Segundo asalto
Obama recupera la iniciativa ante Romney, pero ninguno aclara qu¨¦ har¨¢ si gana
En el segundo de los tres debates presidenciales, el de Nueva York, Barack Obama ha llevado la iniciativa y se ha revelado m¨¢s agresivo y convincente que Mitt Romney. Puede haber recuperado una parte del terreno perdido en el primer encuentro de Denver, tras el que el republicano se situ¨® por primera vez como presidenciable en las encuestas, quitando al presidente apoyos cruciales entre mujeres e hispanos. Pero Romney aguant¨® bien. No es probable, en todo caso, que muchos electores dudosos se hayan aclarado. De estos intercambios no se despeja en qu¨¦ consistir¨ªa un primer mandato de Romney o un segundo del actual presidente.
En esta apasionante campa?a estadounidense de 2012, los debates en televisi¨®n se han convertido en un factor decisivo. Hoy por hoy, las encuestas arrojan un empate t¨¦cnico ante la jornada del primer martes de noviembre. Tanto como esos debates o m¨¢s pesa el dinero que las campa?as de los candidatos dedican a anuncios en televisi¨®n y otros medios. Y la de Romney, que recaud¨® nada menos que 170 millones de d¨®lares (130 millones de euros) en septiembre, se dispon¨ªa ayer a bombardear con 12 millones de d¨®lares a sus electores potenciales, especialmente en Estados clave como Florida y Ohio. Est¨¢ por ver si el actual presidente dem¨®crata recupera su ventaja. De momento, en Nueva York vimos a un Obama m¨¢s s¨®lido, que defend¨ªa su terreno en materia de impuestos, sanidad, igualdad de la mujer, disparidad salarial e inmigraci¨®n. El candidato republicano tuvo sus momentos m¨¢s firmes al cuestionar la situaci¨®n econ¨®mica y el desempleo, con cifras que han mejorado ¡ª7,8% en septiembre¡ª, pero que son altas para EE UU.
Hasta ahora se ha tocado poco la pol¨ªtica exterior que, en tiempos relativamente tranquilos, apenas interesa a los ciudadanos estadounidenses, aunque mucho a los del resto del mundo. En este terreno, las diferencias son escasas. La mayor puede ser el gasto en Defensa, que Obama quiere reducir en casi un 3% y Romney, aumentar un 4%; una diferencia de 2.000 millones de d¨®lares, que no es banal.
Obama tiene un balance que presentar, y una l¨ªnea que preservar ante un Romney que ha ido cambiando sus perfiles al albur de las circunstancias. A este lastre suma otro que reapareci¨® en el debate (pero de escaso peso en el votante): el fantasma de George W. Bush, bajo cuyo mandato empez¨® la crisis financiera y econ¨®mica.
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