El ¨²ltimo ¡®show¡¯ de Berlusconi
El Caim¨¢n vuelve. Con una glamurosa fiesta, unos kilos de menos y una presunta novia de m¨¢s Su partido, el Pueblo de la Libertad, protagoniza en su ausencia nuevos casos de corrupci¨®n El exmandatario quiz¨¢ se fuera hace un a?o, pero el berlusconismo parece seguir en buena forma
Silvio Berlusconi tiene 76 a?os reci¨¦n cumplidos y una fortuna aproximada de 9.000 millones de euros. Durante casi dos d¨¦cadas al frente del Gobierno de Italia, ha cultivado grandes amistades, tanto en las altas cunas de la pol¨ªtica como en las bajas camas de la juerga y el desenfreno. De bronceado impecable, pelo caoba y zapatos con alza, conserva intacta su conocida ret¨®rica de guerra, ora se vuelve trueno, ora comediante con id¨¦ntico entusiasmo. El otro d¨ªa, en el puerto de Bari, a bordo de un crucero de lujo, record¨® sus tiempos de cantante y fot¨®grafo de bodas y funerales. Entre copita y copita, a sus coet¨¢neas se les derret¨ªa el r¨ªmel de la risa y los de su quinta lo miraban con envidia, como diciendo: ¡°Qu¨¦ pacto habr¨¢s hecho con el diablo, caim¨¢n¡±. Se podr¨ªa presumir que despu¨¦s de sus ¨²ltimos traspi¨¦s ¨Chace un a?o fue expulsado del Gobierno de Italia y los jueces todav¨ªa amenazan con mandarlo a prisi¨®n por un feo asunto de inducci¨®n a la prostituci¨®n de menores¨C, Il Cavaliere tuviese ya ganas de retirarse a aquella mansi¨®n suya de Cerde?a con bosques, piscinas, un volc¨¢n artificial y una gruta submarina al estilo 007. Pero no. Berlusconi, con unos kilos de menos y una novia de m¨¢s, acaba de anunciar que seguir¨¢ en la brecha.
La cuesti¨®n es si cre¨¦rselo o no. El teatro que mont¨® para anunciar su regreso ¨Cen un barco de lujo, despu¨¦s de una ausencia calcu?lada de 72 d¨ªas, planchado y almidonado como un novio¨C incita, como tantas cosas suyas, a la broma y el esperpento. Refiri¨¦ndose a s¨ª mismo en tercera persona, habl¨® sin parar durante casi tres horas. Dos horas y media sobre su juventud y su ¨¦xito, aquellos a?os felices y aquella fortuna inmediata, y el resto ¨Capenas 20 minutos¨C, sobre los trazos gruesos de la pol¨ªtica. Muy cerca de ¨¦l, su presunta nueva novia, Francesca Pascale, de 27 a?os, la m¨¢s joven de la reuni¨®n, una muchacha del espect¨¢culo convertida en dirigente del Pueblo de la Libertad (PDL) por la varita m¨¢gica de Berlusconi. Aun sin quererlo, en esa imagen del ¨²ltimo domingo del verano, en un crucero de lujo fletado por uno de sus peri¨®dicos, el magnate logr¨® resumir muy bien su trayectoria: en el centro, ¨¦l, y todo lo dem¨¢s ¨Cempezando por la pol¨ªtica y las mujeres¨C alrededor, a su servicio.
¨CAqu¨ª estoy. Nunca me fui de la pol¨ªtica.
?Por qu¨¦ ese inter¨¦s en volver, a pesar de la edad, de los miles de millones de euros para ir tirando? Su respuesta es clara: ¡°Para salvar Italia¡±. La misma Italia que ¨¦l se dedic¨® a destruir
Hay que andarse con cuidado. Entre los muchos peligros que encierra Berlusconi, el mayor es tom¨¢rselo a broma. La pol¨ªtica italiana puede dar fe de ello. Durante casi dos d¨¦cadas, partidarios y detractores giraron a merced de su ¨®rbita, contagi¨¢ndose ¨Cunos y otros¨C de su manera de hacer pol¨ªtica. Aquel 12 de noviembre de 2011 en que por fin dimiti¨®, alguien con muy buen criterio se sustrajo a la alegr¨ªa del momento y sentenci¨®: ¡°Se ha ido Berlusconi, pero queda el berlusconismo¡±. Casi un a?o despu¨¦s, lo de menos es que vuelva a competir por la jefatura del Gobierno ¨Csus opciones de recuperar el poder son pr¨¢cticamente nulas¨C, sino que, con tal de salvar los restos del naufragio, siga emponzo?ando la vida p¨²blica italiana. A la pregunta de por qu¨¦ ese inter¨¦s en volver ¨Ca pesar de la edad, de los miles de millones de euros para ir tirando¨C, hay varias respuestas. La suya es clara: ¡°Para salvar Italia¡±. La misma Italia que ¨¦l se dedic¨® a destruir. Algunos pueden pensar que es su condici¨®n de pol¨ªtico de raza. Pero la mayor¨ªa sabe ¨C?a qui¨¦n enga?a ya Berlusconi?¨C la verdad del cuento: sin el respaldo del poder, sus empresas y hasta su libertad corren serio peligro. Il Cavaliere a¨²n tiene varios juicios pendientes. El m¨¢s sucio es sin duda el llamado caso Ruby, por mucho que la prensa rosa italiana se haya empe?ado en lavarle la cara con agua y jab¨®n.
Aunque Berlusconi se presentara en el barco de Il Giornale como un hombre nuevo, m¨¢s delgado y m¨¢s terso despu¨¦s de unas vacaciones en Kenia junto a su gran amigo Flavio Briatore ¨Cy bajo los cuidados de una esbelta doctora de confianza¨C, su nombre sigue estando unido d¨ªa a d¨ªa, en los peri¨®dicos y en sus pesadillas, con el de Ruby Robacorazones. Ese es el apodo de una joven bailarina marroqu¨ª, Karima El Mahroud, quien, seg¨²n la polic¨ªa, participaba en las fiestas sexuales de Silvio Berlusconi ¨Cel ya mundialmente famoso bunga bunga¨C desde que ten¨ªa 16 a?os.
La relaci¨®n se descubri¨® a ra¨ªz de que la muchacha fuese detenida por robar joyas y dinero. Si no hubiera un atestado policial y unas grabaciones que lo atestiguan, el asunto parecer¨ªa fruto de la imaginaci¨®n de un guionista malo una ma?ana de resaca. La noche del 27 al 28 de mayo de 2010, el propio Berlusconi telefone¨® a la comisar¨ªa central de Mil¨¢n, se identific¨® como primer ministro e intent¨® colar uno de sus embustes a los polic¨ªas de guardia. Asegur¨® a los agentes que Ruby era ¡°sobrina¡± del entonces presidente egipcio Hosni Mubarak y que deb¨ªa ser ¡°confiada¡± a Nicole Minetti, otra joven amiga del primer ministro. La polic¨ªa, c¨®mo no, la dej¨® en libertad, pero le pinch¨® el tel¨¦fono y pudo grabar a la propia muchacha admitiendo que con 16 a?os ya frecuentaba ¨Cdej¨¦moslo as¨ª¨C al primer ministro.
Aunque la historia ya ha sido contada y recontada, merece la pena detenerse ahora. Porque, como en la fotograf¨ªa del puerto de Bari, encierra muchas claves. La primera es la facilidad del magnate para soltar embustes. La siguiente refleja la manera en que, desde sus inicios, Berlusconi bas¨® su poder en una red muy tupida de complicidades e intercambios, que lo mismo le serv¨ªan para apa?arse una muchacha de compa?¨ªa que para cerrar ¨Censeguida lo veremos¨C un negocio multimillonario. El caso es que Ruby Robacorazones fue recogida de la comisar¨ªa por Nicole Minetti, la bella joven de confianza de Berlusconi, la higienista dental que le atendi¨® tras la agresi¨®n sufrida en la plaza del Duomo de Mil¨¢n ¨Cen diciembre de 2009¨C y que luego, no se sabe por qu¨¦, pero es f¨¢cil imaginarlo, dej¨® la consulta y se convirti¨® en reclutadora de muchachas para el primer ministro. Tan eficaz result¨® ser la bella Minetti en su nuevo cometido que Berlusconi tuvo a bien nombrarla consejera de su partido, el Pueblo de la Libertad, en Lombard¨ªa. O lo que es lo mismo: 20.000 euros mensuales brutos y mucho tiempo libre. Tanto que en los ¨²ltimos d¨ªas ha vuelto a ser noticia por convertirse en la estrella de un desfile de modelos en ba?ador. Ten¨ªa la experiencia de posar en exclusiva para Berlusconi, unas veces de monja y otras de polic¨ªa, mientras las chicas por ella reclutadas lo hac¨ªan de Obama o Ronaldinho. Se supo que los exiguos disfraces con los que la flamante consejera regional y sus colegas ejecutaban la danza del vientre ante el magnate eran un regalo de su gran amigo Muamar el Gadafi, que en paz descanse. Interpelada por su fulgurante carrera ¨Chigienista, madame, pol¨ªtica y, finalmente, modelo¨C, Nicole Minetti respondi¨® airada:
Su higienista dental dej¨® la consulta y se convirti¨® en su reclutadora de muchachas. Tan eficaz result¨® que Berlusconi tuvo a bien nombrarla consejera de su partido en Lombard¨ªa
¨C?Es que quien hace pol¨ªtica no puede ponerse un traje de ba?o?
El ¨²ltimo h¨¢bitat natural del depredador Berlusconi ¨Cel de las fiestas como las retratadas por el fot¨®grafo Antonello Zappadu en Villa Certosa¨C ha sido muchas veces contado durante estos a?os. Tanto que daba la impresi¨®n de que en Italia no suced¨ªa otra cosa. De ello se alimentaron propios y extra?os, picando en el anzuelo de un sagaz Berlusconi que utiliz¨® la polvareda de sus esc¨¢ndalos medi¨¢ticos para distraer la atenci¨®n sobre lo verdaderamente importante. Sigui¨® tejiendo y destejiendo en lo oscurito, comprando voluntades, haci¨¦ndose leyes a la medida de sus empresas, conservando viejas amistades ¨Ccomo aquella del senador Marcelo Dell¡¯Utri¨C condenadas por sus tratos con la Mafia. Finalmente, hace un a?o, Berlusconi tuvo que abandonar el poder. Si ahora vuelve, aunque sea de triste comparsa, es porque no tiene m¨¢s remedio. Su partido, el Pueblo de la Libertad, protagoniza mil casos de corrupci¨®n, como el que le acaba de costar el puesto a la gobernadora de la regi¨®n de Lacio ¨Ccentro de Italia¨C y la c¨¢rcel a uno de sus dirigentes. No es ¨¦l, pero son los suyos. No es Berlusconi, es el berlusconismo.
En el puerto de Bari, el magnate les contaba a los suyos batallitas sobre aquellos tiempos en los que libr¨® a Italia de ¡°los comunistas¡±. Aquel estudiante en los Salesianos, licenciado en Derecho y cantante de cruceros no cont¨® c¨®mo, alehop, se convirti¨® en millonario a los 30 a?os y, sobre todo, c¨®mo a los 50 consolid¨® su fortuna. Desde el principio supo que la manera de blindar a sus empresas inmobiliarias y a sus televisoras, ahorrarse cientos de millones en multas y, llegado el caso, evitar la c¨¢rcel era entrar de lleno en la pol¨ªtica. De joven se sirvi¨® de Bettino Craxi, poderoso presidente del Gobierno entre 1983 y 1987, pero cuando la Operaci¨®n Manos Limpias descubri¨® el pastel y el l¨ªder socialista no tuvo m¨¢s remedio que huir a T¨²nez, Berlusconi fund¨® su propio partido. La frase fundacional fue:
¨CItalia es un pa¨ªs que amo.
La misma idea que transmiti¨® el otro d¨ªa a sus fieles en el puerto. M¨¢s esbelto, moreno y simp¨¢tico, Silvio Berlusconi sopesa volver a la primera l¨ªnea de la pol¨ªtica. Incluso se ha dejado fotografiar junto a sus nietos en un intento ¨C¡°aquel trueno, vestido de nazareno¡±¨C de limpiar su imagen p¨²blica. Pero enseguida vuelve, como en el barco, al redil de sus pasiones. ?Por qu¨¦ regresa realmente Berlusconi? En Italia todo se termina sabiendo. Hace falta, eso s¨ª, que transcurran dos o tres d¨¦cadas desde que sucedieron los hechos y, sobre todo, que el principal encartado haya muerto, no solo pol¨ªticamente. As¨ª que ya les iremos contando la verdadera historia del regreso del Caim¨¢n.
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