La esposa de...
La redacci¨®n, antes de que llegaran las quejas, corrigi¨® un titular digital que identificaba a una comentarista pol¨ªtica ¨²nicamente por su condici¨®n de esposa de un ministro
El 12 de este mes una noticia en la edici¨®n digital se encabezaba con el siguiente t¨ªtulo: TVE ficha a la esposa del ministro Wert como tertuliana de ¡®Los desayunos¡¯. Despu¨¦s fue sustituido por Edurne Uriarte se incorpora como tertuliana a ¡®Los desayunos de TVE¡¯.Pero el tiempo que permaneci¨® bast¨® para que reaccionaran lectores como Samuel Mart¨ªn. En su carta argumenta: ¡°Me resulta un titular machista, en tanto que trata de ¡®esposa de¡¯ a alguien que tiene una larga trayectoria p¨²blica, al menos comparable a la de su marido, si no mayor, aunque en distinto ¨¢mbito. Entiendo que la noticia intenta presentar que la actual direcci¨®n de TVE est¨¢ incluyendo a personas con un cierto sesgo pol¨ªtico. Puede ser leg¨ªtimo presentar esa posici¨®n, partiendo de la trayectoria de Edurne Uriarte. Incluso, el hecho de que sea esposa de un ministro del actual Gobierno es relevante, como se?alaba un art¨ªculo de la edici¨®n del Pa¨ªs Vasco de su propio diario hace unos meses, porque en su actividad como comentarista pol¨ªtica es de leg¨ªtimo ¡®inter¨¦s p¨²blico¡¯ para los ciudadanos el saber que a la hora de escribir o de verter opiniones sobre las pol¨ªticas del actual Gobierno o, para m¨¢s inri, sobre las reformas llevadas a cabo por el Ministerio de Educaci¨®n, lo hace desde una determinada posici¨®n. Pero el hecho de que se presente como titular, hace de lo adjetivo sustantivo, y provoca que parezca que su ¨²nico m¨¦rito es ser esposa de un ministro. Como prueba, puede leer los comentarios a la noticia, que se dedican a descalificarla y a tratarla de enchufada (m¨¢s por su parentesco que por su posici¨®n pol¨ªtica)¡±.
El cambio de titular se hizo a iniciativa de la propia redacci¨®n, no como reacci¨®n a ninguna cr¨ªtica externa.
Berna Gonz¨¢lez Harbour, subdirectora de este diario, a quien traslad¨¦ la carta, me ha remitido un texto a prop¨®sito del titular. ¡°El lector tiene toda la raz¨®n. Es un titular absurdo que nunca debimos haber publicado. Edurne Uriarte es una conocida columnista, tertuliana y profesional que no ha necesitado jam¨¢s ser esposa de un ministro para participar en numerosos foros. El planteamiento desliza una insinuaci¨®n de nepotismo mal sustentada (que habr¨ªa sido equivalente si se tratara del esposo de una ministra), pero que adquiere adem¨¢s un matiz machista al profundizar en la imagen de esposa amparada por su marido. Su fichaje ni siquiera deb¨ªa ser una noticia, si no era dentro de un planteamiento m¨¢s amplio sobre los nuevos tertulianos en TVE y la salida de otros. Pido disculpas a Uriarte por ello y a los lectores, a los que creo que no acostumbramos a castigar con planteamientos tan machistas¡±.
Indudablemente no debe ocultarse que la citada columnista es esposa de un ministro del Gobierno, pero encabezar la noticia con esta condici¨®n conyugal insin¨²a claramente, como reflexionan tanto el lector como la periodista, que ha sido fichada precisamente por su condici¨®n de esposa y no por su trayectoria como tertuliana, al margen de la opini¨®n que cada cual tenga sobre sus posiciones.
Este tipo de errores son detectados infaliblemente por los lectores, que los consideran, razonablemente, como la consecuencia de una persistente contaminaci¨®n de patrones sexistas, androc¨¦ntricos.
¡°Ha de acabar la dictadura est¨¦tica que oprime a la mujer¡±
En el blog, como muestra de ello, han sido objeto de comentario una cr¨®nica sobre un plan para controlar los gastos en el Consejo del Poder Judicial que inclu¨ªa propuestas, seg¨²n se explicaba en el texto, sobre las bonificaciones que las l¨ªneas a¨¦reas ¡°abonan a los vocales o sus esposas¡±, obviando que hay vocales mujeres que pueden tener maridos. O una excelente descripci¨®n, a juicio del lector, de una subasta judicial donde se rese?aba que la secretaria vest¨ªa una falda hasta la rodilla. Ello ser¨ªa menos discutible si pudieran leerse con igual normalidad descripciones sobre los atuendos masculinos. Dif¨ªcilmente encontraremos titulares como No todas las alemanas son como Merkel... (las hay con estilo) aplicados a sus colegas del otro sexo.
Otra cosa, distinta y l¨®gica, es que el comentario se enmarque en un an¨¢lisis sobre una estrategia de imagen como el publicado recientemente sobre la princesa Letizia (¡°dispuesta a demostrar que no gusta de excesos, cada vez luce m¨¢s ropa adquirida en tiendas de bajo coste y repite modelo en las grandes ocasiones¡±). Con todo, tambi¨¦n en este caso, llegan reproches. Sara ?lvarez lo hace, pero quiero destacar de su carta una reflexi¨®n m¨¢s general: ¡°Cualquier feminista (hombre o mujer) deber¨ªa levantarse contra esta dictadura de la apariencia que nos ahoga, en pleno siglo XXI. ?Les parece serio en un peri¨®dico de la categor¨ªa de EL PA?S seguir hablando de estas cosas?¡±. La lectora hace culpables a los medios de las numerosas conversaciones que ha escuchado sobre la fealdad de una ministra o el traje gar?on de otra. ¡°Desde su condici¨®n de mujeres pol¨ªticas no las voy a defender (...), pero s¨ª romper¨¦ una lanza porque se acabe esta dictadura de la est¨¦tica que oprime a las mujeres¡±.
En otro orden de cosas, un lector, Javier Garc¨ªa Erviti, remite una advertencia sobre el mal uso de los nombres y apellidos de personajes de nacionalidad china. Se?ala que algunos periodistas de este diario no son conscientes de cu¨¢l es el nombre y cu¨¢l el apellido, y cometen errores como el titular Meilutyte, de 15 a?os, Shiwen, de 16, y Franklin, de 17, emergen ya como grandes campeonas. ¡°Meilutyte y Franklin son apellidos, Shiwen es el nombre de pila de una chica que se apellida Ye¡±. Es costumbre, explica en su carta, en la lengua china anteponer el apellido al nombre ¡°de pila¡±, como tambi¨¦n lo es en otras lenguas, como la h¨²ngara y la japonesa. ¡°En el caso de japoneses y h¨²ngaros, solemos trasponer ambos y as¨ª adaptarlos a nuestra costumbre: Haruki Murakami (japon¨¦s) o Daniel Gyurta (h¨²ngaro). Pero por alg¨²n motivo at¨¢vico mantenemos la costumbre de las lenguas china y coreana, y as¨ª hablamos de Mao Zedong y Yao Ming (chinos) o de Ban Ki-moon (coreano), con el apellido en primer lugar (aunque al menos su diario lo hace siempre del mismo modo, no como otros)¡±. Esto, prosigue, produce una confusi¨®n general en el p¨²blico y ocasional entre los propios periodistas, que a veces se refieren ¡°al primer ministro chino como Jiabao o al provocador artista de ese pa¨ªs como Weiwei, o a la nueva prodigio de la nataci¨®n como Shiwen, apelaciones que solo emplear¨ªa su c¨ªrculo familiar m¨¢s ¨ªntimo y que en realidad en estos casos no denotan familiaridad, sino ignorancia¡±. El lector propone ¡°aplicar para todos los nombres la costumbre de la lengua castellana (y de la mayor¨ªa de las lenguas del mundo) y as¨ª hablar de Zedong Mao, Xiaoping Deng...¡±. Traslad¨¦ la carta a Dolors Folch, fundadora de la Escuela de Estudios de Asia Oriental en la Universidad Pompeu Fabra. ¡°En China, el apellido antecede al nombre. Curiosamente, apenas hay unos cien apellidos (incluso menos, porque varios son hom¨®fonos sin ser hom¨®grafos). La mayor¨ªa de estos apellidos tienen una ¨²nica s¨ªlaba. Indudablemente, si se desconoce este dato y el redactor escoge Shiwen para denominar a una persona que se llama Ye Shiwen... estar¨¢ cometiendo una familiaridad inaceptable que puede considerarse groser¨ªa. Es como si un periodista chino, para referirse, por ejemplo, a Pasqual Maragall escribiera simplemente Pasqual¡±.
Folch, sin embargo, es partidaria de reproducir los nombres en el orden original (primero el apellido) y no proceder, cuando se escribe en castellano, a invertirlos.
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