Carla, la estatua de la pol¨¦mica
Una escultura de la exprimera dama de obrera adorna un pueblo franc¨¦s La escultura ser¨¢ inaugurada en septiembre, aunque sin la presencia de su modelo.
Mientras que los analistas debaten ya sobre lo que la historia recordar¨¢ del sarkosismo en Francia, al menos est¨¢ claro lo que la exprimera dama Carla Bruni dejar¨¢ a la posterioridad: una estatua con su rostro. Se trata de un homenaje a las trabajadoras italianas que emigraron a finales del siglo XIX a Nogent-sur-Marne, en las afueras de Par¨ªs, donde hace unas semanas fue instalada la obra. La iniciativa fue impulsada por el ayuntamiento conservador de la localidad en pleno periodo electoral, cuando Nicolas Sarkozy se presentaba a la reelecci¨®n, que perdi¨® ante el socialista Fran?ois Hollande. La idea provoc¨® la ira de la oposici¨®n, para quienes la cantante italiana de familia aristocr¨¢tica dif¨ªcilmente puede representar a las obreras homenajeadas. Finalmente, la escultura ser¨¢ inaugurada discretamente en septiembre, aunque sin la presencia de su modelo.
El imponente monumento de bronce, de dos metros y medio de altura, fue bautizado como La Valnurese (La dama del Val Nure) y evoca a las mujeres originarias de este valle de Emilia Romagna que emigraron a partir de 1860 a la ciudad, muchas de ellas para trabajar como plumajeras, acompa?ando a sus maridos empleados normalmente en el sector de la construcci¨®n. Inicialmente prevista para adornar una parte semip¨²blica de una residencia en construcci¨®n conocida como Peque?a Italia, la estatua finalmente ha sido desplazada a una zona privada de los jardines, donde se encuentra ya desde finales de julio.
La idea provoc¨® la ira de la oposici¨®n, para quienes la cantante italiana de familia aristocr¨¢tica dif¨ªcilmente puede representar a las obreras homenajeadas
La decisi¨®n de elegir a la entonces primera dama, anunciada en febrero y que no hab¨ªa sido validada por el consejo municipal, hab¨ªa puesto en pie de guerra a la oposici¨®n municipal. Ni los or¨ªgenes aristocr¨¢ticos de Bruni, natural de Tur¨ªn, ni el tren de vida de la pareja presidencial en El El¨ªseo, denunciada por un estudio parlamentario como ¡°mon¨¢rquico¡±, parec¨ªan efectivamente casar bien con el prop¨®sito del homenaje. ¡°Es triste para las mujeres que han hecho este trabajo¡±, reaccion¨® entonces el diputado socialista, William Geib. ¡°Carla Bruni debe haber visto m¨¢s plumas en las avestruces y en los desfiles de moda que en las f¨¢bricas¡±, a?adi¨®.
El alcalde de Nogent-sur-Marne, el conservador y amigo de Nicolas Sarkozy, Jacques Martin, explic¨® entonces que pens¨® en la exmodelo porque era ¡°la m¨¢s italiana de las mujeres francesas¡± y a?adi¨® que ¡°no se puede negar que tiene un rostro bonito¡±. Para el pol¨ªtico, se trataba de una pol¨¦mica est¨¦ril, propia del periodo electoral, dado que las presidenciales que se celebrar¨ªan en mayo. Por su parte, la artista autora del bronce, Elisabeth Cibot, declar¨® al diario Le Parisien: ¡°No es una estatua de Carla Bruni, aunque es cierto que lleva su rostro, lo cual le da a la escultura una contemporaneidad¡±.
No se sabe si cedi¨® a la presi¨®n de la oposici¨®n o si la derrota de Sarkozy en v¨ªsperas de la inauguraci¨®n inicialmente prevista para mayo le hizo cambiar de opini¨®n, pero el alcalde finalmente dio marcha atr¨¢s a parte de su proyecto. En concreto, al cambiar la ubicaci¨®n de la estatua y relegarla a un jard¨ªn privado de la residencia, el ayuntamiento renunci¨® a cofinanciar el monumento, cuyo coste de 82.000 euros ha sido finalmente asumido en su totalidad por la constructora Cogedim.
Pero la escultura sigue dando que hablar. Al ser instalada, el 31 de julio, fue desvelada a los medios durante unos momentos, antes de ser cubierta de nuevo a la espera de su inauguraci¨®n oficial a finales de septiembre. Algunos prefieren ironizar sobre la pol¨¦mica, como un lector de Le Monde, Eric P¨¦rez, que en una carta al director publicada esta semana propone curiosas utilidades: ¡°El sector tur¨ªstico podr¨ªa aprovecharse y organizar una visita al monumento como s¨ªmbolo de la estupidez en versi¨®n francesa¡±, escribe. ¡°Y los sarkosistas sin consuelo podr¨ªan utilizarla como lugar de culto a la gloria de su h¨¦roe desaparecido¡±.
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