Elogio de la Transici¨®n
Nadie puede abrir el baile de una transici¨®n desde el poder sin la pareja al otro lado con la que emprender¨¢ unas complejas relaciones de pacto y de pugna, como sucedi¨® con Su¨¢rez y Carrillo
La espa?ola fue muy elogiada en su d¨ªa. No ahora, cuando ni siquiera quienes la hicieron se atreven a reivindicarla. V¨¦ase a Jordi Pujol, que da por hecho que se equivoc¨®. Ya que no podemos elogiar la nuestra, hagamos lo propio con la de Birmania, aunque todav¨ªa no haya desembocado en la democracia. Cae muy lejos, interesa poco y hay que esforzarse para encontrar paralelismos. Nadie va a reproch¨¢rnoslo.
Los paralelismos, que los hay, son de orden m¨¢s moral que pol¨ªtico y se personifican en la fr¨¢gil y a la vez gigantesca figura de Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz en 1991, ahora l¨ªder de la oposici¨®n, pero durante muchos a?os bajo arresto domiciliario dictado por la feroz Junta Militar que manda en el pa¨ªs desde 1962.
Suu Kyi es la hija del general Aung San, h¨¦roe de la independencia asesinado en 1948 cuando ella solo ten¨ªa dos a?os. Desde 1988 encabez¨® la oposici¨®n a la Junta Militar y al a?o siguiente ya estaba bajo arresto, prolongado hasta 2010 salvo cortos periodos de interrupci¨®n. Al frente de la Liga Nacional para la Democracia, gan¨® en 1990 unas elecciones que la Junta Militar anul¨®. Y venci¨® de nuevo y muy ampliamente en abril de 2011 en unas elecciones parciales, las primeras de la apertura democr¨¢tica, en las que se jugaban 45 esca?os sobre 600.
Suu Kyi tira de la cuerda cuando conviene, pero a la vez tambi¨¦n echa una mano al gobierno tutelado por los militares al que se opone. En Estados Unidos ha sido recibida esta semana por Obama, Hillary Clinton y el Congreso como lo que es, una hero¨ªna de la libertad. Aunque encabeza la oposici¨®n, ha pedido en Washington que se levanten las sanciones contra su pa¨ªs. Como hacen los l¨ªderes responsables, act¨²a ya como si gobernara. Desde la epopeya de Mandela no se hab¨ªa visto nada igual.
De la ley a la ley. Sin rupturas. Con el consenso como m¨¦todo, ¡°hasta conseguir que forme parte de la cultura pol¨ªtica de Birmania¡±, seg¨²n sus propias palabras. As¨ª se hace camino, no con la remontada de los extremos que conocemos en Europa y en Estados Unidos, la denigraci¨®n del adversario o la abominaci¨®n del consenso y de las posiciones moderadas.
Suu Kyi es una mujer paciente y reformista, preparada siempre para el compromiso y el di¨¢logo. Sin estas virtudes, nada hubiera conseguido. Y ha sabido aprovechar la aparici¨®n de una figura clave, el exgeneral y ahora presidente U Thein Sein, un moderado dispuesto a dirigir el pa¨ªs hacia una apertura democr¨¢tica. Siempre es cosa de dos, al menos. Nadie puede abrir el baile de una transici¨®n desde el poder sin la pareja al otro lado con la que emprender¨¢ unas complejas relaciones de pacto y de pugna, como sucedi¨® entre nosotros con Su¨¢rez y Carrillo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.