Una Universidad mal gestionada
En los ¨²ltimos a?os se ha creado un n¨²mero desmesurado de facultades, centros y titulaciones, algunas de escasa calidad. Antes de insuflar m¨¢s recursos, hay que introducir cambios dr¨¢sticos en la gobernanza
Universitario X: se gradu¨® hace siete a?os, integr¨¢ndose en el mercado laboral espa?ol. Su vida profesional se resume en colaboraciones espor¨¢dicas con empresas y desde 2009 no tiene actividad relacionada con su titulaci¨®n. Universitario Y: con formaci¨®n similar, decidi¨® hace tres a?os emigrar a un pa¨ªs con buenas oportunidades de empleo y ahora trabaja para una multinacional. ?Qu¨¦ falla en el sistema espa?ol de universidad-empresa-administraci¨®n que emplea recursos significativos en formar profesionales que no absorbe, y de cuyos conocimientos y creatividad se benefician otros pa¨ªses?
Muchos creen que la universidad ha de ser un servicio universal casi gratuito, similar a la sanidad, a la que cada espa?ol con una capacidad intelectual m¨ªnima tendr¨ªa derecho. Las presiones pol¨ªticas y el complejo de nuevos ricos han hecho proliferar centros universitarios de escasa calidad en cada villa de unas decenas de miles de habitantes. Esto, adem¨¢s de inviable, es perverso porque casi el 80% de este servicio se subvenciona con cargo a los impuestos de todos.
La universidad, incluso la de mala calidad, es cara. S¨®lo los j¨®venes residentes m¨¢s capacitados han de acceder a ella; si no tienen recursos econ¨®micos han de disfrutar obligatoriamente de becas bien dotadas y si los tienen, han de pagar el coste real de su educaci¨®n.Las universidades creadas contrataron urgentemente nuevo personal docente m¨¢s o menos preparado que, reuniendo exigencias m¨ªnimas y dejando transcurrir el tiempo, estabiliz¨® su situaci¨®n laboral; y construyeron edificios sin una supervisi¨®n eficaz y rigurosa. El gigantismo as¨ª engendrado es ahora dif¨ªcil de revertir para redimensionarlo a una universidad adaptada a las necesidades del pa¨ªs.
El amiguismo y la lealtad han primado en las relaciones entre pol¨ªticos y gestores universitarios
La falta de planificaci¨®n estrat¨¦gica, cr¨®nica en cualquier actividad en Espa?a, est¨¢ siendo letal para la universidad. La formaci¨®n de titulados altamente cualificados que demande el sistema productivo industrial, educativo e investigador y la propia Administraci¨®n, es prioritaria para Espa?a, que es tecnol¨®gicamente una potencia de tipo medio ¡ªsalvo en unos pocos sectores¡ª, tiene una poblaci¨®n moderadamente culta y desarrolla una investigaci¨®n de calidad aunque poco productiva. ?Qu¨¦ busca el mercado laboral espa?ol? Los ingenieros y cient¨ªficos se orientan a unas pocas empresas de media y alta tecnolog¨ªa y a centros educativos o investigadores. Los titulados en ciencias sociales, jur¨ªdicas y biom¨¦dicas se distribuyen en empresas productivas y de servicios, en centros educativos y en la administraci¨®n. Los titulados en humanidades tienen su nicho laboral en la docencia y en la investigaci¨®n. Sin embargo, la demanda real de titulados es mucho menor que la oferta.
Por el contrario, los titulados medios y profesionales de orientaci¨®n cient¨ªfico-t¨¦cnica, capaces de realizar an¨¢lisis cuantitativos de dispositivos, equipos, algoritmos y sistemas, que necesita el pa¨ªs, no abundan. Parece que estas salidas profesionales dign¨ªsimas y rentables se han devaluado o son poco atractivas, a pesar del alto desempleo entre los titulados superiores. Se argumenta que la universidad no facilita la inserci¨®n en el mercado laboral. Posgrados y "masters" muy caros, y solo en algunos casos de calidad, son la peculiar respuesta tras la graduaci¨®n. La formaci¨®n sist¨¦mica moderna se concibe como una mezcla de ciencia-t¨¦cnica, econom¨ªa y sociolog¨ªa en instituciones de ¨¦lite del mundo. ?Por qu¨¦ no se alinean los estudios de grado en Espa?a con ese patr¨®n?
Es lamentable que haya sido la crisis la que nos haya confrontado con nuestras miserias. Muchos contin¨²an convencidos de que el principal problema de la docencia y de la investigaci¨®n es la falta de recursos. Para ellos, dotar la ense?anza universitaria de presupuestos m¨¢s generosos y alcanzar el 2% del PIB dedicado a investigaci¨®n ser¨ªan el b¨¢lsamo de Fierabr¨¢s para nuestros males cr¨®nicos. Pensamos que no es as¨ª y que nuestro sistema tiene serios problemas estructurales.Una educaci¨®n de calidad es el pilar fundamental para la transformaci¨®n equilibrada de la sociedad, pero el importante desarrollo econ¨®mico de Espa?a no ha ido acompa?ado de mejoras equiparables en universidad e investigaci¨®n. El devastador informe de PISA y la postraci¨®n de universidades y organismos p¨²blicos de investigaci¨®n son elementos esenciales para el diagn¨®stico de un sistema en estado cr¨ªtico.
Los equipos rectorales no poseen la formaci¨®n y la experiencia que requiere una empresa compleja
Las instancias pol¨ªticas han colaborado de forma determinante al deterioro de la educaci¨®n superior. Se ha promovido o impuesto la creaci¨®n desmesurada de universidades, centros y titulaciones, que siempre se abren y jam¨¢s se cierran. Por v¨ªa presupuestos se ha tratado de influir en la pol¨ªtica universitaria; dependientes de las comunidades aut¨®nomas, se han creado institutos de investigaci¨®n con notable desenfoque tem¨¢tico, para poner contrapunto y control a los universitarios. El amiguismo y la lealtad han primado en las relaciones de los pol¨ªticos con sus ¡°vasallos¡± de universidades e institutos. Pero la injerencia de los pol¨ªticos no exculpa de su responsabilidad a los gestores universitarios que son, a la vez, v¨ªctimas y c¨®mplices y que, generalmente, ni han tratado de imponer racionalidad ni se han opuesto a decisiones pol¨ªticas t¨¦cnica y econ¨®micamente insostenibles.
La crisis ha quebrado la entente cordial; se reducen los fondos para la universidad y la investigaci¨®n en los presupuestos nacionales o auton¨®micos y, adem¨¢s, no se abonan cantidades acordadas con anterioridad. Algunos gestores universitarios, abocados al impago de n¨®minas y sin capacidad de endeudamiento, se han incautado de fondos de proyectos de investigaci¨®n en marcha, paralizando pagos a suministradores que ya no f¨ªan y a becarios que no cobran. Los docentes e investigadores protestan por los recortes del Gobierno central y de las comunidades aut¨®nomas pero no piden responsabilidades a sus equipos rectorales sobre una gesti¨®n manifiestamente mejorable.
Algunos gestores, abocados al impago de n¨®minas y sin capacidad de endeudamiento, se han incautado de fondos de investigaci¨®n
Los rectores espa?oles son elegidos endog¨¢micamente por colectivos heterog¨¦neos, donde priman intereses espurios sobre la meritocracia, cambiando votos por prebendas y por la capacidad de influir en la toma de decisiones. La personalidad del rector se alinea normalmente con una ideolog¨ªa; una de sus virtudes m¨¢s relevantes ha de ser no molestar con ideas reformistas o palabras como excelencia, evaluaci¨®n o control de colectivos influyentes. ?No ser¨ªa m¨¢s razonable seleccionar rigurosamente gestores profesionales como hacen las universidades de EEUU y de otros pa¨ªses desarrollados?
Los equipos rectorales no poseen ni formaci¨®n ni experiencia en gesti¨®n, requeridas para llevar una ¡°empresa complicada¡± a buen puerto. Deber¨ªan, en primer lugar, optimizar sus recursos humanos asignando tareas, con m¨¢s o menos docencia y tiempo para investigar, seg¨²n perfiles curriculares. Premiar el mejor desempe?o de las funciones asignadas es tambi¨¦n fundamental; los rectores tendr¨ªan que disponer de fondos suficientes para marcar diferencias salariales entre sus empleados. El ¡°caf¨¦ para todos¡± de las evaluaciones de la docencia es la expresi¨®n genuina de una dejaci¨®n de funciones.
El exceso de centros y carreras de poca calidad, la reducci¨®n de oportunidades al buen profesorado, la escasa motivaci¨®n y la peor utilizaci¨®n del personal son, entre muchas, las consecuencias de una mala gesti¨®n de los equipos gobernantes. Las contrataciones endog¨¢micas han sido amparadas por los equipos directivos y se deben remplazar por la b¨²squeda del personal m¨¢s capacitado a nivel mundial. Institutos universitarios y centros de investigaci¨®n sobreviven sin evaluar su rentabilidad para la sociedad que los subvenciona en porcentajes importantes con investigaciones, en general, improductivas. Se esgrime como prueba de solvencia los fondos captados, en vez de indicadores cuyo numerador sean los logros ¨²tiles obtenidos y el denominador, el dinero empleado (Declaraci¨®n de la Real Academia de Ingenier¨ªa sobre 'La Educaci¨®n y la Formaci¨®n de Ingenieros¡¯).
?Se debe ¡°rescatar¡± esta Universidad? Quiz¨¢s, pero imponiendo cambios dr¨¢sticos en su gobernanza antes de insuflar el dinero necesario y suficiente. Es imprescindible hablar claro para que no se cumpla la sentencia de Confucio: "Cuando el lenguaje no es correcto, lo que se dice no es lo que se quiere decir; si lo que se dice no es lo que se quiere decir, lo que se deber¨ªa hacer no se hace¡".
C¨¦sar Dopazo, miembro de la Real Academia de Ingenier¨ªa, y Rafael Navarro son catedr¨¢ticos de la Universidad de Zaragoza.
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