Hasta siempre Sancho
Era all¨¢ por el principio del nuevo milenio. Una casa ba?ada por el mar en la afueras de La Habana. El festival de cine estaba en su apogeo, y en aquel lugar se mezclaba far¨¢ndula, funcionariado y algunos diletantes de la vida cultural cubana. La pol¨ªtica como siempre lo revolv¨ªa todo, pero conversando con Federico Luppi y Jorge Perugorria el futuro parec¨ªa leve. En medio de aquel atardecer amable surgi¨® Curro Jim¨¦nez. No estaba su caballo pero se le present¨ªa cerca. Aquella tarde Curro-Sancho se re¨ªa de su c¨¢ncer y segu¨ªa, como siempre lo recordar¨¦, bebi¨¦ndose la vida a borbotones. Quer¨ªa a todos y todos le quer¨ªan y con aquella sonrisa de bandido bondadoso paseaba su carisma natural que hoy recuerdo con melancol¨ªa. Curro con un trabuco en el muslo y una sonrisa desfachatada y c¨®mplice va cabalgando hacia donde no se sabe.¡ª Jos¨¦ Mar¨ªa Rodr¨ªguez Coso. Diplom¨¢tico.
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