Yo tambi¨¦n estuve triste
La c¨¦lebre declaraci¨®n de tristeza de Cristiano Ronaldo debemos verla como una posibilidad inesperada de desahogo nacional. Tras proclamarla, Espa?a se desfog¨® y olvid¨® la crisis
La c¨¦lebre declaraci¨®n de tristeza de Cristiano Ronaldo debemos verla como una posibilidad inesperada de desahogo nacional. Tras proclamarla, la Espa?a masculina se desfog¨® olvidando la crisis y trasladando su malcontento contra el jugador. Ronaldo, con su tristeza, est¨¢ manteniendo un pulso no ya con su cuenta bancaria, sino con el pa¨ªs madridista. Les est¨¢ enfrentando a su fiscalidad y testosterona. Y al oscuro sentimiento de sentirse obligados a respetarle como m¨¢ximo goleador, pero a no poder sobrellevar su divismo. Todos sabemos que no puede haber testosterona triste.
Con su incorrecta tristeza, el pr¨ªncipe Ronaldo eclipsa todo, hasta a la parejita correcta y feliz de Casillas y Xavi. Felizmente, la tristeza le permite irse con la selecci¨®n portuguesa y disfrutar de un atardecer en compa?¨ªa de sus compa?eros. La imagen pinta un nuevo paisaje er¨®tico, pero tambi¨¦n nos ense?a que los portugueses saben vivir en crisis mejor que nosotros. Probablemente, porque tienen ese esp¨ªritu melanc¨®lico, son m¨¢s resignados a los embates y m¨¢s cautos: cuando creemos que han dicho algo, en realidad, como Ronaldo, no lo han dicho todo. Se guardan un as en la manga mientras nosotros nos empe?amos en mostrarnos desolados cuando la batalla se alarga.
La tristeza no le sienta tan mal a Ronaldo. Lo hace menos macarra, igual de sexy, le infiere una cierta madurez, lo enmarca. La marca Gucci deber¨ªa enviarle cajas de gorras y mochilas por la publicidad gratuita que le ha proporcionado. ?O ser¨¢ que es un nuevo lanzamiento? ¡°Ante la tristeza: tu Gucci¡±.
Vale que Merkel sea la reina de la austeridad, pero nosotros somos alegr¨ªa y sol. ?Qu¨¦ es eso de no darle la bienvenida con una banda o el Orfe¨®n Donostiarra y cantarle Bienvenido Mr. Marshall?
Y es que la Europa que empezamos a adivinar es una Europa donde tenemos que asumir la tristeza como una lecci¨®n de madurez, la visita de Angela Merkel como una cortes¨ªa y los anuncios de Draghi como una celebraci¨®n. ?Tanto nos ha cambiado el euro que el mismo pa¨ªs que en los a?os sesenta recib¨ªa al Plan Marshall con una pel¨ªcu?la y un himno, ahora acoge a la nueva salvadora con gesto trist¨®n y sin fiesta? Vale que ella sea la reina de la austeridad, pero nosotros somos alegr¨ªa y sol. ?Qu¨¦ es eso de no darle la bienvenida con una banda o el Orfe¨®n Donostiarra y cantarle Bienvenido Mr. Marshall?
La canciller est¨¢ harta de que la vean mal, de que solo le hablen de recortes, d¨¦ficits, bancos malos. No es manera de tratar a una dama. Mariano y Esperanza deber¨ªan haberla llevado a un buen flamenquito y, entre tapas, evitar revelarle lo que estamos haciendo. Ni una palabra de que Almod¨®var rueda en un aeropuerto nuevo y abandonado, ni de que confiamos todos en que una ciudad casino nos rescate del rescate.
Mientras Merkel emple¨® menos de seis horas para dejarnos en la estacada, Draghi dec¨ªa que todo estar¨¢ mejor, pero bajo sus condiciones draghinianas. La prima de riesgo, ay la prima, baj¨®, subi¨®, se entristeci¨®, se enloqueci¨®, a estas alturas es un poco el cuento del lobo. Ha dejado de asustarnos. Saldremos de la tristeza. Si la hubi¨¦ramos tratado m¨¢s como a Claudia Schiffer, la prima Angela ver¨ªa que la queremos de verdad o de mentira, da igual, pero con nuestra pasi¨®n latina. De vuelta a la Rep¨²blica Federal de sus amores, Angela cerrar¨ªa los ojos bajo los tilos y, recordando la voz de Mariano, llegar¨ªa a la feliz conclusi¨®n: ¡°Vamos a aflojar con estos majetes, vamos a regalarles unos eurobonos, ?si son la alegr¨ªa de Europa!¡±. Y nosotros, desde los telediarios: ¡°Esa es nuestra Angela¡±.
En este mundo inestable y dominado por Merkel y las redes sociales, una concejal socialista vio c¨®mo se convert¨ªa en trending topic, culebr¨®n pol¨ªtico y mito er¨®tico todo a la vez. Olvido Hormigos, edil de Y¨¦benes (poblaci¨®n de fuerte tradici¨®n est¨¦tica), se autograb¨® un orgasmo con su m¨®vil. ?C¨®mo lleg¨® esa grabaci¨®n ¨ªntima al correo del ayuntamiento? Se trata del nuevo eccehomo de este mes en las redes, que todo lo magnifican. Todos queremos saber ?qui¨¦n lo propago? ?Por qu¨¦? El pudor y el morbo nacional han preferido no indagar m¨¢s, pero a ese tipo de v¨ªdeos empieza a llam¨¢rseles ¡°un Olvido¡±.
All¨ª est¨¢n los duques de Palma rescatando un viejo Golf para desplazarse no en plan vintage, sino por el t¨²nel de lavado hacia la austeridad mientras sus escoltas los siguen en una berlina oscura Audi
Fuimos ricos demasiado r¨¢pido y se nos olvid¨® quienes somos, gente sencilla y hospitalaria, que le canta a la vida, que sabe remendar y mantener un peinado para varios d¨ªas. Que lo guarda todo. All¨ª est¨¢n los duques de Palma rescatando un viejo Golf para desplazarse por Barcelona no en plan vintage, sino por el t¨²nel de lavado hacia la austeridad. Los duques se mueven en un coche de abolengo (tiene m¨¢s de quince a?os y es de la infanta), pero en la peculiar comitiva los escoltas los siguen en una berlina oscura Audi. Cambio de asientos. El Golf vuelve a ser lo que fue. La estrategia ducal tiene ese poquito de picaresca graciosa que tan bien nos sigue retratando como pa¨ªs.
La tristeza de Ronaldo nos ha ayudado a asumir el choque de Rajoy con la realidad, por desbaratarle sus planes. Esperanza Aguirre hace gala de su intuici¨®n. ?Eurovegas se queda en Madrid! Esperanza est¨¢ content¨ªsima, la fortuna le sonr¨ªe. Hasta ha apoyado a Olvido Hormigos. Entiende la masturbaci¨®n con m¨®vil. Eurovegas la convertir¨¢ en la ¨²nica presidenta auton¨®mica que crea empleo. Cuando invite a Cospedal a inaugurar el supercasino, podr¨¢ decirle: ¡°No est¨¦s triste, Mar¨ªa Dolores, gana el que r¨ªe ¨²ltimo¡±. Y el que gana se lo lleva todo.
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