?Un morm¨®n en la Casa Blanca?
La secta de Romney ha construido una ¡®historia de ¨¦xito¡¯ t¨ªpica americana, hecha de esp¨ªritu emprendedor, trabajo e individualismo, sentido comunitario y recelo del Estado. Son en realidad unos ¡°supernorteamericanos¡±
En las pr¨®ximas elecciones a la Presidencia de los Estados Unidos Obama tendr¨¢ como contrincante a un candidato morm¨®n, Mitt Romney. Hist¨®ricamente, el sill¨®n presidencial siempre ha sido virtual monopolio de pol¨ªticos blancos pertenecientes a las corrientes protestantes mayoritarias, principio conculcado por vez primera con la elecci¨®n de John Fitzgerald Kennedy, un cat¨®lico, y nuevamente infringido en 2008 con la elecci¨®n de un afroamericano, Barack Obama. ?Habr¨¢ llegado ahora el momento de una tercera excepci¨®n, la de un presidente morm¨®n?
En todo el pa¨ªs, y fuera de sus fronteras tambi¨¦n, arrecia el debate sobre c¨®mo es posible que seguidores de una secta religiosa tan alejada del pensamiento dominante hayan llegado hoy a los v¨¦rtices de la pol¨ªtica americana. (Otro aspirante a candidato republicano, Jon Huntsman, era de religi¨®n mormona, mientras que el actual presidente del Senado es Harry Reed, morm¨®n de Nevada).
Es indudable que todas las religiones poseen sus propias dosis de narrativa y de dogmas aceptables ¨²nicamente sobre la base de la fe, y no de la racionalidad, de la historia, de la ciencia. A tal prop¨®sito, sin embargo, los mormones resultan tan extremistas como originales. El fundador ¡ªen el Estado de Nueva York¡ª de la nueva religi¨®n (oficialmente denominada ¡°Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ?ltimos D¨ªas¡±), Joseph Smith Jr., era un personaje de humildes or¨ªgenes y escasa formaci¨®n, si bien con una honda familiaridad con la Biblia, y cuya historia de iniciativas comerciales fracasadas hasta entonces revelaba que su ambici¨®n superaba evidentemente su capacidad. Un d¨ªa de 1823 se produjo la revelaci¨®n: se le apareci¨® un ¨¢ngel, Moroni, que lo acompa?a a una colina donde, al excavar, encuentra unas planchas de oro en las que est¨¢ grabado, con jerogl¨ªficos aparentemente indescifrables, el texto de un antiguo profeta, Morm¨®n. Smith consigue ir traduci¨¦ndolo gradualmente gracias a los conocimientos que le proporciona el ¨¢ngel Moroni. En ¨¦l se narra c¨®mo una de las tribus de Israel lleg¨® seis siglos antes de Cristo hasta territorios americanos y acab¨® extingui¨¦ndose, y se enumeran una serie de conceptos teol¨®gicos y de preceptos tanto de orden moral como social.
En el clima de ¡°fervor religioso¡± que caracterizaba en aquellos a?os a Estados Unidos, la nueva fe cosech¨® al mismo tiempo numerosas adhesiones y una feroz hostilidad por parte de otras corrientes protestantes, que pusieron en duda de inmediato ¡ªcomo por lo dem¨¢s sigue ocurriendo en nuestros d¨ªas¡ª su propia naturaleza cristiana. Ante las trabas de las autoridades y de la poblaci¨®n local, sometidos a menudo a amenazas f¨ªsicas, los mormones se vieron obligados a emprender una ¡°marcha hacia el Oeste¡± hasta llegar al actual Estado de Utah donde ¡ªbajo la gu¨ªa de Brigham Young, sucesor de Joseph Smith¡ª hallaron, en 1848, la meta y el final de sus peregrinaciones. Entre tanto, no hay que olvidarlo, Joseph Smith hab¨ªa sido linchado en 1844, a los 38 a?os de edad, en Illinois, despu¨¦s de que ¡ªdetalle que hasta ahora no pasaba de la mera curiosidad, pero que hoy resulta significativo¡ª hubiera decidido presentar su candidatura a la Presidencia de los Estados Unidos.
Uno de los aspectos que m¨¢s les caracterizan es su esfuerzo misionero, su af¨¢n de proselitismo
Y es que esta secta religiosa tan aparentemente desviacionista y extravagante, en realidad ¡ªsi dejamos a un lado al ¨¢ngel Moroni, las planchas de oro, la aparici¨®n de Jes¨²s en territorio americano tras su crucifixi¨®n, y su esperado retorno a una localidad de Misuri (que adem¨¢s se supone que es tambi¨¦n la sede originaria del Para¨ªso Terrenal) as¨ª como una de sus ¡°rarezas¡± m¨¢s marcadas como la poligamia (oficialmente abandonada desde 1890, pero a¨²n vigente entre algunos millares de individuos, sobre todo en las zonas rurales de Utah)¡ª se halla s¨®lidamente enraizada en la ideolog¨ªa americana, de la que representa, es m¨¢s, una versi¨®n radical. En efecto, estos sectarios disidentes y en otros tiempos perseguidos han construido una historia de ¨¦xito t¨ªpicamente americana. Una historia hecha de esp¨ªritu emprendedor, trabajo duro e individualismo, pero, ante todo, de cohesi¨®n y sentido comunitario, y todo ello con un constante desapego, cuando no recelo, en relaci¨®n con el Estado. Los mormones tienen fama de hombres de negocios serios y diligentes, pero tambi¨¦n de jefes duros, sobre todo con los numerosos inmigrantes hispanos (Utah, desde luego, no es tierra de promisi¨®n para los sindicatos).
Uno de los aspectos que m¨¢s caracterizan a la religi¨®n mormona es su impresionante esfuerzo misionero, su af¨¢n de proselitismo. Existen en el mundo unos 50.000 misioneros mormones, lo que supone m¨¢s o menos el mismo n¨²mero de misioneros que todas las dem¨¢s corrientes protestantes juntas. Todos los mormones est¨¢n obligados en su juventud a dedicar dos a?os de sus vidas a esta clase de actividad. Desde Per¨² hasta India, de Dinamarca a Jap¨®n, es ya habitual tropezarse con estos j¨®venes mormones vestidos con sus impecables camisas blancas y sus corbatas ¡ªpr¨¢cticamente, un uniforme¡ª llamando a las puertas de las casas para repartir publicaciones religiosas e intentar convencer a sus interlocutores, con gran cortes¨ªa y apacible ingenuidad, de la necesidad de hallar el camino de la aut¨¦ntica salvaci¨®n uni¨¦ndose a su fe. Y ¨¦xito, desde luego, no les falta: se calcula que cada a?o se convierten a la religi¨®n mormona 350.000 personas aproximadamente en todo el mundo. Estos j¨®venes misioneros difunden un mensaje religioso, pero al mismo tiempo son tambi¨¦n portadores, y propagandistas, de valores t¨ªpicamente americanos.
Qu¨¦ duda cabe, los mormones son ¡°gente extra?a¡±. Lo eran sin duda ya en el siglo XIX: el Mois¨¦s que les condujo a la Tierra Prometida de Utah, Brigham Young, tuvo 57 hijos nacidos de unas 50 mujeres: singular y casi exacta coincidencia con los 53 hijos del padre de Bin Laden. Y lo son, por m¨¢s que de forma menos clamorosa, hoy tambi¨¦n. Pensemos que no solo no beben alcohol ni fuman, sino que se abstienen incluso del caf¨¦ y del t¨¦ (considerados excitantes que hay que evitar) y hasta de la Coca-Cola, dado que contiene cafe¨ªna. Estadounidenses que no beben Coca-Cola: ser¨ªa dif¨ªcil concebir algo m¨¢s extra?o¡
Con todo, si uno se fija bien, son en realidad unos ¡°supernorteamericanos¡±. Y no solo por su esp¨ªritu de iniciativa, por su participaci¨®n activa y sin reservas en las actividades de su propia religi¨®n y de su propia comunidad, sino por una ideolog¨ªa de fundamentalismo capitalista ¡ªellos tambi¨¦n, como los protestantes m¨¢s radicales, creen que el ¨¦xito en los negocios es se?al de que Dios te ama¡ª que les lleva de forma natural a alinearse preferentemente con el Partido Republicano.
Su ideolog¨ªa de fundamentalismo capitalista les lleva de forma natural a los republicanos
No es casualidad que entre los m¨¢s fieles pretorianos de Ronald Reagan en la Casa Blanca hubiera numerosos mormones. Y es que casi puede decirse que los mormones eran reaganianos antes que Reagan: la misma ideolog¨ªa de la confianza en s¨ª mismo, el mito del pionero valeroso e independiente, la misma combinaci¨®n, dif¨ªcil de comprender para nosotros los europeos, de fe en la Naci¨®n (por la que puede y debe lucharse) y rechazo del Estado (sobre todo en lo que ata?e a los impuestos, percibidos como una suerte de robo, que cuanto menos ha de reducirse a sus m¨ªnimos t¨¦rminos). A la luz del marcado giro a la derecha de la pol¨ªtica norteamericana, no resulta tan extra?o, por lo tanto, que el candidato republicano a la Presidencia sea un morm¨®n, por m¨¢s que ello no deje de provocar una fuerte desaz¨®n, por no decir marcados recelos, en las corrientes cristianas m¨¢s fundamentalistas, que siguen pensando que la Iglesia de los Santos de los ?ltimos D¨ªas es una secta espuria y pseudocristiana.
Mitt Romney siempre se ha presentado al mismo tiempo como ortodoxo desde un punto de vista religioso y como pol¨ªticamente moderado, hasta el punto de haber sido elegido como Gobernador de un Estado esencialmente progresista como Massachusetts, donde, como no dejan de reprocharle sus propios compa?eros de partido, promovi¨® una reforma sanitaria que se parece excesivamente a la de Obama. El problema de Romney, al principio para obtener la nominaci¨®n y despu¨¦s para agrupar todo el potencial del voto republicano, no es por lo tanto el de tener que demostrar que, pese a ser morm¨®n, es un americano corriente, sino m¨¢s bien el de convencer de su genuina identificaci¨®n con posiciones conservadoras. Entre otras cosas, para responder a esa sospecha de moderantismo es por lo que Romney ha escogido como candidato a la Vicepresidencia a Paul Ryan, con impecables credenciales de ultraderecha tanto en el ¨¢mbito econ¨®mico como, en su condici¨®n de cat¨®lico conservador, en el de los ¡°valores¡±, que abarcan desde su oposici¨®n al aborto hasta su hostilidad hacia los gais.
En conclusi¨®n, como ha escrito el columnista James Carroll en las p¨¢ginas del Boston Globe: ¡°Rituales secretos, estructura autoritaria, textos sagrados que se nos antojan exc¨¦ntricos cuanto menos, curiosas doctrinas acerca de los difuntos, un pasado tan discutible como para abarcar la poligamia y una fe tan segura que roza la intolerancia, todo ello coexiste en paralelo con un impresionante aumento de adhesiones, unos valores positivos que llevan a un innegable ¨¦xito tanto en los negocios como en la vida familiar y una poderosa irrupci¨®n de los mormones en la escena pol¨ªtica norteamericana¡±.
?Un morm¨®n en la Casa Blanca? Ser¨ªa perfectamente posible.
Roberto Toscano, exdiplom¨¢tico italiano, es actualmente investigador s¨¦nior asociado de CIDOB.
Traducci¨®n de Carlos Gumpert.
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