A Dios no le gustan los ¡®cupcakes¡¯
Nader¨ªas como la crisis nos distra¨ªan de ello: las pasteler¨ªas han sido tomadas por unos peque?os monstruos llamados 'cupcakes'. Es la prueba de la pr¨®xima llegada del apocalipsis
Los indicios eran m¨²ltiples, pero nader¨ªas como la crisis nos distra¨ªan y ocultaban la gravedad de la situaci¨®n. Desde hace ya un par de a?os, las pasteler¨ªas han sido tomadas por unos peque?os monstruos llamados cupcakes. En las tiendas de instrumentos de cocina, las sartenes, ollas y cuchillos no saben c¨®mo parar la invasi¨®n de los artefactos para hacer ¡°reposter¨ªa creativa¡±, esa nueva forma de jugar con plastilina importada de EE UU que acaba produciendo tartas tan decorativas como incomestibles. ?Y dice usted que quiere ir a un ¡°taller de cocina¡±? De eso nada: o va a aprender a modelar piruletas de chocolate con sus hijos, o prep¨¢rese para el vac¨ªo social.
Supongo que el primer toque serio ha sido el exitazo de Objetivo: cupcake perfecto, el libro de la cupcakera mayor del reino Alma Obreg¨®n. Como la envidia me corroe por no vender tanto como ella, me reprimir¨¦ limit¨¢ndome a dar una descripci¨®n fr¨ªa de los acontecimientos. En su blog, Alma escribe cosas como ¡°el mejor sabor del mundo mundial¡±, ¡°un kit megacuco¡± o ¡°a veces suena una campanita en mi interior que hace til¨ªn til¨ªn¡±. A sus 28 a?os, arrasa en sus presentaciones y cursos, y miles de mujeres adictas al az¨²car la veneran cual gur¨². Simp¨¢tica para unos, prueba de la pr¨®xima llegada del apocalipsis para otros, es un fen¨®meno indiscutible.
Tanto culto a lo mono irrita al Alt¨ªsimo. Y como la fiebre no remita, nos acabar¨¢ mandando un diluvio para castigarnos por adorar al cupcake, ese becerro de oro del siglo XXI
Pero lo de Almitita (as¨ª se autodenomina en el e-mail que aparece en su bit¨¢cora) no es nada comparado con la que se lio el otro d¨ªa en la primera feria de reposter¨ªa creativa celebrada en Espa?a, BCN & Cake. El aluvi¨®n de asistentes fue tal que la gente no pod¨ªa entrar, y tuvieron que aparecer los Mossos d¡¯Esquadra para evitar un estallido revolucionario con las masas exigiendo fondant para todos y sublev¨¢ndose por los recortes en el frosting.
Personas sensatas que estaban all¨ª, como el due?o de la tienda Gadgets & Cuina, Xavi Gener, me dicen que en todo este tinglado importa m¨¢s lo social que lo gastron¨®mico. Que no se trata de comer, sino de entretenerse decorando pasteles y ense?¨¢ndolos en reuniones de este tipo.
Yo, que tiendo m¨¢s a la profec¨ªa catastrofista, interpreto los sucesos de Barcelona como una advertencia divina: esta locura est¨¢ llegando demasiado lejos. Tanta sacarosa, tanta cursiler¨ªa, tanto infantilismo y tanto culto a lo mono irrita al Alt¨ªsimo. Y como la fiebre no remita, nos acabar¨¢ mandando un diluvio para castigarnos por adorar al cupcake, ese becerro de oro del siglo XXI.
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