Kate Moss era as¨ª cuando su leyenda comenz¨® a escribirse
Salen a subasta im¨¢genes in¨¦ditas de la modelo a los 14 a?os, en su primer posado Junto a ellas se ofrecen trabajos de William Klein, Henri Cartier-Bresson, Man Ray y varias fotos ic¨®nicas de los Beatles
Son unas instant¨¢neas en blanco y negro, del tipo que se hace a las maniqu¨ªes novatas para calibrar su fotogenia. La modelo, una quincea?era menuda, viste de sport y lleva el pelo casta?o sin arreglar. Sin embargo su sonrisa imperfecta y su mirada a la vez intensa y ausente son inmediatamente reconocibles. Las im¨¢genes forman parte del primer posado de Kate Moss, tomado en 1988 por el pr¨¢cticamente desconocido fot¨®grafo David Ross. Se subastar¨¢n en la casa londinense Bloomsbury Auctions el 23 de noviembre junto a trabajos de William Klein, Henri Cartier-Bresson, Man Ray y varias im¨¢genes ic¨®nicas de los Beatles. Se estima que cada una de las tres copias se venda por unos 1.500 euros.
¡°El portero me avis¨® de que en la entrada hab¨ªa una joven que parec¨ªa perdida¡±, recuerda Ross sobre el d¨ªa en el que conoci¨® a la modelo ¡°Me encontr¨¦ a una ni?a delgada con aspecto desconcertado y le pregunt¨¦ si estaba buscando a su madre¡±. El fot¨®grafo no pudo realizar la sesi¨®n encargada por la agencia Storm porque Moss era menor y se hab¨ªa presentado sin acompa?ante y la top volvi¨® al d¨ªa siguiente con una compa?era de colegio. Durante la sesi¨®n nada le hizo sospechar a Ross que se encontraba frente al rostro que definir¨ªa la est¨¦tica de las siguientes d¨¦cadas: ¡°Era una chica dulce que inicialmente se mostraba un tanto apabullada. Le dije que no ten¨ªa que hacer nada, que estaba muy guapa. Enseguida se tranquiliz¨®¡±, relata el fot¨®grafo en su p¨¢gina web.
Un cuarto de siglo despu¨¦s de su primer retrato, la historia de Kate Moss sigue siendo la de un icono improbable. Una chica de barrio que sin ser alta o especialmente imponente se encaram¨® a lo m¨¢s alto de su profesi¨®n. Sus bazas, una imagen tan intemporal como contempor¨¢nea y una combinaci¨®n de misterio y accesibilidad, resultan menos obvias que el poder¨ªo f¨ªsico de las maniqu¨ªes que ascendieron durante la d¨¦cada de los 90. Hoy pese a ser una de las personalidades brit¨¢nicas m¨¢s reconocibles por la calle parece ¡°una chica m¨¢s¡±, tal y como comentan los comerciantes de la zona del norte de Londres donde vive la modelo.
Moss es un referente de estilo que ha puesto su nombre en l¨ªneas de ropa y de cosm¨¦tica y a los 38 a?os sigue trabajando al mismo ritmo que las veintea?eras. Permanece en la cima como la segunda modelo mejor pagada despu¨¦s de Gisele B¨¹ndchen. Pero hay algo m¨¢s que no se explica con cifras o contratos. Un magnetismo que hace de ella un objeto de culto fuera de la industria de la moda. Ha posado para el pintor Lucian Freud, quien durante una de las sesiones adem¨¢s le tatu¨® a la top una bandada de p¨¢jaros en la cadera. Y el artista brit¨¢nico Marc Quinn esculpi¨® su cuerpo en oro s¨®lido, una pieza que se exhibi¨® durante un tiempo en el Museo Brit¨¢nico. ¡°Su imagen es escurridiza, nunca la puedes fijar¡± aventura Quinn a la revista Vanity Fair, que publica una de las escasas entrevistas con Moss.
Durante toda su trayectoria la maniqu¨ª ha contrarrestado su vida personal con mutismo de cara a la prensa. Con la ruptura de su silencio ha admitido que de joven se sent¨ªa inc¨®moda posando sin ropa y que con 17 a?os, tras protagonizar una campa?a de Calvin Klein sufri¨® una crisis de ansiedad. Las declaraciones coinciden con la publicaci¨®n del libro de fotograf¨ªas Kate: The Kate Moss Book para la editorial Rizzoli, que present¨® la noche del 15 de noviembre en Londres con firma de ejemplares y la inevitable fiesta posterior.
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