Un dif¨ªcil Obama II
La holgada victoria del presidente topar¨¢ con retos urgentes y con un Congreso republicano
Campa?a, elecci¨®n e inicio de mandato: todo result¨® re?ido, democr¨¢tico, emocionante. El presidente de EE UU, Barack Obama, revalid¨® en las urnas su liderazgo. Lo hizo con holgura de voto popular ¡ªcuando m¨¢s de una predicci¨®n aventuraba que perder¨ªa¡ª y lo hizo, con mucha mayor ventaja, en compromisarios. La coalici¨®n de clases medias urbanas, sindicatos, mujeres, minor¨ªas y j¨®venes que le llev¨® a la Casa Blanca en 2008 perdi¨® alguna fuerza ¡ªla realidad de gobernar, la frustraci¨®n del bloqueo pol¨ªtico, la debilidad de la recuperaci¨®n¡ª, pero mantuvo una ventaja suficiente como para dar un nuevo mandato al 44? presidente. El despegue tard¨ªo de Romney tras su actuaci¨®n en el debate de Denver no fue suficiente.
La divisi¨®n pol¨ªtica de la sociedad estadounidense, que no es nueva, qued¨® de manifiesto. Pero tambi¨¦n este resultado prueba la madurez de un electorado que, a pesar de creer mayoritariamente que el pa¨ªs no va en la direcci¨®n adecuada, da m¨¢s tiempo al presidente para que culmine la recuperaci¨®n econ¨®mica y las reformas en curso.
La aceptaci¨®n de la derrota por parte del senador Romney y la asunci¨®n de la victoria por parte de Obama estuvieron dentro de la elegancia habitual. Tambi¨¦n fue previsible el mensaje de optimismo del vencedor: ¡°Lo mejor est¨¢ por llegar¡±. Romney se atuvo a la cort¨¦s promesa de buscar terrenos de encuentro que faciliten el segundo mandato de su rival.
La promesa puede quedarse en eso. Tanto el reto m¨¢s urgente ¡ªsalvar un precipicio fiscal, cuando empiece 2013, de grandes recortes de gasto p¨²blico y subidas de impuestos que ser¨ªan una ducha helada para la tibia recuperaci¨®n en curso¡ª como las reformas pendientes van a depender del entendimiento entre la C¨¢mara de Representantes, que sigue bajo mayor¨ªa republicana, y la Casa Blanca. Si Obama ha aprendido algo en los dos ¨²ltimos a?os es que la factura del bloqueo pol¨ªtico tambi¨¦n alcanza al presidente.
Esta asimetr¨ªa entre ambas C¨¢maras ¡ªen el Senado se mantiene la mayor¨ªa dem¨®crata¡ª y la pugna con el presidente pueden complicar extraordinariamente la gobernanza de EE UU, sobre todo si los republicanos persisten en la estrategia, reforzada desde la irrupci¨®n del Tea Party hace dos a?os y su creciente influencia en el viejo partido conservador, de poner barreras por principio a todas y cada una de las iniciativas presidenciales.
Los republicanos tienen un serio problema de identidad y de estrategia. Dos derrotas sucesivas en la pelea por la Casa Blanca les sit¨²an ante un necesario proceso de definici¨®n en el que tendr¨¢n que revisar y calibrar los frutos del radicalismo ideol¨®gico. Romney, que busc¨® el centro tras su contorsi¨®n en las primarias y que crey¨® posible la victoria al dejarse ver ante el electorado como el gobernador pragm¨¢tico que fue en Massachusetts entre 2003 y 2007, ha pagado el oportunismo. Su partido, probablemente ya sin ¨¦l, deber¨¢ tomar nota del rechazo del electorado a varios l¨ªderes, extravagantes en su radicalidad, y buscar la refundaci¨®n sobre los perfiles de una sociedad m¨¢s diversa, m¨¢s rica en culturas y colores de piel, m¨¢s tolerante.
Para el mundo, y para Europa, la reelecci¨®n de Obama es una buena noticia, tanto por la estabilidad de una pol¨ªtica exterior mucho m¨¢s cooperadora y multilateral como por el afianzamiento de una pol¨ªtica econ¨®mica de est¨ªmulo al crecimiento. Por s¨ª solas no colman lo necesario, pero sin ellas o contra ellas, el orbe ser¨ªa algo menos habitable.
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