Rebeli¨®n blanca

Miles de trabajadores del sector sanitario madrile?o, incluidos los m¨¦dicos, habitualmente poco proclives a la protesta, est¨¢n realizando paros y manifestaciones contra el proyecto del presidente del Gobierno regional, Ignacio Gonz¨¢lez, de privatizar la gesti¨®n de seis hospitales y el 10% de los centros de salud. Este plan se ha lanzado tras una propuesta similar de Mar¨ªa Dolores de Cospedal para cuatro hospitales de Castilla-La Mancha. Ambos pol¨ªticos alegan que tratan de reducir el gasto sanitario para que este sea sostenible, y afirman que la gesti¨®n privada es m¨¢s eficiente que la p¨²blica. La Comunidad Valenciana, donde el 20% de la poblaci¨®n ya tiene como centro de referencia un hospital p¨²blico de control privado, fue pionera en abrir esta senda que genera una l¨®gica inquietud en los empleados p¨²blicos por sus condiciones laborales y una profunda preocupaci¨®n a los ciudadanos, que temen una p¨¦rdida de la calidad asistencial.

La sanidad p¨²blica es una de las instituciones m¨¢s apreciadas por los espa?oles, seg¨²n demuestran todos los sondeos de opini¨®n, y los an¨¢lisis de los expertos destacan su alto nivel de eficiencia, su car¨¢cter universal y su relativamente bajo coste. El PP, sin embargo, parece decidido a transformar el modelo. Los paros y movilizaciones realizados los dos primeros d¨ªas de la semana por el personal sanitario madrile?o contra el proyecto de Gonz¨¢lez han sido secundados de manera masiva, los m¨¦dicos contin¨²an en huelga indefinida de lunes a jueves y habr¨¢ una r¨¦plica la pr¨®xima semana. Pero el proyecto privatizador del partido hoy hegem¨®nico en Espa?a sigue adelante, como en casos anteriores, sin un an¨¢lisis que demuestre las bondades del nuevo modelo frente a un sistema p¨²blico que, aun erosionado por los recortes y encarecido por el aumento de los copagos, funciona a satisfacci¨®n de los ciudadanos.

Trece a?os despu¨¦s de que el Partido Popular ensayara el modelo de concierto p¨²blico en Alzira (Valencia), a¨²n est¨¢ por demostrar que aquel mejore la calidad asistencial con menor coste para el erario p¨²blico. Es inaceptable que, por el contrario, el partido siga defendiendo dicho modelo como un mantra y que contin¨²e enajenando bienes p¨²blicos tan esenciales con operaciones tan opacas como la que Gonz¨¢lez ha puesto en marcha. El presidente madrile?o defiende su proyecto en un escueto documento en el que se utilizan datos parciales de manera torticera para justificar la decisi¨®n tomada. As¨ª, por ejemplo, se afirma que el coste por habitante es de 600 euros al a?o en los centros p¨²blicos frente a los 441 en los privados. No se especifica a qu¨¦ hospitales se refiere tal ejemplo y qu¨¦ tipo de tratamientos realizan uno y otro.

Frente al mantra del PP cabe preguntarse si sus pol¨ªticos no est¨¢n haciendo dejaci¨®n de su responsabilidad de gestionar correctamente los bienes p¨²blicos. Y dado que no est¨¢ probado, como defienden, que con menos dinero se pueda hacer m¨¢s y, adem¨¢s, obtener beneficios privados, est¨¢ m¨¢s que justificada la alarma social que generan sus proyectos. En el ¨²ltimo a?o, seg¨²n el CIS, se ha casi triplicado el nivel de preocupaci¨®n de los ciudadanos sobre el futuro de la sanidad p¨²blica. A ello no ayuda el hecho de que los servicios privatizados est¨¦n quedando en manos de un duopolio de facto formado por las empresas Capio y Ribera Salud.

Es evidente que el proyecto de Gonz¨¢lez, como el de Cospedal o el de Eduardo Zaplana en su momento, responde a la ideolog¨ªa liberal del partido al que pertenece. Pero una cosa es fomentar la iniciativa privada y otra muy distinta jibarizar el Estado transfiriendo a aquella los supuestos excedentes p¨²blicos de un servicio esencial cuyos ¨²nicos beneficios debieran ser sociales.