?Hacia d¨®nde mira Alemania?
Berl¨ªn socava los procedimientos en la toma de decisiones a escala europea
Cada vez que la sociedad y la econom¨ªa espa?olas han sido convocadas a la libertad han respondido a este desaf¨ªo con mayor crecimiento y prosperidad. Vivimos hoy momentos de zozobra en los que esta regla ya no se cumple. ?Por qu¨¦? Porque antes, junto con el desaf¨ªo econ¨®mico que supon¨ªa, por ejemplo, la reconversi¨®n industrial de 1975-84, se perfilaba al final del camino la recompensa por haber alcanzado el objetivo, ya fuese este el ingreso en el Mercado Com¨²n o la incorporaci¨®n al euro. Ahora sufrimos el ajuste brutal de la eurozona, realizamos un esfuerzo desesperanzado, pero sin que estas privaciones queden compensadas y justificadas por las exigencias de los desaf¨ªos europeos. Algunos fueron recogidos en el Proyecto Europa 2030. Retos y Oportunidades, informe del grupo de reflexi¨®n presidido por Felipe Gonz¨¢lez que subrayaba la necesidad de orientar el patr¨®n de crecimiento hacia el conocimiento y el empoderamiento de las personas ¡ªcomo propone el enfoque de las capacidades de Amartya Sen (Desarrollo y libertad, 2000)¡ª, robustecer el ?rea Europea de Investigaci¨®n, hacer frente al envejecimiento, reducir la dependencia energ¨¦tica, mejorar la seguridad interior y exterior y convertir a Europa en un actor relevante en la escena internacional acorde con su potencia econ¨®mica.
A estos seis desaf¨ªos me permito a?adir otros tantos, m¨¢s directamente relacionados con el euro. Primero, rescatar a la UE de la trampa del ejercicio intergubernamental y posdemocr¨¢tico de los Gobiernos en la que se encuentra atrapada, para que vuelva al m¨¦todo comunitario y construya Europa como una democracia transnacional pues, como Habermas ha subrayado (La constituci¨®n de Europa, 2012), la incapacidad que tienen los sistemas mundiales para funcionar correctamente ha supuesto el derrumbe de las idealizaciones neoliberales, dejando al descubierto la manifiesta incompetencia de los Estados nacionales y de sus coaliciones para superar la crisis global y la del euro.
Segundo, acabar con los pol¨ªticos sometidos al discurso oportunista de la pragm¨¢tica del poder guiada por la demoscopia, pues despojan al ejercicio del poder, y de la pol¨ªtica, de todo contenido normativo y moral. Solo as¨ª se comprende que los jefes de Estado y de Gobierno entiendan y apliquen el federalismo previsto en el Tratado de Lisboa como un dominio intergubernamental del Consejo Europeo con el ¨²nico objetivo de repercutir los imperativos de los mercados sobre los presupuestos nacionales, sin pasar por una legitimaci¨®n de dichas restricciones macroecon¨®micas.
Tercero, legitimar las decisiones pol¨ªticas que ata?en a Europa mediante los Parlamentos nacionales, el Europeo y el Tribunal de Justicia. Mientras el foco de la opini¨®n p¨²blica se dirija a los Gobiernos nacionales, los ciudadanos seguiremos percibiendo la construcci¨®n europea como un juego de suma cero. Por eso, los jefes de Estado y de Gobierno traicionan el proyecto de construcci¨®n europea, y lo vac¨ªan de contenido, cuando privilegian las imposiciones burocr¨¢tico-elitistas frente a la legitimidad pol¨ªtica de la UE como comunidad supranacional democr¨¢ticamente juridificada.
Cuarto, evitar la fragmentaci¨®n econ¨®mico-financiera de Europa como nos previene el informe de la Comisi¨®n Global Europe 2050, y nos ense?a hoy la fragmentaci¨®n financiera en la eurozona.
La euroesc¨¦ptica Merkel deber¨ªa conciliar la fidelidad a Alemania con la lealtad a Europa
Quinto, terminar con la intransigencia alemana que hunde sus ra¨ªces en cuatro ¨¢mbitos: en la reunificaci¨®n que, una vez superada la ignominia de pueblo vencido en la guerra, permite a las ¨¦lites germanas explotar las ventajas de un Estado nacional reci¨¦n estrenado; en los gobernantes no alemanes que, desbordados por una situaci¨®n econ¨®mica, se rinden en lugar de impulsar el proyecto europeo; en un liderazgo pol¨ªtico d¨¦bil que renuncia a conformar la realidad econ¨®mica y social, cuando deber¨ªa de ejercer la pol¨ªtica para configurarla y orientar la opini¨®n p¨²blica; y en la creciente confusi¨®n entre la opini¨®n demosc¨®pica de la gente y la voluntad democr¨¢tica de los ciudadanos elaborada de manera discursiva y deliberativa.
El ¨²ltimo desaf¨ªo reside en la determinaci¨®n de Alemania de mirar hacia el Este. Derrumbado el muro y saldadas las deudas morales de la II Guerra Mundial, Alemania se encamina hacia Rusia por razones de dependencia y seguridad energ¨¦tica; y a China, para asegurarse mercados de exportaci¨®n para su industria: desde 2007, el porcentaje de sus exportaciones a la eurozona ha ca¨ªdo de casi el 44% a poco m¨¢s del 35%.
La Rep¨²blica de Berl¨ªn ha olvidado las lecciones que la Rep¨²blica Federal aprendi¨® de la historia y se desliza por el camino de la pragm¨¢tica de los poderes nacionales entre Estados europeos. Esto explica que no exista en la UE un procedimiento de toma de decisiones que ayude a los europeos a formar en com¨²n una voluntad pol¨ªtico-econ¨®mica propia. Esta nueva orientaci¨®n pol¨ªtico-estrat¨¦gica de Alemania debilita su compromiso con la construcci¨®n europea, socava la credibilidad del respaldo pol¨ªtico a las iniciativas actuales de culminaci¨®n de la eurozona, y siembra Europa de peque?os arbustos sin sombra, de futuros resentimientos nacionales. La euroesc¨¦ptica canciller Merkel y su Gobierno deber¨ªan aprender de las ense?anzas de Kohl y, como ¨¦l, conciliar la fidelidad a Alemania con la lealtad a Europa.
Manuel Sanchis i Marco es profesor de Econom¨ªa Aplicada de la Universitat de Val¨¨ncia y miembro del Expert Advisory Group para Ciencias Socioecon¨®micas del VII Programa Marco de la UE.
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