?Gracias, pr¨ªncipe Harry!
"Unos se rompen las vestiduras, otros deber¨ªamos plantearnos que es much¨ªsimo mejor que una persona vinculada a una familia tan real practique el billar nudista antes de cumplir los 30 y no despu¨¦s"
Antes, el fin del verano era agridulce, se alejaban las conquistas ef¨ªmeras, se aproximaba una nueva temporada que asum¨ªamos estresante, pero cargada de riesgos, un cierto porvenir. Ahora, en el primer verano del rescate, se acerca septiembre con angustia y la silueta de la directora Angela Merkel exigi¨¦ndolo todo en la vuelta al cole.
Sin embargo, tambi¨¦n en estos calientes y silenciosos d¨ªas de agosto hay esas noticias que empujan a ser m¨¢s positivos. De verdad, si la crisis va a ser larga, ?tenemos que vivirla siempre con este mal rollo, este agobio? ?No hay destellos en la oscuridad? S¨ª, hay noticias agradables encubiertas entre las desagradables. Por ejemplo, el anuncio de la llegada inminente del ¡°banco malo¡±, un organismo, una sociedad, un dispositivo¡ lo que sea, ideado para absorber, gestionar, digerir, como sea y con dinero p¨²blico, las hipotecas pendientes en la Espa?a de las burbujas. Su llegada nos va sacudiendo un poco de la modorra estival. ?Tambi¨¦n en las crisis se puede hacer dinero!
Hay nuevas y atractivas oportunidades de negocio: el banco malo y el casino. Ya hay quien se frota las manos. La vocaci¨®n distra¨ªda y somnolienta del Gobierno con sus cambios de fecha en el estreno del nuevo banco ha provocado cierta ansiedad. Pero, reacios a dejarnos atrapar por la negatividad, deber¨ªamos pensar en reunir tanto al banco malo y al sist¨¦mico en un casino. Como Eurovegas. Y¡ ?a jugar!
Por eso debemos observar lo que ha hecho el pr¨ªncipe Harry en su loco resac¨®n en Las Vegas como algo que necesitamos asimilar antes que recriminar. Seamos, por una vez, sinceros: si Harry no se tomara estas libertades, escaparse a Las Vegas, desbarrar con sus amigotes y guardaespaldas de Scotland Yard, jugar al strip billiard ¨Cpracticar el billar sin ropa¨C empapado de alcohol, ser¨ªa una de las personas m¨¢s inc¨®modas de Reino Unido.
Aburrido, reprimido y soso, destinado a ser uno m¨¢s en ese caj¨®n de sastre de arist¨®cratas desocupados que todos conocemos. Mientras unos se rompen las vestiduras reclamando comportamiento ejemplar, otros deber¨ªamos plantearnos que es much¨ªsimo mejor que una persona vinculada a una familia tan real practique el billar nudista antes de cumplir los 30 a?os y no despu¨¦s. ?Cuanto antes, mejor! Porque si no lo hacen, pueden terminar cazando a lo loco o involucrados en negocios raros. El desparrame del pr¨ªncipe nos lo ofrece atractivo en su pelirroja mala conducta y desnudez. Un var¨®n con privilegios, pero sin frenos ante el abismo. Una metedura de pata, un descaro inoportuno que los tiempos que corren convierten en jarro de agua fr¨ªa sobre el incendio.
La pol¨¦mica ha encendido como un pebetero a la familia real inglesa, aliviado un poco a la nuestra y ahumado el magn¨ªfico dibujo dejado por los Juegos Ol¨ªmpicos. Pero nos ha regalado un pr¨ªncipe golfo, que tiene mucho seguimiento entre mujeres y varones. ¡°Me gusta much¨ªsimo m¨¢s que su hermano¡±, comentan en los centros de belleza en Madrid. De seguro, Harry nos pedir¨¢ disculpas, pero deber¨ªa soplarnos alg¨²n truco para triunfar en el strip billiard. Lo que tambi¨¦n salta a la vista es que Scotland Yard, a cargo del cuidado del pr¨ªncipe, no es lo que era. Se entiende que se diviertan junto al hijo de Diana, pero que no consigan requisar los m¨®viles antes de la fiesta parece francamente inaudito. ?Es que no han visto ni una pel¨ªcula de James Bond estos polic¨ªas?
Tambi¨¦n es una feliz coincidencia que el resac¨®n de Harry en la capital del juego suceda mientras mantenemos el comp¨¢s de espera para saber d¨®nde quedar¨¢ nuestra Eurovegas. ?A qu¨¦ espa?ol, noble o famoso, veintea?ero o septuagenario, se le ocurrir¨¢ emular a Harry en nuestra aut¨®ctona Vegas? Mientras, se comenta la posibilidad de que quiz¨¢ en una buena partida de billar sin ropa los ministros Montoro y Soria al fin consigan acabar su disputa sobre las energ¨ªas renovables.
Decididos a buscar la noticia buena entre las malas, haciendo la crisis un pel¨ªn m¨¢s llevadera, encontramos otra metedura de pata: la restauraci¨®n radical por parte de la se?ora Cecilia Gim¨¦nez, una vecina de Borja, en Zaragoza, de un Ecce Homo del siglo XIX en una iglesia de su localidad. La intervenci¨®n sobre tesoros del arte cl¨¢sico es una de las obsesiones de los artistas desde siempre y tambi¨¦n del pensamiento posmoderno: ?qu¨¦ divertido es reinterpretar los cl¨¢sicos! All¨ª est¨¢n los brit¨¢nicos hermanos Chapman que, dejando en el aire el tema del copyright y la autor¨ªa, han intervenido brillantemente y con mucha pol¨¦mica la serie Los horrores de la guerra, de Goya.
Por eso no deber¨ªamos ser tan severos con la impulsiva artista octogenaria, que decidi¨® restaurar el Ecce Homo sobre la pared de la iglesia dej¨¢ndose llevar por su naturaleza, como el pr¨ªncipe Harry, y termin¨® transform¨¢ndolo en grafiti moderno para unos, un atentado para muchos y un churro para casi todos. Por eso ha triunfado en las redes sociales, porque tiene al mismo tiempo el tir¨®n de lo ingenuo y lo atrevido. Quiz¨¢ esta bienintencionada se?ora deber¨ªa ser contratada por el ministro Wert para ocupar definitivamente el puesto de retratista oficial del Congreso, evitando as¨ª llegar a pagar miles de euros por los Ecce Homo de los ministros salientes. En el fondo, con el estropicio art¨ªstico y la llegada del banco malo en la cercan¨ªa de este septiembre, a todos se nos est¨¢ poniendo cara de Ecce Homo.
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