Jacobo Siruela: ¡°La aristocracia tiene un extraordinario instinto de supervivencia¡±
El tercer hijo de la duquesa de Alba presenta un libro de investigaci¨®n sobre la historia de su familia El editor reflexiona sobre la ¨¦tica de la nobleza y su indeseada presencia en el cuch¨¦
Trabajar en el campo con un tel¨¦fono y un ordenador suena id¨ªlico salvo que un rayo te deje incomunicado y pierdas parte del trabajo almacenado. Jacobo Fitz-James Stuart (Madrid, 1954) lleva a?os retirado en el Ampurd¨¢n. Desde all¨ª, acompa?ado de su esposa, Inka Mart¨ª, dirige Atalanta, una delicada editorial con la que ahora publica, pese a las perturbaciones atmosf¨¦ricas, El Palacio de Liria, un libro de investigaci¨®n sobre la historia y patrimonio de su familia.
Amigo de Cioran, Bowless y Calvino, el tercer hijo de la duquesa de Alba sigue siendo para mucha gente el editor de Siruela, pero apenas se molesta en explicar que ese exitoso proyecto, al que bautiz¨® con su t¨ªtulo nobiliario, ya forma parte de su pasado. Como editor, no se gu¨ªa por las pautas del mercado, busca conjugar la belleza y lo artesano en el marco de la investigaci¨®n cultural. Cuestiones familiares ajenas a su trabajo lo han puesto en el punto de mira de los paparazis. Por la madrile?a calle de G¨¦nova, el conde de Siruela y su esposa se confunden con los paseantes. Aprovechan su fugaz estancia en la capital para visitar exposiciones y encontrarse con los amigos. Tras un primer encuentro, Siruela pide contestar v¨ªa cuestionario, que responde desde su mas¨ªa.
Pregunta. En el pr¨®logo cuenta que en el siglo XXI los Alba son ¡°tan conocidos cotidianamente en lo superfluo como ignorados en su verdadera sustancia¡±. ?Ayudar¨¢ este t¨ªtulo a agrandar su imagen?
"Todo lo que la gente sabe hoy de mi familia es a trav¨¦s de los corrillos medi¨¢ticos de cotilleo nacional. Hoy se celebran la riqueza y la fama, que parecen ser las m¨¢ximas aspiraciones del momento, y a m¨ª eso siempre me ha parecido aburrid¨ªsimo"
Respuesta. Todo lo que la gente sabe hoy de mi familia es a trav¨¦s del papel cuch¨¦ y los corrillos medi¨¢ticos de cotilleo nacional. Hoy se celebran la riqueza y la fama, que parecen ser las m¨¢ximas aspiraciones del momento, y a m¨ª eso siempre me ha parecido aburrid¨ªsimo. El prop¨®sito de este libro es mostrar al mundo lo que la gente desconoce. El significado hist¨®rico de la familia. Su continuada vinculaci¨®n a lo largo de los siglos a la cultura, a la pol¨ªtica y tambi¨¦n, como es propio de la aristocracia, a la guerra. Su historia es un buen retrato de lo que ha sido la aristocracia, que, al fin y al cabo, es una clase social que ha sido bastante redibujada en los ¨²ltimos 70 a?os con burdos estereotipos cinematogr¨¢ficos o prejuicios ideol¨®gicos convencionales.
P. Para analizar los diferentes aspectos del palacio, desde la arquitectura y el jard¨ªn hasta los cuadros y libros, se ha rodeado de especialistas. ?Qu¨¦ novedades aportan las investigaciones?
R. Llevo a?os preparando este libro, ya lo anunciaba en el cat¨¢logo de Atalanta, creo de 2008, y despu¨¦s de tanto tiempo y tantos retrasos y avatares, estoy muy satisfecho con su resultado. Por primera vez el palacio de Liria es investigado por especialistas en sus diferentes apartados. La investigaci¨®n del profesor Sambricio supone un giro copernicano a las tesis mantenidas hasta el momento sobre el origen arquitect¨®nico del palacio. M¨®nica Luengo es la primera persona que hace una investigaci¨®n del jard¨ªn y da una visi¨®n global de su historia. Checa actualiza los criterios art¨ªsticos e hist¨®ricos de la colecci¨®n, e Yvars los sit¨²a muy oportunamente en una perspectiva memorialista.
P. Se ha reservado personalmente el apartado dedicado a la familia. ?Le preocupaba la voz de alguien ajeno a la estirpe?
R. En absoluto. Llevo a?os estudiando este asunto y, por otro lado, hasta ahora no hay ning¨²n libro definitivo al respecto, ni autor de inexcusable referencia. Por tanto, es un tema abierto y creo que muy necesario en este libro, porque el hacedor de esta colecci¨®n es la historia misma del linaje. Lo interesante de este conjunto art¨ªstico es que todo ha sido vivido. El tercer duque de Berwick tiene la obsesi¨®n, desde su residencia en Par¨ªs, de traer a Madrid la arquitectura francesa m¨¢s moderna del momento. El yelmo de Felipe II o el retrato de Carlos V de Rubens est¨¢n all¨ª porque el tercer duque de Alba tuvo una estrecha relaci¨®n con ellos. Cayetana fue ¨ªntima amiga de Goya. Todo tiene un lazo de sangre o de experiencia vivida, y esto confiere al Palacio de Liria un sello muy especial.
P. Pero desmiente la relaci¨®n sentimental de Cayetana, XIII duquesa de Alba de Tormes, con Goya. Niega, incluso, que fuera la modelo de una de sus majas: ¡°La constituci¨®n f¨ªsica y la escoliosis que padec¨ªa no se corresponden con el cuerpo de la modelo¡±.
R. Las ¨²ltimas investigaciones desmienten la leyenda rom¨¢ntica de sus amor¨ªos con Goya, su muerte por envenenamiento¡ Sin embargo, nadie sabe que era una excelente decoradora y que los parisienses m¨¢s esnobs de su tiempo quedaban epatados con su palacio del paseo de Recoletos, que hoy es el Ministerio del Ej¨¦rcito, y con el palacio de la Moncloa, una referencia del estilo imperio en Espa?a lamentablemente destruida. Lo mismo ocurre con el tercer duque que gobern¨® Flandes; tambi¨¦n fue v¨ªctima de la propaganda protestante y luego del frenes¨ª rom¨¢ntico, y m¨¢s tarde del tendencioso libro de Motley, que tuvo una gran influencia en el mundo anglosaj¨®n del XIX, seguramente por estar muy bien escrito.
"La libertad de mi madre no parece casar con mi libertad. He sido libre toda mi vida; de ella lo he heredado, y nunca me he doblegado ante nadie. Lo peor de este asunto es que se haya aireado a los cuatro vientos. Ya se arreglar¨¢. A todos nos incomoda"
P. El secretario de uno de sus antepasados se llamaba Lope de Vega, Haydn estren¨® en su palacio una de sus composiciones, Eugenia de Montijo forma parte del ¨¢rbol geneal¨®gico de la casa y el duque Jacobo visit¨® Egipto, en 1920, con Howard Carter, antes que este encontrara la tumba de Tutankamon. ?C¨®mo se enfrenta al pasado?
R. Con curiosidad proustiana. Virginia Woolf escribi¨® su Orlando inspir¨¢ndose en su amiga y amante Vita Sackville West. En su personalidad, pero tambi¨¦n por proceder de una familia con m¨¢s de cuatrocientos a?os, tan unida a la historia de Inglaterra. Su personaje va recorriendo los siglos. No soy ajeno a esa fascinaci¨®n por el pasado y por lo que todo eso pueda significar.
P. En 500 a?os de dinast¨ªa ha habido luces y sombras, pero hist¨®ricamente los Alba se han comportado como buenos soldados, fieles a su rey, y como caballeros cultos de exquisita cortes¨ªa. ?C¨®mo ha cambiado el c¨®digo moral de la aristocracia?
R. Ese c¨®digo parte de los cinco preceptos medievales de la caballer¨ªa: valor, lealtad, generosidad, cortes¨ªa y franqueza. Es decir, que si mantienes estos preceptos, nunca dejas de ser digno a los ojos de los dem¨¢s, pues no hay nada m¨¢s innoble que las personas cobardes, traicioneras, mezquinas, mentirosas o mal educadas y vulgares. Es una moral de las formas, y de lo que deber¨ªan de ser los usos en el mundo del poder. La principal ¨¦tica de la nobleza es la dignidad, sin buenismo ni sentimentalismo de ning¨²n g¨¦nero. Nada m¨¢s alejado del mundo de hoy; por eso es interesante reflexionar sobre ello.
P. Su madre, seg¨²n sus palabras, ha dejado que los nuevos aires modernos ventilaran las estrictas pautas seculares de la familia. Prefiri¨® ser la duquesa del pueblo.
R. ?No me destripe el libro!
P. Sus relaciones no parecen nada fluidas.
R. Bueno, su libertad no parece casar con mi libertad. He sido libre toda mi vida; de ella lo he heredado, y nunca me he doblegado ante nadie. Pero lo peor de este asunto es que estas batallas cotidianas, que ocurren como todo el mundo sabe en todas las familias, se hayan aireado a los cuatro vientos. Ya se arreglar¨¢. A todos nos incomoda esta situaci¨®n.
P. El libro se vender¨¢ en la muestra sobre el legado de la Casa de Alba, pero seg¨²n ha trascendido no tiene intenci¨®n de acudir a la inauguraci¨®n oficial, y eso alimentar¨¢ nuevos titulares.
R. Es irrelevante. Ya se ocuparon algunos medios de decir que no iba, sin que yo me hubiera pronunciado. Nunca contesto a este tipo de preguntas personales. Simplemente, procuro mantenerme al margen, lo cual, como es evidente, no consigo.
P. En el apartado dedicado a la memoria se evocan los momentos de mayor audacia y sensibilidad cultural de la familia, en medio de la penuria cultural de los a?os cincuenta.
R. En efecto, los veinte primeros a?os del siglo pasado fueron momentos de esplendor. Mi abuelo estuvo en el centro de la vida pol¨ªtica y cultural de su tiempo. Es una figura muy interesante, que recoge los valores de sus antepasados para convertirlos en un destino. El arabista Garc¨ªa G¨®mez dijo que fue un hombre de alma antigua. Algo cada vez m¨¢s extra?o en nuestros d¨ªas.
P. La herencia de los Alba se ha agrandado con el paso de los siglos gracias, en parte, a una productiva pol¨ªtica matrimonial y a los puestos relevantes de sus miembros. ?C¨®mo se mantiene ese patrimonio en el siglo XXI?
"Las ¨²ltimas investigaciones desmienten la leyenda rom¨¢ntica de los amor¨ªos de Cayetana con Goya. Pero nadie sabe que era una excelente decoradora y que los parisienses m¨¢s esnobs de su tiempo quedaban epatados con su palacio en Recoletos"
R. Bueno, lo m¨¢s sorprendente de mi familia es que haya sabido mantener hasta hoy un patrimonio hist¨®rico-art¨ªstico tan importante, con esa actitud secular de la aristocracia de desprecio por el comercio, cuando, curiosamente, muchas familias burguesas no sobreviven ni tres generaciones. Aunque existen tremendas cat¨¢strofes, como en todos lados, la aristocracia tiene un extraordinario instinto de supervivencia, y esa es quiz¨¢ la carta que guarda en su manga.
P. Hablando de herencias, de usted, como personaje p¨²blico, se cuentan cosas tremendas, como que se ha enemistado con su madre por el reparto de bienes; que le ha dejado ?solo! unas fincas r¨²sticas.
R. No voy a hablar de este asunto. Lo peor de todo es que uno no puede entrar al trapo para no seguir propagando el ruido. Con lo cual, aunque se difundan versiones de los hechos totalmente inventadas, uno se tiene que olvidar de ello y seguir su vida.
P. El jard¨ªn de Liria es el espacio m¨ªtico de su infancia, bajo uno de sus casta?os centenarios jugaba con los soldados. ?Le ha ayudado este trabajo a encontrar su identidad?
R. Es curioso, pero hasta la configuraci¨®n final de este libro no hab¨ªa tomado completa conciencia de la enorme dimensi¨®n hist¨®rica y art¨ªstica de la casa en la que nac¨ª y crec¨ª, de la importancia de la colecci¨®n que alberga, o del jard¨ªn en el que tanto jugaba de peque?o y tanto goc¨¦ hasta mi salida de Liria a los 24 a?os.
P. Al margen de su familia, ?qu¨¦ placer le ha reportado la realizaci¨®n de este t¨ªtulo?
R. Siempre he tenido inclinaci¨®n por editar libros de arte, y si he editado pocos en mi vida es porque este pa¨ªs no es muy bueno para ello. As¨ª que, forzado por la circunstancia de que el patrimonio de mi familia ten¨ªa que ser adecuadamente conocido, me ha agradado mucho concebir este libro y dise?arlo. Los libros de arte son siempre un placer para m¨ª.
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