Llega la hora del Pinochet africano
El sanguinario dictador chadiano Hiss¨¨ne Habr¨¦, bajo cuyo mandato, entre 1982 y 1990, fueron asesinadas unas 40.000 personas y torturadas de manera cruel otras 200.000, vive desde hace 21 a?os en Dakar, la capital de Senegal, sin demasiados sobresaltos. Hasta ahora, los intentos de que fuera llevado ante la Justicia por parte de las asociaciones de v¨ªctimas y de las organizaciones de Derechos Humanos hab¨ªan sido en balde porque tropezaban, una y otra vez, con el muro de protecci¨®n que el presidente senegal¨¦s Abdoulaye Wade hab¨ªa construido en torno a Habr¨¦. La ca¨ªda de Wade, sin embargo, ha cambiado el escenario y todo apunta a que el dictador chadiano, a punto de cumplir los 70, ser¨¢ juzgado en Senegal este mismo a?o.
Hiss¨¨ne Habr¨¦ naci¨® en 1942 cuando el Chad era a¨²n colonia francesa. Tras su participaci¨®n en varios grupos guerrilleros y haber alcanzado el puesto de ministro de Defensa, Habr¨¦ se a¨²pa a la Presidencia de su pa¨ªs en 1982 tras liderar un golpe de estado que cont¨® con el apoyo franc¨¦s y estadounidense. Por aquel entonces, Libia hab¨ªa ocupado militarmente el norte de Chad y las potencias occidentales tem¨ªan al expansionismo del coronel Gadafi. Por eso decidieron apoyar a este miembro de la etnia tubu que pretend¨ªa expulsar a los libios del suelo chadiano.
Sin embargo, Habr¨¦ no s¨®lo se emple¨® a fondo contra el Ej¨¦rcito libio, al que acab¨® por echar de Chad en 1987, sino que destin¨® buena parte de sus energ¨ªas en una brutal campa?a contra sus opositores y miembros de otras etnias del pa¨ªs. Organizaciones internacionales como Amnist¨ªa Internacional y Human Rights Watch aseguran que durante sus ocho a?os de mandato (en 1990 fue derrocado por un golpe de estado tras perder el apoyo occidental) el r¨¦gimen asesin¨® a unas 40.000 personas y tortur¨® salvajemente a otras 200.000.
La represi¨®n que alcanz¨® a todos los rincones de Chad era dirigida por la polic¨ªa pol¨ªtica de Habr¨¦, la temida Direcci¨®n de Documentaci¨®n y Seguridad, conocida como la DDS, que se hizo tristemente famosa por su crueldad. Numerosas pruebas y testimonios de lo ocurrido en Chad durante esos a?os se pueden ver en el documental El cazador de dictadores en el que se reconstruyen muchos episodios de torturas y asesinatos a trav¨¦s de la investigaci¨®n que ha llevado a cabo el popular abogado Reed Brody para la ONG Human Rights Watch.
En dicho documental se habla del centro de reclusi¨®n de La Piscine. Como su propio nombre indica se trata de una antigua piscina de la ¨¦poca de los franceses cuyo vaso fue techado con hormig¨®n. Debajo, la DDS construy¨® angostas celdas de 3x2 en las que se hacinaban hasta treinta prisioneros sin apenas agua, comida y con solo una min¨²scula ventana al exterior. El calor en estas celdas era tan grande, con el sol de Djamena castigando con dureza en el hormig¨®n, que muchos presos mor¨ªan en cuatro o cinco d¨ªas literalmente asfixiados. En muchas ocasiones, los cad¨¢veres permanec¨ªan varios d¨ªas hasta que eran retirados y los otros prisioneros ten¨ªan que dormir encima de los muertos.
Uno de los m¨¦todos de tortura m¨¢s empleados en Chad en aquellos a?os era el arbatachar, mediante el cual se atan los brazos y las piernas de las v¨ªctimas por detr¨¢s del cuerpo y se les obliga a permanecer en esta forzada, inc¨®moda y doloros¨ªsima posici¨®n durante d¨ªas. Las consecuencias m¨¢s frecuentes eran la p¨¦rdida de circulaci¨®n sangu¨ªnea, par¨¢lisis, heridas abiertas por las ligaduras y gangrena. El uso de corriente el¨¦ctrica, ahogamientos y otras t¨¦cnicas de tortura tambi¨¦n ha sido documentado por HRW, que por todo ello ha bautizado a Hiss¨¨ne Habr¨¦ como el Pinochet africano.
Tras ser derrocado con la ayuda de los servicios secretos franceses por el que fuera su jefe de estado mayor, el actual presidente chadiano Idriss D¨¦by, el dictador Habr¨¦ huy¨® a Camer¨²n y se exili¨®, poco despu¨¦s, en Senegal. A partir de entonces las asociaciones de v¨ªctimas y los organismos internacionales de Derechos Humanos comenzaron una campa?a para llevar a Habr¨¦ ante la Justicia, iniciativa que dio sus primeros frutos diez a?os despu¨¦s, en el 2000, cuando un juez senegal¨¦s, Demba Kandji, admiti¨® a tr¨¢mite la acusaci¨®n por torturas y puso a Habr¨¦ en arresto domiciliario. Sin embargo, la alegr¨ªa dur¨® poco a las v¨ªctimas porque, semanas despu¨¦s, la Corte de Apelaci¨®n senegalesa declar¨® que la Justicia de este pa¨ªs no era competente para perseguir estos cr¨ªmenes que no hab¨ªan sido cometidos en Senegal.
Las v¨ªctimas cambian entonces de estrategia y consiguen, un a?o despu¨¦s, que un juez belga abra un procedimiento contra Habr¨¦ por cr¨ªmenes contra la Humanidad, cr¨ªmenes de guerra y actos de tortura. En 2005, tras numerosas investigaciones y recabar cientos de testimonios, este juez dicta una orden de arresto internacional contra el viejo dictador. Senegal, ahora s¨ª, se ve obligado a reaccionar, pero su respuesta es tibia. Detienen a Habr¨¦ y elevan una consulta a la Uni¨®n Africana. El 2 de julio de 2006 el organismo panafricano da su respuesta: Senegal debe juzgar al criminal ¡°en nombre de toda ?frica¡±.
V¨ªctimas del dictador chadiano en 2005 en Djamena / HRW
En un principio, el presidente senegal¨¦s, Abdoulaye Wade, parece aceptar el reto e inicia una serie de modificaciones en la legislaci¨®n senegalesa para poder juzgar al ex presidente chadiano. Se crea una comisi¨®n de pa¨ªses e instituciones donantes para financiar el proceso, entre las que se encuentran la propia UA, Chad, B¨¦lgica, Holanda, la UE, etc, que llegaron a comprometer 8,5 millones de euros. Pero, en realidad, Wade, quien hab¨ªa pedido 27 millones para juzgar a Habr¨¦, 8 de los cuales ir¨ªan para reformar el Palacio de Justicia de Dakar, segu¨ªa mostrando resistencias y dando largas al comienzo del juicio.
Una vez m¨¢s, el viejo Wade dec¨ªa una cosa y hac¨ªa otra. En diciembre de 2010 asegur¨® que ¡°no es posible que un gran continente como ?frica no pueda encontrar un pa¨ªs para juzgar a un africano¡± y s¨®lo un mes despu¨¦s volvi¨® a remitir el caso a la Uni¨®n Africana, insistiendo en que Senegal no era competente para juzgarle y bas¨¢ndose en un informe del Tribunal de la Cedeao. La UA exigi¨® entonces su extradici¨®n a B¨¦lgica, pero Senegal sigui¨® mareando la perdiz. Mientras tanto, el sanguinario dictador ha seguido ¡°bajo arresto domiciliario¡± en una lujosa mansi¨®n de uno de los barrios m¨¢s chic de Dakar.
Sin embargo, cuando a finales de marzo pasado el candidato Macky Sall derrotaba en las urnas a Abdoulaye Wade en la disputa que ambos manten¨ªan por la Presidencia de Senegal, el viejo Habr¨¦ debi¨® revolverse, inquieto, en su c¨®modo sill¨®n. Niangan Sall, el riguroso Sall, como se conoce al actual presidente, llegaba como un hurac¨¢n anunciando profundas reformas pol¨ªticas y auditor¨ªas econ¨®micas y judiciales para saber hasta d¨®nde hab¨ªa llegado el r¨¦gimen de Wade. Y el proceso Hiss¨¨ne Habr¨¦ no se iba a quedar fuera de los vientos de cambio.
El 20 de julio pasado, el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya volvi¨® a pronunciarse. ¡°Habr¨¦ debe ser juzgado sin demora¡±. Y el Gobierno senegal¨¦s, ahora s¨ª, respondi¨® de manera inmediata: ¡°Ser¨¢ juzgado en Senegal antes de que acabe 2012¡±. Detr¨¢s de esta respuesta contundente est¨¢, sin duda, la mano de Macky Sall, pero tambi¨¦n y sobre todo la de la nueva ministra de Justicia senegalesa, la implacable Aminata Tour¨¦, 49 a?os, economista, estrecha colaboradora del nuevo presidente senegal¨¦s, del que fuera su jefa de gabinete, activa militante por los Derechos Humanos y la persona que m¨¢s ha impulsado las investigaciones en curso que se ciernen sobre el r¨¦gimen de Wade y que han llevado ante la Justicia al mism¨ªsimo hijo del presidente y hasta hace unos meses intocable superministro Karim Wade.
Por fin todo est¨¢ listo para que Habr¨¦ se vea las caras con la Justicia. Y por si fueran pocas se?ales, la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, anunci¨® el pasado fin de semana en Dakar durante el comienzo de una visita por varios pa¨ªses africanos, que Estados Unidos aportaba un mill¨®n de d¨®lares para este juicio. Las v¨ªctimas chadianas ven, al fin, una luz al final del t¨²nel con el que ser¨¢, sin duda, uno de los juicios m¨¢s importantes que se hayan celebrado nunca en suelo africano.
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