La batalla por Alepo

Los combates por el control de Alepo, la ciudad m¨¢s poblada de Siria, en los que Bachar el Asad utiliza artiller¨ªa, tanques y aviones contra la poblaci¨®n, multiplican la tragedia del pa¨ªs ¨¢rabe. A medida que la guerra civil se generaliza e intensifica, crecen las atrocidades y se ahonda la cat¨¢strofe civil, con centenares de miles de huidos y decenas de miles al borde del hambre, seg¨²n advierte Naciones Unidas.

M¨¢s de una semana despu¨¦s de que el r¨¦gimen sirio lanzara todo lo que tiene contra la ciudad norte?a de dos millones y medio de almas, la batalla por Alepo no tiene un desenlace concluyente. Los rebeldes mantienen sus posiciones y hay cientos de muertos y heridos. El Asad, cada vez menos arrogante, considera Alepo crucial porque su p¨¦rdida representar¨ªa un golpe estrat¨¦gico y psicol¨®gico irreversible.

Las dimensiones de la guerra civil siria y su insoportable asimetr¨ªa hacen inaplazable una intervenci¨®n exterior que vaya m¨¢s all¨¢ del env¨ªo de armas a los rebeldes por Turqu¨ªa y Catar o de la ayuda menor de la CIA autorizada por un ambiguo Obama. Como toda fuerza de origen popular, los insurgentes sirios, pese a su arrojo, carecen del armamento y la disciplina necesarios para derrotar a un Ej¨¦rcito pertrechado y con licencia para aniquilar a sus compatriotas. La par¨¢lisis occidental, alimentada por los riesgos a corto plazo, ha acentuado las dimensiones del horror. Estados Unidos en particular, tras casi un a?o de est¨¦riles iniciativas diplom¨¢ticas, certificadas ayer con la renuncia de Kofi Annan, debe ponerse al frente de ese esfuerzo y establecer una cooperaci¨®n formal con el Ej¨¦rcito Libre de Siria.

Una revuelta popular se est¨¢ convirtiendo r¨¢pidamente en guerra sectaria. Con o sin desenlace claro en Alepo, su prolongaci¨®n implica enormes riesgos en t¨¦rminos de contagio, inestabilidad regional y protagonismo creciente del yihadismo. Permitirlo es hipotecar grav¨ªsimamente la Siria que debe emerger tras la ca¨ªda del tirano.