L¨ªmites y garant¨ªas de un proceso independentista
La independencia de Euskadi me parece innecesaria, insolidaria y provocar¨ªa la fractura social de la ciudadan¨ªa
?Es posible legalmente y hay condiciones para proponer en Espa?a una variante de la llamada Ley de la Claridad en Canad¨¢ que ha servido para resolver mediante refer¨¦ndum la demanda de independencia para el Quebec? ?Servir¨¢ de referencia la v¨ªa abierta y los l¨ªmites de la consulta que a iniciativa del premierbrit¨¢nico, el conservador Cameron y de com¨²n acuerdo entre las partes, pretenden celebrar en Escocia?
Soy partidario de tomar la iniciativa partiendo del an¨¢lisis reposado de otras experiencias. Aunque es verdad que el modelo jur¨ªdico acordado para las consultas en Quebec o la f¨®rmula que se negocia en la actualidad para Escocia, no parten de nuestra realidad. Euskadi dispone de un fuerte Estatuto de autogobierno, envidiado y reclamado por los propios nacionalistas escoceses y catalanes. Tampoco las circunstancias econ¨®micas, el estado de la opini¨®n p¨²blica en Canad¨¢ y Reino Unido, la ausencia del terrorismo o el nivel de desarrollo de su cultura democr¨¢tica son comparables con los antecedentes y situaci¨®n del Pa¨ªs Vasco.
Ahora bien, es verdad que la sociedad vasca necesita un proyecto pol¨ªtico de cohesi¨®n social y territorial basado en un modelo incluyente de pa¨ªs y dirigido a dar respuesta a sus problemas m¨¢s acuciantes. Empezando por la gesti¨®n de la crisis econ¨®mica, porque la aut¨¦ntica prioridad es iniciar el crecimiento para crear empleo y mantener los derechos sociales y siguiendo por la construcci¨®n de una convivencia que mantenga viva la memoria de las v¨ªctimas del terrorismo y el reforzamiento de los valores democr¨¢ticos para consolidar la paz. La independencia no puede desviar la atenci¨®n y los esfuerzos concentrados en la crisis.
Me gustar¨ªa dejar claro, ante argumentaciones demag¨®gicas, que Euskadi no es equiparable al S¨¢hara Occidental. Porque ni sufrimos un estado de ocupaci¨®n colonial y carencia de democracia, ni tenemos impedido el desarrollo de nuestras singularidades, ni carecemos de un sistema amplio de autogobierno. No pueden seguir negando lo evidente. Es innegable que el Pueblo Vasco no tiene derecho al ejercicio de la llamada autodeterminaci¨®n, algo que s¨ª sucede en el caso del Pueblo Saharaui por su situaci¨®n y por resoluci¨®n de la ONU. Tampoco podemos olvidar que en Euskadi ETA asesinaba por la independencia mientras los abertzales lo justificaban hablando de un ¡°genocidio del pueblo vasco¡±.
Pero para poner freno a la permanente amenaza de la secesi¨®n unilateral, una sociedad democr¨¢tica madura debe poder hablar de la independencia porque el problema existe. Planteo un cambio de estrategia que trata de preparar una respuesta pol¨ªtica e ideol¨®gica novedosa, compleja y discutible, s¨ª, pero profundamente democr¨¢tica frente al desaf¨ªo nacionalista y la ceguera centralizadora y contraria a la Espa?a plural de PP-UPyD. La clave estar¨ªa en proponer una v¨ªa consultiva de aplicaci¨®n s¨®lo para el supuesto de que los nacionalistas aceptaran avanzar hacia la independencia desde el respeto a la legalidad constitucional vigente en cada momento.
Una sociedad democr¨¢tica madura debe poder hablar de la independencia
Con esa premisa y despu¨¦s de que se consiga la disoluci¨®n de ETA y se supere la crisis, no se deber¨ªa hacer o¨ªdos sordos a una petici¨®n clara y precisa, aprobada por una mayor¨ªa cualificada del Parlamento Vasco y que obtuviera el refrendo de la ciudadan¨ªa.
Nos encontramos, en resumen, con una reivindicaci¨®n leg¨ªtima de la independencia siempre que se realice por v¨ªas pac¨ªficas y sea conforme con reglas democr¨¢ticas, pero que jur¨ªdicamente hoy no es posible darle una salida constitucional. Ahora bien, para quienes nos sentimos federalistas o autonomistas, dem¨®cratas espa?oles y europe¨ªstas, nuestra respuesta no puede ser un silencio defensivo o la imposibilidad legal. No parece inteligente dar un portazo a la reivindicaci¨®n, sino una respuesta en t¨¦rminos democr¨¢ticos y desde la defensa de los principios que informan un Estado de derecho.
De ah¨ª que, rechazando el reconocimiento de la autodeterminaci¨®n, no es una locura el estudio de un refer¨¦ndum regulado por Ley de Las Cortes a celebrar en la coyuntura se?alada. Porque si quedara demostrada esa aspiraci¨®n y pactados luego entre las partes los hipot¨¦ticos t¨¦rminos de la separaci¨®n, s¨®lo para los territorios que as¨ª lo expresaran, despu¨¦s habr¨ªa que reformar la Constituci¨®n para posibilitar una salida legal, lo que incluir¨ªa la obligada celebraci¨®n de un posterior refer¨¦ndum en toda Espa?a.
La Fundaci¨®n Mario Onaind¨ªa est¨¢ haciendo estudios e informes que analizan los costes econ¨®micos, consecuencias pr¨¢cticas, contradicciones, incertidumbres y perjuicios como la salida de la Uni¨®n Europea que conllevar¨ªa la independencia de Euskadi. La Fundaci¨®n prepara un balance de la secesi¨®n en t¨¦rminos humanos, econ¨®micos y pol¨ªticos, perfilando el cauce legal que pudiera consensuarse de manera bilateral con el Estado. Tambi¨¦n ser¨¢ valiosa su valoraci¨®n intelectual con referencias hist¨®ricas y afectivas sobre los v¨ªnculos que han mantenido los territorios vascos durante cientos de a?os con los otros pueblos de Espa?a y las ventajas de apostar por las identidades compartidas.
El nacionalismo agita la causa de la autodeterminaci¨®n y la independencia como factores emocionales, de alimento pol¨ªtico para sus bases y de movilizaci¨®n electoral. Adem¨¢s de utilizarla como arma arrojadiza con la pretensi¨®n de deslegitimar la democracia espa?ola. Y el gobierno de Rajoy es el mejor aliado de PNV y Bildu, que nunca han querido concretar las condiciones, ¨¢mbito y sujetos de decisi¨®n de una consulta clara a plazo fijo. Siempre les ha interesado el juego de la exigencia en abstracto, la confrontaci¨®n de identidades y el falso victimismo contra el Estado.
Nuestra respuesta, la de los socialistas vascos, ha de manifestar el orgullo de ser autonomistas y servir para situarnos mejor ante una batalla ideol¨®gica pendiente en Euskadi en la que los principios democr¨¢ticos y los valores de la cultura de la convivencia, como el respeto al pluralismo, han de arraigar en los j¨®venes m¨¢s que la enfermiza exaltaci¨®n de las patrias y la permanente confrontaci¨®n de las diferencias.
Ahora, m¨¢s que nunca, quiero afirmar que la independencia de Euskadi en una Europa en crisis que reclama a los Estados m¨¢s cesiones de soberan¨ªa para fortalecerse, en medio de un mundo interdependiente y globalizado del siglo XXI, me parece innecesaria, insolidaria y provocar¨ªa la fractura social de la ciudadan¨ªa.
Od¨®n Elorza es diputado socialista por Gipuzkoa.
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