Privatizando
¡°?Por qu¨¦ prejuzgamos que los m¨¦dicos pagados por una empresa privada son peores? Por eso ha fracasado el discurso de la izquierda¡±. Palabras de Ignacio Gonz¨¢lez, presidente de la Comunidad de Madrid.
Un discurso tramposo: no se trata de que el ciudadano sostenga que un m¨¦dico de la p¨²blica es mejor; lo que defiende el ciudadano es una sanidad que le ha hecho sentirse m¨¢s protegido en un p¨²blico que en un privado cuando acude al hospital en un estado cr¨ªtico. El ciudadano desea seguir teniendo derecho a una atenci¨®n que no se convierta en negocio, y entregar un hospital a manos privadas no es dej¨¢rselo a una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro, obviamente. El ciudadano sabe que en la medicina p¨²blica no se han escatimado, hasta ahora, pruebas que un m¨¦dico estimara pertinentes y teme que la racionalizaci¨®n de la sanidad se traduzca en recortes en la asistencia. El ciudadano reconoce que los hospitales p¨²blicos son destartalados y acumulativos, pero tambi¨¦n sabe de esas ambulancias procedentes de cl¨ªnicas privadas que, aun con un grado de confortabilidad mayor, carecen de medios o de personal adecuado para afrontar ciertos delicados asuntos. El ciudadano entiende que los gastos sanitarios se racionalicen, pero tambi¨¦n se pregunta por qu¨¦ esa racionalizaci¨®n no puede efectuarse desde la misma Administraci¨®n y por qu¨¦ no se consulta al personal que conoce el funcionamiento de un hospital p¨²blico por vivirlo trabajando y sorteando sus cotidianas dificultades. El ciudadano sabe lo que significa optimizar recursos. Palabras positivas que esconden un objetivo perseguido desde hace a?os: hacer de la salud un negocio. Seis hospitales m¨¢s quedan en manos privadas y otro, el de la Princesa, pierde su raz¨®n de ser. ?Cu¨¢ntos puestos de trabajo se perder¨¢n en esta operaci¨®n? Que nos lo cuente el presidente dentro de un a?o. O antes.
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