personas que yo cre¨ªa mis padres ten¨ªan hijos propios. No eran mezquinos, simplemente eran pobres. No ten¨ªan mucho que ofrecer a nadie, ni siquiera a sus hijos, y no quedaba nada para m¨ª. Ten¨ªa siete a?os, pero me tocaba trabajar en la casa. Lavaba platos, fregaba suelos y hac¨ªa recados. Mi madre apareci¨® al d¨ªa siguiente. Era una mujer muy guapa que nunca sonre¨ªa. La hab¨ªa visto a menudo, pero no sab¨ªa exactamente qui¨¦n era. Cuando le dije 'Hola, mam¨¢', me mir¨®. Nunca me hab¨ªa dado un beso, nunca me hab¨ªa sostenido en sus brazos y apenas me hab¨ªa hablado. Por aquel entonces no sab¨ªa nada de ella, pero a?os m¨¢s tarde me enter¨¦ de bastantes cosas. Cuando ahora pienso en ella, el coraz¨®n me duele el doble de lo que me dol¨ªa cuando era una chiquilla. Me duele por las dos".CORDON PRESS"Hab¨ªa un objeto en el apartamento de mi madre que siempre me fascin¨®. Se trataba de una foto colgada en la pared. No hab¨ªa otras im¨¢genes en las paredes, s¨®lo esta fotograf¨ªa enmarcada. Siempre que iba de visita permanec¨ªa de pie mirando esa foto y conteniendo la respiraci¨®n por miedo a que me ordenara que dejase de mirar. Hab¨ªa descubierto que la gente siempre me ordenaba que dejase de hacer lo que me gustaba. Esa vez me sorprendi¨® mirando la foto, pero no me ri?¨®. Por el contrario, me subi¨® a una silla para que pudiera verla mejor. ¡ªEs tu padre ¡ªme dijo. Sent¨ª tal emoci¨®n que casi me ca¨ª de la silla. Tener un padre, poder mirar su retrato y saber que yo le pertenec¨ªa era una sensaci¨®n deliciosa. ?Qu¨¦ maravillosa fotograf¨ªa! [¡] Fue mi primer momento de felicidad: encontrar la fotograf¨ªa de mi padre. Siempre que recordaba c¨®mo sonre¨ªa y la manera como se ladeaba su sombrero sent¨ªa cari?o y no me sent¨ªa sola. Un a?o despu¨¦s de ver aquel retrato empec¨¦ a reunir un ¨¢lbum de recortes y puse en ¨¦l una foto de Clark Gable porque se parec¨ªa a mi padre, especialmente en la manera de llevar el sombrero y en el bigote".CORDON PRESS"Mi madre encontr¨® otra pareja para que se ocupara de m¨ª. Eran ingleses y necesitaban los cinco d¨®lares semanales que iban conmigo. Adem¨¢s, yo era muy alta para mi edad y pod¨ªa trabajar mucho. Un d¨ªa nos visit¨® mi madre. Estaba en la cocina lavando platos. Permaneci¨® de pie mir¨¢ndome sin hablar. Cuando me volv¨ª, observ¨¦ l¨¢grimas en sus ojos y me sorprendi¨®. ¡ªVoy a construir una casa para las dos ¡ªdijo¡ª. Estar¨¢ pintada de blanco y tendr¨¢ un patio detr¨¢s. Luego se fue. Era cierto. Mi madre se las arregl¨® para conseguirlo, ahorr¨® y pidi¨® un pr¨¦stamo. Construy¨® una casa. La pareja de ingleses y yo fuimos a verla. Era peque?a y estaba vac¨ªa, pero era hermosa y estaba pintada de blanco. Nos mudamos los cuatro".Norma Jeane junto a su madre, Gladys Baker, en 1929 (Silver Screen Collection / Hulton Archive) (GETTY)"M¨¢s adelante descubr¨ª qu¨¦ era el sexo sin hacer ninguna pregunta. Casi ten¨ªa nueve a?os y viv¨ªa con una familia que alquilaba una habitaci¨®n a un tipo llamado Kimmel. Era un hombre de aspecto serio: todos lo respetaban y lo llamaban se?or Kimmel. Pasaba un d¨ªa por delante de su cuarto cuando se abri¨® la puerta y me dijo con tranquilidad: ¡ªPasa, Norma, por favor. Cre¨ªa que iba a pedirme alg¨²n encargo. ¡ª?D¨®nde quiere que vaya, se?or Kimmel? ¡ªpregunt¨¦. ¡ªA ning¨²n sitio ¡ªdijo cerrando la puerta; me sonri¨® y ech¨® la llave¡ª. Ahora no puedes salir ¡ªa?adi¨® como si estuvi¨¦ramos jugando".Marilyn en 1933, en una granja. (Silver Screen Collection / Hulton Archive) (GETTY)"Finalmente decid¨ª que los chicos me persegu¨ªan porque era hu¨¦rfana y no ten¨ªa padres que me protegieran o los ahuyentaran. Esta idea hizo que me volviera m¨¢s fr¨ªa con la cola de admiradores. Pero ni la frialdad ni el desd¨¦n ni el 'vete de aqu¨ª', el 'no me molestes', el 'no tengo la m¨¢s m¨ªnima intenci¨®n de besarte con los labios abiertos', ninguna de mis actitudes glaciales cambiaron el panorama. Los muchachos siguieron acos¨¢ndome como si fuera un vampiro con una rosa entre los dientes. Las chicas eran otro problema, pero un problema que pod¨ªa comprender. Con los a?os sent¨ªan cada vez m¨¢s aversi¨®n hacia m¨ª. Ya no me acusaban de robar peines, centavos o collares, ahora me acusaban de robar hombres. T¨ªa Grace propuso una soluci¨®n para mis penas: ¡ªDeber¨ªas casarte ¡ªme dijo. Me cas¨¦ con Jim Dougherty. Fue como retirarse a un zool¨®gico. El primer efecto que tuvo el matrimonio sobre mi persona fue el de aumentar mi desinter¨¦s por el sexo. Mi marido no se preocupaba o no se daba cuenta. Ambos ¨¦ramos demasiado j¨®venes para discutir abiertamente un tema tan embarazoso. De hecho, nuestro matrimonio fue una especie de amistad con privilegios sexuales. M¨¢s tarde descubr¨ª que los matrimonios suelen ser eso, y que los maridos tienden a ser buenos amantes s¨®lo cuando enga?an a sus esposas. [¡] Lo m¨¢s importante que consegu¨ª con mi matrimonio fue acabar para siempre con mi condici¨®n de hu¨¦rfana. Estoy agradecida a Jim por ello. Fue el palad¨ªn que me salv¨® de la falda azul y la blusa blanca".James Dougherty y Marilyn Monroe el d¨ªa de su boda, en 1942 en Los Angeles (Michels Ochs Archive) (GETTY)"El mismo instinto que conduce a un pato hasta el agua me llev¨® a los estudios fotogr¨¢ficos. Consegu¨ª trabajo posando para anuncios y folletos publicitarios. El problema m¨¢s serio era que tambi¨¦n los fot¨®grafos buscaban trabajo. Encontrar un fot¨®grafo que me quisiera como modelo resultaba f¨¢cil, lo dif¨ªcil era encontrar uno que me pagara con algo m¨¢s que promesas. Pero consegu¨ª el dinero suficiente para pagar el alquiler y una comida al d¨ªa, aunque ¨¦sta en ocasiones era m¨¢s bien escasa. Pero no importaba. Cuando eres joven y est¨¢s sana, un poco de hambre se puede soportar. Lo insoportable era estar sola. Cuando eres joven y est¨¢s sana, la soledad puede parecer m¨¢s grave de lo que es. Cuando contemplaba la noche de Hollywood pensaba: 'Debe de haber miles de muchachas tan solas como yo que sue?an con convertirse en estrellas de cine. Pero no voy a preocuparme por ellas. Yo sue?o m¨¢s que nadie'. No hay que saber algo para so?ar mucho. No sab¨ªa nada de interpretaci¨®n. Nunca hab¨ªa le¨ªdo un libro sobre el tema ni hab¨ªa intentado hacerlo ni lo hab¨ªa comentado con nadie. Me avergonzaba contarles mi sue?o a las pocas personas que conoc¨ªa. Les dec¨ªa que esperaba ganarme la vida como modelo. Me dirig¨ª a todas las agencias de modelos y encontr¨¦ algunos trabajos. Cuando recuerdo aquel Hollywood desesperado, embustero y pedig¨¹e?o que conoc¨ª hace tan s¨®lo unos a?os, me entra un poco de nostalgia. Era un lugar m¨¢s humano que el para¨ªso primero so?ado y luego encontrado. La gente que lo poblaba, los impostores y los fracasados, resultaban m¨¢s llamativos que los hombres ilustres y los artistas famosos a quienes conocer¨ªa muy pronto. Incluso los sinverg¨¹enzas que me enga?aban y me tend¨ªan trampas, me parecen personajes agradables y tiernos. Entre ellos estaba Harry, el fot¨®grafo, que me fotografiaba cuando ten¨ªa dinero para comprar los carretes de su c¨¢mara".Marilyn en un retrato de 1947 (Michal Ochs Archive)"¡ªVi tu fotograf¨ªa el otro d¨ªa ¡ªdijo. ¡ª?De qu¨¦ pel¨ªcula era? ¡ªpregunt¨¦. ¡ªNo era una pel¨ªcula ¡ªrespondi¨®¡ª. Era una fotograf¨ªa tuya en la p¨¢gina de deportes. Record¨¦ la fotograf¨ªa. El estudio me hab¨ªa mandado en una gira publicitaria a Pasadena donde cierto equipo de Chicago llamado The Sox se estaba entrenando para estar preparados para la sesi¨®n de b¨¦isbol del Este. Llevaba unos pantalones bastante cortos y un sujetador y los jugadores me subieron por turno en sus hombros y jugaron a cargar conmigo en sus espaldas mientras los del departamento de publicidad tomaban fotograf¨ªas. ¡ªImagino que te habr¨¢n hecho fotograf¨ªas en giras publicitarias un mont¨®n de veces ¡ªle dije. ¡ªNo exactamente ¡ªrespondi¨® DiMaggio¡ª. La mejor fotograf¨ªa que me han hecho en la vida ha sido con Ethel Barrymore o con el general MacArthur. T¨² eres m¨¢s guapa. La afirmaci¨®n me hizo un efecto extra?o. Hab¨ªa le¨ªdo hojas y hojas acerca de mi buen aspecto y docenas de hombres me hab¨ªan dicho que era bella. Sin embargo, era la primera vez que mi coraz¨®n hab¨ªa dado un brinco al o¨ªrlo. Sab¨ªa lo que esto significaba y empec¨¦ a tontear. Empezaba algo entre DiMaggio y yo. Siempre era bonito cuando algo empezaba, siempre era excitante. Pero siempre acababa siendo aburrido. Empec¨¦ a sentirme tonta conduciendo por Beverly Hills como un gato que merodeara".Joe Dimaggio y Marilyn Monroe el d¨ªa de su boda en 1954 (CORDON PRESS)"La virtud de una chica es mucho menos importante en Hollywood que su peinado. Se te juzga por tu aspecto, no por lo que eres. Hollywood es un lugar donde te pagan mil d¨®lares por un beso y cincuenta centavos por tu alma. Lo s¨¦ porque rechac¨¦ la primera oferta bastante a menudo y cobr¨¦ siempre los cincuenta centavos". "¡ªQuerida se?orita ¡ªdijo¡ª. Venga y si¨¦ntese a mi lado. Era una voz encantadora, algo acolchada por el alcohol, pero muy distinguida. Me volv¨ª y vi a un hombre sentado en la escalinata. Ten¨ªa una copa en la mano. Su cara no era menos sard¨®nica que su voz. ¡ª?Se refiere a m¨ª? ¡ªle pregunt¨¦. ¡ªS¨ª ¡ªdijo¡ª. Perdone que no me ponga de pie. Me llamo George Sanders. ¡ª?C¨®mo est¨¢ usted? ¡ªle pregunt¨¦. ¡ªImagino que tambi¨¦n usted tiene un nombre ¡ªdijo frunciendo el ce?o. ¡ªSoy Marilyn Monroe ¡ªle dije. ¡ªMe perdonar¨¢ por no haber o¨ªdo su nombre antes ¡ªdijo Sanders¡ª. Si¨¦ntese... a mi lado. ?Puedo tener el honor de pedirle que se case conmigo? ¡ªa?adi¨® con solemnidad¡ª. El nombre, por si se le ha olvidado, es Sanders. Le sonre¨ª y no respond¨ª. ¡ªNaturalmente tiene ciertos reparos en casarse con alguien que es no s¨®lo un extra?o sino tambi¨¦n un actor ¡ªdijo¡ª. Puedo comprender sus dudas... sobre todo considerando lo segundo. Un actor no es exactamente un ser humano... pero en el fondo, ?qui¨¦n lo es? De pronto, la cara atractiva y mordaz de Sanders me miraba fijamente".CORDON PRESS"Nunca he podido sentirme atra¨ªda por un hombre que tuviera una dentadura perfecta. Un hombre con dientes perfectos siempre me ha hecho sentir extra?a. No s¨¦ a qu¨¦ se debe, pero tiene cierta relaci¨®n con los hombres que he conocido y ten¨ªan dientes perfectos. No eran tan perfectos en todo lo dem¨¢s. Hay otro tipo de hombre que nunca me ha gustado: el tipo al que le asusta ofenderte. Siempre acaban ofendi¨¦ndote de una manera peor que cualquier otro. Prefiero que un hombre sea un lobo y, si ha decidido insinuarse conmigo, que lo haga y acabe con ello". "El mayor inconveniente en el trato con hombres es que son demasiado parlanchines. No me refiero a intelectuales, que tienen muchas ideas e informaci¨®n acerca de la vida. Siempre resulta delicioso o¨ªr a estos hombres porque no fanfarronean. Los hombres que hablan por los codos y me aburren son los que hablan de su propia persona. Algunas veces se limitan a fanfarronear abierta e ininterrumpidamente. Se pasan una hora cont¨¢ndote lo muy ingeniosos que son y lo muy est¨²pida que es la gente que los rodea".Marilyn Monroe and Arthur Miller en Connecticut. (CORDON PRESS)"Pero no todo era completamente negro... a¨²n no. En realidad nunca lo es. Cuando eres joven y gozas de buena salud, el lunes puedes planear suicidarte y estar riendo de nuevo el mi¨¦rcoles. Despu¨¦s de unos cuantos d¨ªas sinti¨¦ndome una desgraciada pensando que era un fracaso, algo ven¨ªa nuevamente a mi coraz¨®n. No pod¨ªa decirlo en voz alta, pero eran como voces que me estuvieran hablando: ?Lev¨¢ntate, a¨²n no has empezado, eres distinta, algo maravilloso te suceder¨¢?. Y en verdad suced¨ªan cosas maravillosas en el fondo del mar... a peque?a escala".La actriz hablando con los hermanos Robert F. y John F. Kennedy en una fiesta, despues de que ella cantara la cancion de 'Happy Birthday' a JFK (1962). (CORDON PRESS (CECIL STOUGHTON))"Tengo muchos h¨¢bitos sociales malos. La gente siempre me est¨¢ dando lecciones a este prop¨®sito. Invariablemente llego tarde a las citas, en ocasiones con un retraso de dos horas. He intentado cambiar mi manera de ser, pero lo que me hace llegar tarde es algo fuerte... y demasiado agradable. Cuando debo ir a cenar a alguna parte a las ocho, me quedo tendida en la ba?era durante una hora o m¨¢s. Llegan las ocho y todav¨ªa sigo en la ba?era. Voy echando perfumes en el agua y dejando que se vac¨ªe el agua y llenando de nuevo la ba?era con agua limpia. Olvido que son las ocho y mi cita para cenar. Sigo pensando y sinti¨¦ndome muy lejos. A veces conozco la verdad de lo que estoy haciendo. No es Marilyn Monroe la que est¨¢ en la ba?era sino Norma Jeane. Estoy d¨¢ndole gusto a Norma Jeane. Sol¨ªa tener que ba?arse en el agua que hab¨ªan utilizado seis u ocho personas. Ahora puede ba?arse en agua tan limpia y transparente como el cristal. Y parece que Norma no tenga nunca suficiente agua limpia que huele a verdadera colonia".Fotograma de 'Vidas rebeldes', su ¨²ltima pel¨ªcula de 1962.