Harvey Weinstein quiere a Obama
Es el productor m¨¢s temido y respetado de la industria hollywoodiense Tiene m¨¢s 'oscars' que nadie y el poder de destruir y levantar carreras (de Gwyneth Paltrow a Pen¨¦lope Cruz, pasando por Tarantino) Su actual batalla se centra en que el presidente de EE UU salga reelegido
A Frank Sinatra le repate¨® que el pre?sidente Kennedy, cuando viaj¨® a Palm Springs en 1962, no se alojara en su casa. Fue un feo a quien hab¨ªa hasta producido la gala inaugural de su presidencia. En cambio, Obama acept¨® gustoso una cena en la casa del productor Harvey Weinstein en Westport (Connecticut) el pasado 6 de agosto. Es posible que Weinstein no pueda rivalizar en fama con Sinatra, pero es uno de los productores que dicta las normas de la industria cinematogr¨¢fica desde hace casi tres d¨¦cadas. Y da tanto miedo como el crooner en sus mejores momentos. A la cena, que costaba 35.800 d¨®lares (unos 28.700 euros) el cubierto, asistieron 60 comensales, como el guionista Aaron Sorkin, las actrices Anne Hathaway y Joanne Wood?ward, la editora de Vogue Anna Wintour y el gobernador de Connecticut, Daniel Malloy.
En su discurso de bienvenida, Weinstein (Flushing, Nueva York, 1959) sac¨® su metralleta de titulares y defini¨® a Obama como ¡°el Paul Newman de los presidentes¡±. El productor no dijo nada sobre el control de armas, como s¨ª hab¨ªa hecho en diversas ocasiones los d¨ªas previos tras la matanza en un cine en Aurora (Colorado). Weinstein siempre ha sabido estar en la cresta de asuntos pol¨ªticos y sociales. Eso s¨ª, barriendo para su caja. Tras la masacre de Aurora, en una de sus geniales contradicciones, pidi¨® que Hollywood ¡°se implicara en reducir la violencia en las pel¨ªcu?las¡±. ¡°Como cineastas, deber¨ªamos sentarnos ¨Clos Tarantino, los Scorsese y todos los que estamos relacionados con la violencia en el cine¨C y discutir nuestro papel en ello¡±. Lo dice alguien que ha amasado su fortuna con pel¨ªculas ultraviolentas y est¨¢ detr¨¢s del ¨¦xito de Tarantino. En Navidades estrenar¨¢ Django desencadenado, el western del creador de Pulp fiction, y ya en el tr¨¢iler hay muertos y sangre suficientes como para contradecir sus palabras.
Sus otros dos pr¨®ximos estrenos dan cuenta de ese c¨®ctel cinematogr¨¢fico-social del que presume. El documental Bully, de Lee ?Hirsch ¨C ya uno de los favoritos a los Oscar¨C, sobre el hostigamiento y maltrato entre estudiantes en los colegios, recibi¨® una calificaci¨®n R, que evitaba que la vieran menores en EE UU. Weinstein entr¨® a saco, como buen distribuidor: ¡°Esta clasificaci¨®n impide que la audiencia que se beneficiar¨ªa con el filme lo vea: los adolescentes de secundaria. Y todo por seis palabrotas¡±. Apel¨® la decisi¨®n, pero la Asociaci¨®n Cinematogr¨¢fica de Estados Unidos, que supervisa las clasificaciones, rechaz¨® reducirla a no apta para menores de 13 a?os. ¡°Me parece escandaloso¡±, dijo Weinstein. Y present¨® 500.000 firmas de estudiantes pidiendo el cambio. Al final obtuvo su ansiada PG-13, contribuy¨® al cambio en la legislaci¨®n antibullying en EE UU y el documental se proyect¨® en la Casa Blanca. ¡°Un incre¨ªble giro en los acontecimientos que demuestra que el arte puede tener un efecto trascendental¡±, proclam¨®. The Weinstein Company distribuir¨¢ tambi¨¦n Code name: Geronimo, de John Stockwell, en la que se cuenta la caza y muerte de Osama bin Laden. El filme estar¨¢ acabado al final del verano, pero Weinstein no lo estrenar¨¢ hasta oto?o, en mitad de la campa?a presidencial, en otro claro apoyo a Obama.
Todos los 'hombres' del presidente
Para su primer mandato, Obama recaud¨® 30,6 millones de euros gracias a Hollywood (un 40% de su campa?a). Hoy, a pesar de su baj¨®n de popularidad en la industria del cine (Barbra Streisand, Matt Damon y Robert Redford han expresado su decepci¨®n), conserva fieles pesos pesados, adem¨¢s de Weinstein, de cara a la reelecci¨®n.
? GEORGE CLOONEY
El idilio del actor y los Obama comenz¨® en 2006, cuando visit¨® Washington para denunciar el homicidio en Darfur y Barack a¨²n era senador. Su ¨²ltima gran contribuci¨®n ha sido una cena organizada en su casa de Los ?ngeles en mayo, durante la que recaud¨® la cifra r¨¦cord de 15 millones de d¨®lares.
? MORGAN FREEMAN
Puede atribuirse toda una marca personal. En julio don¨® un mill¨®n de d¨®lares al Priorities USA Action, un comit¨¦ de acci¨®n pol¨ªtica (conocido como Super PAC) en apoyo del presidente.
? EVA LONGORIA
La protagonista de ¡®Mujeres desesperadas¡¯ ha ejercido como codirectora en la campa?a de reelecci¨®n y grab¨® un v¨ªdeo incitando el voto latino.
? ANTONIO BANDERAS
Longoria estuvo entre los asistentes a la primera gala latina recaudatoria, en la casa del matrimonio Banderas en Los ?ngeles, que recibi¨® al presidente con un men¨² muy espa?ol: tortilla de patatas y chuletas de cordero. Obtuvo un mill¨®n de d¨®lares.
? JEFFREY KATZENBERG
El jefazo de DreamWorks fue uno de sus primeros y m¨¢s s¨®lidos defensores. ¡°Su apoyo es inconmensurable, incluso llam¨¢ndome para decirme cu¨¢ndo no estaba haciendo bien las cosas¡±, ha dicho Obama. El productor ha ingresado dos millones al Super PAC.
? SCARLETT JOHANSSON
Ejerci¨® de musa blanca para el primer presidente negro y de nuevo acumula m¨¦ritos: ofici¨® junto con Harvey Weinstein una recaudaci¨®n de dos millones el verano pasado y hasta se ha aliado con Anna Wintour para promocionar ropa y complementos inspirados en Obama.
Es el ¨²ltimo golpe de efecto en la carrera de este neoyorquino, que comenz¨® en 1979, cuando fund¨® junto a su hermano Bob la productora y distribuidora indie Miramax (bautizada de la fusi¨®n del nombre de sus padres, Miriam, la que mandaba en casa, y Max, un cortador de diamantes en Manhattan). A finales de los ochenta, los hermanos respaldaron a una potente generaci¨®n de creadores ¨CSteven Soderbergh, Quentin Tarantino, Kevin Smith¨C y convirtieron Sundance y Cannes en sus semilleros. Llegaron con profusi¨®n a los Oscar gracias a t¨ªtulos como El paciente ingl¨¦s o Shakespeare enamorado, logrando que esta ¨²ltima desplazara a Salvar al soldado Ryan.
En 1999, a?o en que Miramax lleg¨® a los premios con Shakespeare enamorado y La vida es bella, la cr¨ªtica de cine Nikki Finke (otro de los actuales poderes f¨¢cticos en Hollywood con su web Deadline.com) escribi¨® en la revista New York: ¡°Miramax paga a un ej¨¦rcito de veteranos publicistas, curiosamente miembros de la Academia, no para generar cobertura period¨ªstica, sino para meterse en el bolsillo a sus colegas de la Academia. Los indies gastan hasta 250.000 d¨®lares; los grandes estudios, dos millones¡ En la campa?a de Shakespeare enamorado gastaron cinco millones¡±.
Es una de las tantas tretas de Weinstein. Una d¨¦cada antes, puso al director Jim Sheridan a promocionar Mi pie izquierdo entre los veteranos de la industria, que entonces eran los m¨¢s numerosos votantes de los Oscar, incluso con proyecciones en las residencias de ancianos cineastas, y consigui¨® que Daniel Day-Lewis, su protagonista, declarase ante el Senado a favor de la Ley de Discapacitados. En 2009, a Kate Winslet ¨Cque obtendr¨ªa la estatuilla¨C, Weinstein la mim¨® y promocion¨® con almuerzos como el que semanas antes de los galardones organiz¨® en Nueva York, presidido por el cazanazis Elie Wiesel, con cien invitados, para convencer a los ¨²ltimos votantes dudosos y acallar a quienes dec¨ªan que El lector (The reader) ¨Cprotagonizada por Winslet¨C era blanda con el Holocausto. Hoy, el nombre de Weinstein est¨¢ ligado a un total de 75 oscars y 303 candidaturas.
¡°Yo no hago pel¨ªculas para ganar oscars, hago pel¨ªculas por el cine¡±. Otro titular que hierve en contradicciones soltado en el pasado Festival de Cannes a este redactor. Weinstein acababa de presentar a 50 periodistas tres adelantos de Django desencadenado, de Tarantino; The master, de Paul Thomas Anderson, y Silver linings playbook, de David O. Russell. A la salida de la proyecci¨®n, charl¨® con la prensa y, al preguntarle por sus apuestas para los Oscar, escupi¨® esa frase y apart¨® la mirada, como si para ¨¦l la estatuilla de Hollywood fuera un accidente. La audiencia se daba por acabada. Aun as¨ª, siempre ha entendido el valor cremat¨ªstico de ese galard¨®n, incluso en una categor¨ªa menor en EE UU como la del Oscar a la pel¨ªcula de habla no inglesa. En 2011, en Cannes, levant¨® m¨¢s de una ceja al anunciar en una gran fiesta que The artist, una pel¨ªcula francesa muda y en blanco y negro (es decir, la ant¨ªtesis de un potencial ¨¦xito para la Academia) que ¨¦l distribuir¨ªa en EE UU, era su gran apuesta para los Oscar, seguida por La dama de hierro y Mi semana con Marilyn. Lo clav¨®. Y eso que The artist a¨²n no hab¨ªa sido proyectada a la prensa.
No es un productor/distribuidor cualquiera. En esta ¨¦poca de grandes corporaciones, es el ¨²nico grande cuyo apellido da nombre a su empresa. Pocos en Hollywood tienen su poder: hace a?os, la Academia de Cine cambi¨® las reglas de promoci¨®n pre-Oscar ante las maniobras del equipo de Weinstein, que aun as¨ª dominan hoy d¨ªa la situaci¨®n. Weinstein recuerda a Tony Soprano. Gordo, fuerte, de mirada turbia, engatusador, siempre en las sombras hasta que ¨¦l mismo decide cu¨¢ndo asomarse ¨Csolo una vez ha subido a recoger el Oscar, como productor de Shakespeare enamorado¨C, de tan mal car¨¢cter y urdidor de trucos sucios como fin¨ªsimo olfato para el cine. Ha sobrevivido a que le marginaran en su propia compa?¨ªa, la m¨ªtica Miramax, cuando la vendi¨® a Disney, y a un libro demoledor que sac¨® a la luz sus trapos sucios: Sexo, mentiras y Hollywood, de Peter Biskind.
¡°Sin Weinstein, nunca hubi¨¦ramos hecho esa carrera en EE UU con ¡®The artist¡¯. Es el tipo a quien siempre preferir¨¢s a tu lado antes que como enemigo¡±, dice el director de la oscarizada cinta, Michel Hazanavicius
Y de igual manera sobrevivir¨¢ a un intento de chantaje que se hizo p¨²blico esta semana. Un aspirante a actor, que fue detenido a mediados de agosto, le amenaz¨® por carta, en julio, con matar a su familia si no le ingresaba 13 millones de d¨®lares (10,3 millones de euros). Seg¨²n Nikki Finke, Weinstein, que inform¨® de inmediato al FBI, dijo: ¡°Los negocios son los negocios, pero estamos hablando de mi familia¡±. Desde 2007 est¨¢ casado con Georgina Chapman, dise?adora de la firma Marchesa, con la que tuvo una hija en 2010 (su cuarto v¨¢stago). No por casualidad, los modelitos de Marchesa han multiplicado su presencia en la alfombra roja.
En los ¨²ltimos Globos de Oro, Meryl Streep, subida a la ola Weinstein al ser ¨¦l el distribuidor de La dama de hierro, el biopic de Margaret Thatcher que protagonizaba, le calific¨® en el escenario como ¡°el jefe¡± y ¡°el castigador¡±. Tambi¨¦n le llaman ¡°el mat¨®n¡±, y ¡°Harvey Manostijeras¡±, por volver a montar las cintas a espaldas del director.
Su nombre impone tanto que para este reportaje los cineastas consultados han preferido dar la callada por respuesta. Solo Michel Hazanavicius, el director de The artist, se puso al tel¨¦fono: ¡°Sin Weinstein, nunca hubi¨¦ramos hecho esa carrera en EE UU. Es el tipo a quien siempre preferir¨¢s a tu lado antes que como enemigo¡±. Por cada declaraci¨®n a favor de Weinstein hay m¨¢s en contra de cineastas desilusionados, amigos manipulados y empleados escaldados. Seg¨²n Newsweek, agobi¨® en su lecho de muerte a Sydney Pollack y dio la lata a la viuda de Anthony Minghella en el funeral de Pollack. Ambos eran productores de The reader, y Weinstein quer¨ªa cambiar su fecha de estreno. Michael Moore a¨²n le reclama dinero por la taquilla de Fahrenheit 9/11.
Tambi¨¦n sabe hacer campa?as en positivo: ¡°Yo, desde luego, he recibido toda una lecci¨®n de promoci¨®n. En esto Harvey es muy bueno¡±, contaba Pen¨¦lope Cruz la tarde antes del Oscar que gan¨® por Vicky Cristina Barcelona, pel¨ªcula distribuida por Weinstein en EE UU. Esos d¨ªas, el productor la paseaba por encuentros con gente de la industria ¨Cpotenciales votantes¨C present¨¢ndola como su nueva Gwyneth Paltrow (a la que catapult¨® con Shakespeare in love) para promocionar Nine. Weinstein ya estuvo ah¨ª en el aterrizaje de la actriz madrile?a en Hollywood: Miramax era la productora de Todos los caballos bellos.
Sus decisiones en los noventa no fueron buenas, y los presupuestos de sus pel¨ªculas se dispararon. En 1993 vendi¨® Miramax a Disney, la mayor representante del establishment, justo lo que Harvey m¨¢s odia, por 60 millones de d¨®lares, aunque mantuvo el control de la empresa hasta 2004, cuando en Disney se hartaron de ¨¦l y de su hermano Bob. Al a?o siguiente fund¨® The Weinstein Company, y ah¨ª sigue, mandando. A la ¨²ltima edici¨®n de Cannes lleg¨® con su reci¨¦n recibida Legi¨®n de Honor, la m¨¢s alta condecoraci¨®n francesa: ¡°Toda mi vida he amado el cine franc¨¦s y sigo siendo el joven que caminaba dos millas hasta el cine The May?fair, en Flushing Mea?dows, para ver las pel¨ªculas de los grandes: Lelouch, Godard, Renoir y de mi favorito, Fran?ois Truffaut. Me inspiraron y me condujeron hasta donde estoy hoy¡±, dijo en un comunicado.
M¨¢s all¨¢ de este gusto cin¨¦filo que en el libro de Peter Biskind numerosos testigos califican de falso, en Francia Weinstein se siente como en casa. En Cannes logr¨® la proeza de tener dos pel¨ªculas el mismo d¨ªa en proyecciones de gala: tras pisar la alfombra roja junto al equipo de Lawless, de John Hillcoat, a las siete de la tarde, a las diez de la noche repet¨ªa el pase¨ªllo sacando pecho con su joyita de este a?o, la amable comedia musical australiana The Sapphires. Y en los pr¨®ximos Oscar, The master, el drama de Paul Thomas Anderson sobre la cienciolog¨ªa, seguro que le da a Weinstein una alegr¨ªa. Porque ¨¦l trabajar¨¢ por amor al cine, pero ?a qui¨¦n le amarga una estatuilla?
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