Conflicto fronterizo
Los inmigrantes asentados en la Isla de Tierra ponen a prueba las relaciones con Marruecos
71 inmigrantes subsaharianos instalados en la Isla de Tierra, situada frente a la costa marroqu¨ª y de soberan¨ªa espa?ola, est¨¢n poniendo en un serio aprieto al Gobierno de Madrid. Trasladarlos a un Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla o de la Pen¨ªnsula ser¨ªa una se?al inequ¨ªvoca de que las mafias de tr¨¢fico de personas han hallado una nueva v¨ªa de entrada a Europa a trav¨¦s de los islotes espa?oles del norte de ?frica. Limitarse a proveerles de alimentos y mantas hasta que desistan de su empe?o es un riesgo dif¨ªcilmente asumible. El islote apenas si tiene una superficie mayor que dos campos de f¨²tbol. Las condiciones de habitabilidad no son adecuadas y cualquier tragedia que ocurriese en este lugar ser¨ªa achacable a Espa?a, pa¨ªs que reivindica la soberan¨ªa de la isla hasta ahora deshabitada que luce una bandera rojigualda.
Este es un asunto especialmente endemoniado para la pol¨ªtica interna espa?ola, pero tambi¨¦n para sus relaciones con Marruecos, pa¨ªs del que depende en gran medida el control de la frontera sur y en el que las tensiones migratorias son permanentes. Todos los datos apuntan a que estamos asistiendo a una nueva escalada. El desembarco desde la pasada primavera de varias pateras en las islas de Albor¨¢n, Chafarinas y Tierra y el intento de saltar el domingo pasado la valla de Melilla as¨ª lo indican. De ah¨ª que resulte incomprensible que las autoridades espa?olas, conscientes de la existencia de esta nueva oleada, hayan permitido un segundo desembarco el mismo domingo en la min¨²scula Isla de Tierra tras la primera entrada de 19 subsaharianos tres d¨ªas antes. El fallo, salvo flagrante negligencia, indicar¨ªa que las relaciones entre Madrid y Rabat no son tan estrechas y extraordinarias como ayer afirmaba el ministro de Exteriores Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa-Margallo. Que el Gobierno espa?ol desistiera hace apenas un mes de reforzar la vigilancia en estos islotes ante la protesta de Rabat indica que el entendimiento no es ¨®ptimo.
El tiempo juega en esta crisis en contra de Madrid. Al Gobierno le urge reforzar el control fronterizo, para lo cual la cooperaci¨®n marroqu¨ª es esencial. Las conversaciones abiertas ahora entre ambas.
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