Minusv¨¢lidos s¨ª, invisibles no

Ya creo que he perdido mi capacidad de asombro ante tantas injusticias sociales, pero me quedan muchas palabras para denunciar lo que quieren tapar. Se est¨¢ aprovechando la crisis para eliminar todo aquello que nos hac¨ªa un pa¨ªs con calidad de vida. Ahora les toca otra vez a los que, desde que nacieron, no lo han tenido demasiado f¨¢cil.

Las personas con alguna discapacidad que acceden a puestos de trabajo han sido siempre una minor¨ªa, ahora son menos a¨²n. Por su minusval¨ªa, algunos reciben una pensi¨®n que invierten en pagar centros ocupacionales, centros de d¨ªa u otras alternativas para quienes son muy dependientes. Pues bien, a los Gobiernos aut¨®nomos y al central se les ha ocurrido la ¡°feliz idea¡± de recortar la partida que daban a esos centros de sociabilizaci¨®n, aprendizaje, actividad motora, etc¨¦tera y las familias (quienes las tengan) deben costear lo que su paga no alcanza. Otra vez la familia debe suplir lo que el Gobierno quita.

Me gustar¨ªa que el Ministerio de Asuntos Sociales estuviera formado por personas que tienen en su entorno cercano dependientes, el de Educaci¨®n por profesores que viven el aula d¨ªa a d¨ªa, el de Sanidad por m¨¦dicos que no han salido del hospital o del centro de salud, y as¨ª hasta quitar del Gobierno los ide¨®logos que tenemos que no conocen nada de lo que gestionan. Basta ya de injusticias.¡ª Rosa Santa Dar¨ªa Hern¨¢ndez.