Toda una vida de tormento y ¨¦xtasis
Los diarios de Richard Burton desvelan su volc¨¢nica relaci¨®n con Liz Taylor, su odio a los Kennedy, a la duquesa de Windsor y los problemas con el alcohol
Si es usted nost¨¢lgico y de mediana o avanzada edad, no se pierda los diarios de Richard Burton: son un melanc¨®lico viaje por los a?os sesenta y setenta cuando a¨²n hab¨ªa cine en blanco y negro, Europa ten¨ªa peso en el mundo y los famosos del momento eran gente como Marlon Brando, Sinatra, los Kennedy, Raniero y Gracia de M¨®naco o Arist¨®teles Onassis.
Si es usted demasiado joven para saber qu¨¦ es todo eso, sepa que Richard Burton, fallecido en 1984 siendo a¨²n joven, 58 a?os, era uno de los grandes mitos del cine y el teatro de la ¨¦poca y que su tormentosa relaci¨®n con Elizabeth Taylor centr¨® la atenci¨®n de las revistas del coraz¨®n durante decenios.
Adelantados parcialmente por el diario londinense The Telegraph, los diarios de Burton no solo destilan melancol¨ªa: constituyen un valioso retrato de la compleja personalidad de un hombre en el que conviv¨ªan al mismo tiempo la arrogancia y la inseguridad, que detalla las delicias y los tormentos que el alcohol aport¨® a su vida, la pasi¨®n pero tambi¨¦n los altibajos de su relaci¨®n con Liz, el amor de su vida, y que describe con una acidez m¨¢s inocente que maliciosa los personajes del momento.
¡°La familia K son, por supuesto, conocidos s¨¢tiros¡±, escribe el 23 de julio de 1969 en referencia a los Kennedy. ¡°Cuando Jack Kennedy hac¨ªa campa?a por la presidencia y estaba en Palm Springs con Sinatra, el lugar era como una casa de putas con Kennedy como cliente principal¡±, a?ade nada m¨¢s recordar que ¡°me qued¨¦ de piedra cuando estando en casa de Pierre Salinger, Bobby K se llev¨® a Margot Fonteyn a una habitaci¨®n trasera¡±.
Andy Warhol ten¨ªa ¡°aspecto de cad¨¢ver¡± cuando coincidieron en una cena en 1971. La duquesa de Windsor estaba ¡°considerablemente gag¨¢¡± en aquella misma ¨¦poca. Franco Zefirelli le parece ¡°un cobarde¡± porque ¡°no te puede mirar a los ojos ni f¨ªsica no mentalmente¡±. Peter O'Toole es ¡°encantador pero un aut¨¦ntico trolero¡±. Marlon Brando ¡°a¨²n tiene que aprender a hablar¡± y ¡°tendr¨ªa que haber nacido hace dos generaciones y actuar en pel¨ªculas mudas¡±. A?os despu¨¦s, en 1980, admitir¨ªa que le pon¨ªa celoso que Brando hablara por tel¨¦fono con Elizabeth Taylor: ¡°Ese jodido sobrio auto-consentido obeso¡¡±.
Elizabeth, con la que estuvo casada dos veces, est¨¢ siempre ah¨ª. En los buenos tiempos (¡°Despu¨¦s de ocho a?os juntos, a¨²n la echo de menos cada vez que se va al ba?o¡±, escribe en 1968. Y en los malos: ¡°ET solo 15 minutos tarde pero se ha pasado otros 15 minutos arregl¨¢ndose las cejas. Apesta a ajo: ?qui¨¦n come ajo para desayunar? Sigue sin aprenderse su texto. Muy preocupante. Me dice dos veces cada hora lo sola que est¨¢"¡± escribe en marzo de 1983, cuando ensayan una obra juntos en Nueva York despu¨¦s de su segundo divorcio.
Pero quiz¨¢s los pasajes m¨¢s conmovedores son los que se refieren a su alcoholismo, presente por doquier. Para advertir de peligros concretos (¡°Cuidado con la sambuca. Te saca cosas diab¨®licas¡±), dependencias gen¨¦ricas (¡°Me aburre tanto mi trabajo que solo la bebida es capaz de matar el dolor¡±), buenas intenciones (¡°En lugar de una botella y media de vodka al d¨ªa, ahora solo me tomo media¡±) o confesiones personales: ¡°A veces soy tan hijo de mi padre que se me ponen los pelos de punta. ?l ten¨ªa el mismo don de hacer da?o con la lengua, la misma violencia ocasional, la misma fidelidad a mam¨¢ que yo le tengo a Elizabeth, tenemos la misma capacidad para se?alar a otros con el dedo cuando sabemos muy bien que somos nosotros los culpables, tenemos que atacar cuando sabemos que estamos a la defensiva¡±.
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