No ha sido posible un Estado plurinacional
Catalu?a es una naci¨®n y toda naci¨®n, cuando llega a la plena conciencia de s¨ª misma, tiende irremisiblemente a la construcci¨®n de un Estado propio
La grandiosidad de la manifestaci¨®n del 11 de septiembre en Barcelona, como expresi¨®n de un estado de conciencia y de voluntad de un porcentaje inimaginable de catalanes, sorprendi¨® a la ciudadan¨ªa espa?ola y sacudi¨® con fuerza a su clase pol¨ªtica. A la vista de las reacciones suscitadas por el acontecimiento, a este observador catal¨¢n con a?os de vivencia madrile?a le parece que el pueblo y los pol¨ªticos espa?oles, ni siquiera en democracia, se han percatado de lo que alberga el alma catalana. Ha fallado el conocimiento, la perspicacia, la finura con que se percibe el trasfondo de un pueblo. Peor todav¨ªa: se parte del axioma seg¨²n el cual el pueblo catal¨¢n no existe, que es s¨®lo una variante molesta y an¨®mala de lo espa?ol.
Y resulta que el pueblo catal¨¢n existe, que tiene consistencia. Cuidado: no es el pueblo catal¨¢n en la actualidad un pueblo monol¨ªtico en aspiraciones y sentimientos c¨ªvico-pol¨ªticos, pero se da en ¨¦l una catalanidad transversal de la que participan catalanes con ra¨ªces seculares, catalanes procedentes de las variadas regiones de Espa?a y catalanes de la inmigraci¨®n extranjera que acaban de llegar y observan atentos el ondear de banderas catalanas con estrella. En una o en otra proporci¨®n, todos esos catalanes estaban en el centro urbano de la capital de Catalu?a en un acto impresionante de afirmaci¨®n nacional. Un acto masivo en el que los ciudadanos de este pa¨ªs no s¨®lo ondearon en el aire su identidad colectiva, sino que manifestaron estar buscando un lugar propio en Europa, ya que Espa?a no ha sabido encontrar caminos de di¨¢logo y negociaci¨®n capaces de conjurar las aspiraciones soberanistas.
?Qu¨¦ he dicho? S¨ª, he pronunciado una palabra que hasta hoy parec¨ªa reservada a Espa?a. Pues s¨ª: Catalu?a es una naci¨®n, y en su Diada del 11 de septiembre expres¨® esa realidad de forma contundente. Y toda naci¨®n, cuando llega a la plena conciencia de s¨ª misma, tiende irremisiblemente a la construcci¨®n de un Estado propio. Esta fue la convicci¨®n del l¨ªder doctrinal de la nacionalidad catalana, Enric Prat de la Riba, ya en la ¨²ltima d¨¦cada del siglo XIX, y esta convicci¨®n persiste y act¨²a hoy mismo en un porcentaje enorme de la ciudadan¨ªa catalana. En treinta a?os de trayectoria democr¨¢tica, los pol¨ªticos espa?oles ¡ªde derechas y de izquierdas¡ª, han querido creerse que Catalu?a era una simple Comunidad Aut¨®noma, como todas las dem¨¢s, que iba a contentarse con la peque?a pol¨ªtica de la transferencia de competencias, con un autogobierno devaluado, controlado y burlado en la operaci¨®n destructora de su Estatuto, aprobado, por cierto, por el pueblo catal¨¢n y, lo que es m¨¢s ignominioso, por el Parlamento espa?ol.
El esfuerzo de pensadores catalanes por tender puentes no ha tenido la correspondencia deseada en los creadores de opini¨®n de ¨¢mbito espa?ol
Retrocedamos todav¨ªa un poco m¨¢s. En la transici¨®n, en la que los pol¨ªticos catalanes actuaron de forma impecable en la construcci¨®n del nuevo r¨¦gimen, el pueblo catal¨¢n apoy¨® la acci¨®n de sus pol¨ªticos y aparc¨® sentimientos soberanistas en aras de una satisfactoria convivencia en un Estado democr¨¢tico capaz de acoger el hecho diferencial catal¨¢n. Durante tres d¨¦cadas Catalu?a ha estado esperando que los responsables de la marcha del Estado reflexionaran a fondo sobre el fen¨®meno catal¨¢n, que se atuvieran a las lecciones de la Historia de este pa¨ªs, y que estudiaran la manera de encajar en Espa?a la realidad nacional de Catalu?a. Los pol¨ªticos catalanes de esa ¨¦poca reciente, encabezados por el presidente Jordi Pujol, se prodigaron por toda Espa?a tratando de explicar esta realidad. Les parec¨ªa que la inteligencia pol¨ªtica ser¨ªa sensible al alma de Catalu?a. Y no s¨®lo en los pol¨ªticos, confiaban tambi¨¦n en los intelectuales, los acad¨¦micos, los agentes medi¨¢ticos, el mundo de la comunicaci¨®n.
Pienso que en Catalu?a se cuentan por decenas los pensadores, escritores y periodistas ¡ªentre los que me encuentro¡ª que se han quemado las cejas alentando actitudes favorables a la comprensi¨®n, al di¨¢logo, a la negociaci¨®n. Y pienso tambi¨¦n que este esfuerzo por establecer puentes no ha tenido la correspondencia deseada en los creadores de opini¨®n de ¨¢mbito espa?ol. Los catalanes han echado de menos aquellas orientaciones, aquellas reflexiones del sector intelectual que, dirigidas al poder pol¨ªtico, hubieran podido introducir en la palestra medi¨¢tica nuevas perspectivas, nuevos enfoques en la trayectoria de las relaciones entre Espa?a y Catalu?a. No se han adoptado aquellos planteamientos racionales que habr¨ªan contribuido a evitar malentendidos y visceralidades est¨¦riles.
Si se me pregunta en qu¨¦ cuestiones hubieran podido colaborar los intelectuales a un mejor tratamiento del tema catal¨¢n, trato de sugerir algunas: en la ponderaci¨®n del valor de una lengua y su relaci¨®n con el pueblo; en la apreciaci¨®n del catal¨¢n como una lengua hisp¨¢nica, como una riqueza de Espa?a y no como una lengua cuasi extranjera; en la valoraci¨®n de la pluralidad como un hecho que es compatible con alg¨²n tipo de unidad b¨¢sica; en la aceptaci¨®n de la plurinacionalidad del Estado, no como una r¨¦mora que hay que conllevar, sino como elemento de potenciaci¨®n del conjunto hisp¨¢nico. Y en el ¨¢mbito pol¨ªtico estricto, aline¨¢ndose con Herrero de Mi?¨®n en aquel diagn¨®stico clarividente formulado ya en la d¨¦cada de los a?os 80: ¡°No se trata de subsumir unas naciones sin Estado, calificables de hist¨®ricas, culturales o ling¨¹¨ªsticas, en el Estado de otra naci¨®n, sino que se trata de hacer a las distintas naciones copropietarias del Estado com¨²n¡±. Nunca cayeron estas palabras en tierra abonada.
La explosi¨®n proindependentista en Catalu?a es la consecuencia de la negativa a replantear la estructura del Estado, para adaptarlo a la realidad plurinacional que contiene. Y as¨ª estamos: Catalu?a est¨¢ emprendiendo su trayectoria hacia el futuro. ?Emprender¨¢ tambi¨¦n Espa?a la suya para tratar de encontrar a Catalu?a en una encrucijada del camino?
Josep-Maria Puigjaner es escritor y periodista
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