Josep Font contra Josep Font
El dise?ador catal¨¢n llev¨® a su socia capitalista, Carmen Ayats, a los tribunales ?l perdi¨® la posibilidad de dise?ar con su nombre y ella se qued¨® la marca Una ¨¢spera batalla que precede a su estreno como sucesor de Jes¨²s del Pozo
Amenaza tormenta en las pasarelas espa?olas. El estreno del dise?ador Josep Font en la Mercedes-Benz Fashion Week de Madrid (MBFW), que arranca el 30 de agosto con el desfile de su primera colecci¨®n como director creativo de Delpozo, puede ser el pistoletazo de salida de una nueva batalla en la guerra no resuelta que libra con su antigua empresa.
En los a?os cruciales de su carrera, Josep Font (Santa Perp¨¨tua de Mogoda, Barcelona, 1964) cont¨® con el apoyo y la financiaci¨®n de una abogada catalana de prestigio, Carmen Ayats, de 59 a?os, que en 1992, tentada por la aventura de la moda, invirti¨® sus ahorros en la empresa creada un a?o antes por el dise?ador y un par de amigos, Gabriela, SL, y termin¨® convirti¨¦ndose en la accionista principal. Tras 18 a?os de estrecha colaboraci¨®n laboral, en mayo de 2010 se produjo la ruptura. Un divorcio especialmente amargo porque se dirimi¨® en los tribunales, a los que recurri¨® Font despu¨¦s de que la crisis econ¨®mica golpeara la empresa, diezmara la facturaci¨®n y redujera sus ingresos a la mitad.
Entre agosto de 2009 y diciembre de 2011 se desarroll¨®, lejos de la escena p¨²blica, el primer acto de un drama laboral y personal que ha deshecho el binomio Font-Ayats. Un drama tan secreto que Cuca Solana, directora de la MBFW de Madrid y una de las personas que mejor conocen los intr¨ªngulis de la moda espa?ola, asegura ignorar por completo. ¡°Font es un genio, estoy encantada de que haya sido contratado para suceder a Jes¨²s del Pozo. Espero que la ruptura con su antigua empresa no tenga consecuencias graves¡±, cuenta desde su retiro de Nerja.
Pero s¨ª las ha tenido, para ambos. Carmen Ayats gan¨® las demandas planteadas por Font, y es la due?a de la firma Josep Font, pero vivi¨® un largo y costoso drama, tuvo que encontrar sustituto al dise?ador de la noche a la ma?ana, y se vio se?alada con el dedo por un amplio sector de seguidores del modisto como la enemiga a batir. Font perdi¨® el juicio en el que denunciaba ser un mero asalariado en Gabriela, SL, al que hab¨ªan rebajado unilateralmente el sueldo, y tambi¨¦n el recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a, aunque consigui¨® de facto la extinci¨®n de su relaci¨®n laboral con la firma, uno de los objetivos de su demanda.
¡°La situaci¨®n es triste. Font puede dise?ar lo que quiera, pero sin utilizar su nombre, y eso es duro, y Carmen Ayats se ha quedado con el nombre de la firma, pero sin el dise?ador¡±, resume el soci¨®logo y periodista especializado en moda Pedro Mansilla. Algo similar opina un dise?ador de larga y exitosa trayectoria como Modesto Lomba, responsable de Devota y Lomba y presidente de la Asociaci¨®n de Creadores de Moda de Espa?a, que a?ade: ¡°El problema no lo tiene el creador, sino quien debe dirigir una gran marca sin una direcci¨®n clara. En Espa?a hay casos de enorme ¨¦xito en la gesti¨®n de terceros; por ejemplo, los hermanos Dom¨ªnguez, que se ocupan de la marca Purificaci¨®n Garc¨ªa, o la de Pedro del Hierro, desarrollada espl¨¦ndidamente por Cortefiel, que acaba de contratar como directora creativa a Carmen March¡±.
Lo cierto es que Josep Font no ha tardado en encontrar empleo. En marzo pasado, Perfumes y Dise?o, la empresa propietaria de Delpozo, le fich¨® para sustituir al maestro, fallecido en agosto de 2011, Jes¨²s del Pozo. Una decisi¨®n que ha llevado a Ayats a reclamar da?os y perjuicios a su exsocio. ¡°Calculo que la indemnizaci¨®n que me corresponde rondar¨¢ los cinco millones de euros¡±, dice la empresaria. Su abogado, Luis Tejedor, prepara la demanda bas¨¢ndose en una cl¨¢usula del contrato, firmado por Font con Gabriela, SL, en 2001, que proteg¨ªa a la empresaria en caso de incumplimiento del acuerdo por parte del dise?ador. El contrato se prorrog¨® en 2006 hasta 2020, por lo que Tejedor se dispone adem¨¢s a denunciar a Perfumes y Dise?o por competencia desleal.
¡°La situaci¨®n es triste. Font puede dise?ar lo que quiera, pero sin utilizar su nombre, y Carmen Ayats se ha quedado con la firma, pero sin el dise?ador¡±, resume el experto en moda Pedro Mansilla
Josep Font no ha querido hablar del tema con EL PA?S. En un reciente reportaje publicado en la revista Vogue se alude a que en 2009 ¡°fue apartado de la firma que a¨²n lleva su nombre¡±. Nada m¨¢s. ?No tiene ¨¦l nada que a?adir? ¡°Es un hombre de perfil bajo, no le gusta salir en los medios¡±, excusa Paco Caro, director de Equipo Singular, la firma que lleva la comunicaci¨®n y las relaciones p¨²blicas de Font. ¡°La relaci¨®n se rompi¨® por diferencias profesionales. De todos modos, ya ha pasado p¨¢gina. No hay juicio pendiente, y si se planteara, ya lo abordar¨ªamos. No vamos a hablar de temas legales. Josep est¨¢ iniciando una nueva etapa¡±.
Sea como fuere, los pormenores del caso pueden encontrarse en los archivos del Juzgado de lo Social n¨²mero 22 de Barcelona, donde se celebr¨® el juicio por la demanda de Font contra su empresa y el Fondo de Garant¨ªa Salarial. Juicio en el que el magistrado Ignacio de Torres Guajardo dict¨® sentencia, en octubre de 2010, contraria a la demanda del dise?ador. Font recurri¨® al Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a, que en diciembre del a?o pasado ratific¨® la decisi¨®n de Torres Guajardo. Una pelea laboral m¨¢s, de no ser por la m¨ªstica de exquisitez y buen gusto que rodea el mundo de la moda y el dise?o, y que se desvanece como el humo ante las crudas cuestiones econ¨®micas. Porque todo empez¨® con la crisis, que puso contra las cuerdas a una empresa modesta como Gabriela, SL, que alcanz¨® en 2007 los dos millones de euros de facturaci¨®n.
En la estela de Jil Sander
Como Josep Font, la dise?adora Jil Sander o John Galliano han vivido o viven apartados de sus respectivas firmas. Sander vendi¨® el 75% de la suya en 1999 al grupo Prada, pero a los seis meses dimiti¨® como directora creativa, al parecer, por diferencias con Patrizio Bertelli, hombre fuerte de Prada. Dos a?os despu¨¦s se reconciliaron, pero en 2004 se produjo la ruptura definitiva. Raf Simons pas¨® a ser el director creativo de Jil Sander, hasta que, inesperadamente, en febrero pasado, la alemana recuper¨® su firma. Una pirueta del destino. Como la que llev¨® precisamente a Raf Simons a ocupar el puesto de Galliano en Christian Dior tras ser grabado profiriendo insultos racistas. El gigante LVMH, que tambi¨¦n pose¨ªa la firma que el gibraltare?o fund¨® bajo su propio nombre, John Galliano, lo apart¨® de ambas.
Era el momento ¨¢lgido del dise?ador, que al a?o siguiente desfilar¨ªa como invitado en la Semana de la Alta Costura de Par¨ªs. Presentada como un gesto de aprecio de los franceses hacia Font, la invitaci¨®n se produjo tras superar Gabriela, SL, un cuidadoso examen de la C¨¢mara francesa de la Alta Costura. Aun as¨ª result¨® ser un caramelo envenenado. ¡°Carmen invirti¨® su dinero con toda la ilusi¨®n. Jugaron a hacer alta costura, pero eso tiene enormes costes¡±, dice Pedro Mansilla. ¡°Supongo que ella intentar¨ªa por todos los medios cerrar el grifo de las p¨¦rdidas. Muchos empresarios lo hacen cambiando los metrajes o la calidad de las telas que eligen los dise?adores¡±.
Fuentes de Gabriela, SL, alegan que en ning¨²n momento dej¨® de cumplirse el contrato de 1997, retocado en 2001 y prorrogado en 2006, por el que Font cobraba un porcentaje de las ventas de sus colecciones. Seg¨²n consta en la demanda del dise?ador, recogida en la sentencia de octubre de 2010, Font aleg¨® para recurrir a los tribunales que pas¨® de percibir una suma de 5.291,14 euros mensuales a cobrar 2.500 desde agosto de 2009 hasta julio de 2010, cuando dej¨® de percibir suma alguna. Lo cierto es que las ventas de Gabriela, SL, en 2009 ¨C764.134,98 euros¨C fueron la mitad que las del a?o anterior ¨C1.400.000 euros¨C. ¡°La crisis estall¨® de un d¨ªa para otro¡±, recuerda Ayats. ¡°En 2008, de repente, la tienda de Barcelona, que siempre hab¨ªa ido muy bien, se qued¨® desierta. Y no supimos reaccionar de inmediato¡±.
Seg¨²n una portavoz de la empresa, Font inici¨® una especie de huelga de brazos ca¨ªdos a partir de agosto de 2009, cuando sus ingresos menguaron considerablemente. ¡°Las patronistas se encontraron sin los dise?os que necesitaban para poner en marcha la colecci¨®n del invierno de 2010. Al final no pudimos entregar la mitad de la colecci¨®n a los compradores de Madrid. Fue una verg¨¹enza. Tuvimos que decir que se nos hab¨ªan perdido las cajas con la ropa¡±. Las relaciones se mantuvieron tirantes hasta que llegaron, a finales de mayo, las denuncias judiciales. Una, por reconocimiento de derecho, en la que Font denunciaba a su empresa, de la que se declaraba mero asalariado, por haberle rebajado el sueldo unilateralmente al tiempo que ped¨ªa la extinci¨®n del contrato. Otra, por reclamaci¨®n de cantidades adeudadas. Muchos empresarios consideran que la de reconocimiento de derecho es la peor demanda que te pueden poner, por costosa y dif¨ªcil de ganar. Ayats la gan¨®.
Para los incondicionales de Font, la empresaria pas¨® a ser la mala, la mujer que robaba al creador su nombre y le arrojaba al vac¨ªo. Font, un modisto con numerosos premios, siempre ha levantado pasiones, y a su alrededor se mueve un nutrido grupo de admiradores desde los a?os ¨Canteriores a sus dos desfiles en la Semana de la Alta Costura de Par¨ªs, en 2008 y 2009¨C en que las actrices espa?olas m¨¢s rompedoras luc¨ªan sus prendas en las galas de los Goya, las revistas de moda le dedicaban portadas y hasta las famosas luc¨ªan en ?Hola! sus modelos. Enormemente introvertido, ha cultivado siempre un gusto por el misterio, y en aquellos a?os parec¨ªa que sus dise?os barrocos y ultramodernos a un tiempo iban a comerse el mundo. Triunfaba en Jap¨®n, y en 2008 ten¨ªa cuatro tiendas en Espa?a, otra en el coraz¨®n del Par¨ªs m¨¢s lujoso y decenas de puntos de venta en nuestro pa¨ªs. Pero las cosas no funcionaron. Cuando parec¨ªa que alcanzaba la cima se produjo el hundimiento. Algo dif¨ªcil de aceptar.
Las comunicaciones entre dise?ador y socia capitalista se interrumpieron por completo a partir del juicio, y las colecciones de ropa quedaron en el aire. Ayats contrat¨® a toda prisa a una joven estudiante de dise?o, Ana Garc¨ªa, para seguir adelante como fuera, y logr¨® que la firma Josep Font reapareciera con un desfile de pr¨ºt-¨¤-porter en Madrid, en septiembre de 2011, firmado por Garc¨ªa, nueva directora creativa.
En Facebook, los seguidores de Font criticaron la colecci¨®n ¨¢speramente, algunos se burlaron incluso de la joven dise?adora. Ayats lo sinti¨® como un golpe bajo. Ella, una abogada muy conocida en Barcelona, con un importante bufete de mercantil, no hubiera imaginado nunca, cuando en 1992 dijo s¨ª al cliente de su despacho que le propuso invertir en un joven dise?ador, la ¡°enorme complejidad¡± del negocio de la moda. Hoy sabe que es una industria como cualquier otra, m¨¢s fr¨¢gil, eso s¨ª, poblada de tremendos egos y vulnerable a mil y un factores. Un mundo dif¨ªcil. Pero con veinte a?os menos se sent¨ªa capaz de embarcarse en una nueva aventura. El joven talento en cuesti¨®n era Josep Font, que hab¨ªa causado buena impresi¨®n en algunos circuitos de expertos. Font y un par de socios acababan de crear Gabriela, SL, y en ella, Ayats y una amiga participaron como socias. ¡°En tres o cuatro a?os nos convertimos en las principales accionistas porque los dem¨¢s no invirtieron dinero al mismo ritmo¡±, cuenta Ayats. Hasta que termin¨® siendo ella la ¨²nica propietaria.
Su exsocia pedir¨¢ da?os y perjuicios. ¡°Calculo que la indemnizaci¨®n que me corresponde rondar¨¢ los cinco millones de euros¡±, dice Ayats
Font se desprendi¨® de su participaci¨®n en Gabriela, SL, en 1996 y pas¨® a ser el director creativo, una figura aut¨®noma que cobraba porcentajes sobre las ventas (entre el 4% y el 8%, dependiendo de una serie de variables). El mecanismo que fijaba el contrato de 1997 se mantuvo m¨¢s o menos inalterado en los firmados en 2001 y en 2006. En el mundillo de la moda espa?ola se miraba con envidia la asociaci¨®n entre ambos: artista y socia capitalista unidos en una s¨®lida colaboraci¨®n. Ayats pon¨ªa el dinero para expandir una firma que recib¨ªa aplausos incluso internacionales y abr¨ªa mercados y tiendas a un ritmo sorprendente.
Y las cosas marcharon durante unos a?os. La firma empez¨® a tirar. En 2004 abri¨® tienda en Par¨ªs, cerca de la emblem¨¢tica Rue Saint-Honor¨¦, con la correspondiente agencia de prensa, y en la primavera de 2008 la empresa coron¨® su expansi¨®n con otra boutique en Palma de Mallorca. Ese a?o, Font present¨® su primera colecci¨®n en la Semana de la Alta Costura de Par¨ªs. Una cima que vale su peso en oro.
En enero de 2009, en v¨ªsperas de su segundo desfile en este selecto marco, Font reconoc¨ªa, en declaraciones a YODona.com, el esfuerzo econ¨®mico que esto representaba. Preguntado por los costes, respond¨ªa: ¡°Manejamos las mismas cifras que el a?o pasado, entre 25 y 30 millones de pesetas [entre 150.000 y 180.000 euros]. Y no recibo ayudas de nadie, ni del Gobierno espa?ol, ni del catal¨¢n, ni de ning¨²n patrocinador. Tan solo el Icex colabora con un porcentaje, al igual que con otros colegas que tambi¨¦n desfilan fuera. Mi socia, Carmen Ayats, soporta todo el peso¡±. Aunque para entonces la crisis era ya una realidad y se fraguaba una ruptura hist¨®rica entre ambos, que comenzar¨ªa meses despu¨¦s con la primera gran batalla de Josep Font contra Josep Font. Ahora se inicia la segunda.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.