¡°No soy espectador del teatro de mi vida¡±
Muchos creen que se aprovech¨® de la anciana Liliane Bettencourt, due?a del imperio L¡¯Or¨¦al Ella le regal¨® cientos de millones de euros, algo que ¨¦l explica como un padrinazgo art¨ªstico El fot¨®grafo Fran?ois-Marie Banier reivindica su arte por encima de su fama de gigol¨® y cazadotes
Desde su adolescencia el fot¨®grafo y novelista parisino Fran?ois-Marie Banier se gan¨® los favores y afectos de jefes de estado, arist¨®cratas y genios creativos. Y en cierto modo hoy reconoce su frustraci¨®n por ser acusado de abusar de la debilidad de una anciana a la que algunos consideran senil, Liliane Bettencourt, la mujer m¨¢s rica de Europa, hija del fundador de L¡®Or¨¦al. Un esc¨¢ndalo de ramificaciones pol¨ªtico-financieras sin precedentes en Francia que le otorg¨® fama mundial. Personaje controvertido, exrey de la noche par¨ªsina, el perfil en Wikipedia de Banier, de 65 a?os, le difine como gigol¨®, entre una retah¨ªla de oficios creativos.
?l reivindica su vers¨¢til biograf¨ªa art¨ªstica, que considera por encima de su imputaci¨®n en el affaire L'Or¨¦al. Se sabe que perfeccion¨® su t¨¦cnica pict¨®rica con los consejos de Dal¨ª, que aprendi¨® a escribir con uno de los fundadores del surrealismo, Louis Aragon, y que entr¨® en el c¨ªrculo cerrado de actores del cineasta ?ric Rohmer.
Han pasado cinco a?os desde que saltara la pol¨¦mica, y uno desde que fuera arrestado en Par¨ªs y puesto en libertad bajo fianza de diez millones de euros. Desde entonces asegura haberse refugiado en su creatividad. "En este tiempo he encontrado a los amigos de verdad, porque muchos se han marchado. Ahora es cuando voy a hacer las cosas m¨¢s importantes de mi vida. No voy a perder un minuto con relaciones que no son reales", confiesa.
"En este tiempo he encontrado a los amigos de verdad. Ahora es cuando voy a hacer las cosas m¨¢s importantes de mi vida. No perder¨¦ un minuto con relaciones que no son reales"
Parte de su obra fotogr¨¢fica confirma la confianza que en su d¨ªa le otorgaron personalidades como Samuel Beckett, Johnny Depp o Fran?ois Mitterrand y que ¨¦l aprovech¨® para capturar con su c¨¢mara instantes in¨¦ditos, no siempre con el permiso de los sujetos. La semana pasada present¨® Portraits, una selecci¨®n de esos retratos, en la Fundaci¨®n Helmut Newton de Berl¨ªn invitado por su amiga June Newton, viuda del fot¨®grafo alem¨¢n."La manipulaci¨®n no es mi estilo. Lo que hago es fruto de la confianza con mis modelos", dice Banier acerca de su t¨¦cnica, aunque todas sus palabras y actos parezcan excusar algo m¨¢s.
En su visita berlinesa no hay rastro de los lujosos trajes que luce en buena parte de sus im¨¢genes de archivo. En su lugar, cordones desabrochados, zapatos poco pulidos, tinta china en los dedos y una c¨¢mara Leica M6 colgada al cuello rematan un atuendo m¨¢s cercano al artista bohemio que al hombre de los 1.000 millones de euros, los que dicen que le regal¨® paulatinamente la due?a del imperio cosm¨¦tico. ?l ha reconocido haber recibido unos 200, aunque no concreta. En todo caso, una cifra que supera cualquier padrinazgo art¨ªstico conocido.
Un gigantesco primer plano del rostro de Carolina de M¨®naco con la cabeza afeitada abre la muestra. "Fue idea suya. Me llam¨® y me pidi¨® que llevara mi c¨¢mara", relata. "Cuando llegu¨¦, era Ernesto de Hannover quien le cortaba el pelo". Lo que no explica es que entonces, en 1996, el arist¨®crata a¨²n estaba casado con su primera esposa, y que su relaci¨®n con la princesa era un simple rumor. "Tom¨¦ algunas im¨¢genes de ese momento, pero nunca las publiqu¨¦. Soy un idiota".
El precio de la humillaci¨®n
El 'affaire Bettencourt' no es el ¨²nico conflicto legal al que Fran?ois-Marie Banier ha tenido que enfrentarse en los ¨²ltimos meses. En julio de 2011 tom¨® sin pedir permiso una instant¨¢nea de Michel Baldy, un 'sin techo' que viv¨ªa en los Campos El¨ªseos. Minutos despu¨¦s, el fot¨®grafo denunci¨® a la polic¨ªa "haber recibido bofetadas e insultos hom¨®fobos" por parte de Baldy. Tambi¨¦n qued¨® registrada la versi¨®n del otro implicado: fue Banier quien le espet¨® un "c¨¢llate, vagabundo" cuando se le solicit¨® que borrara la imagen. Cuatro meses despu¨¦s, Baldy fue condenado por "violencia y estado de embriaguez", aunque exento de pena, ya que el artista hab¨ªa decidido retirar la denuncia con anterioridad al fallo judicial.
Ahora es Baldy quien contraataca y reclama un mill¨®n de euros por calumnias y lo que considera un atentado contra su derecho a la propia imagen. ¡°Es el precio de la humillaci¨®n¡±, justific¨® recientemente a la emisora RTL. Para Banier, este conflicto es ¡°una estupidez orquestada por un abogado con ansia de protagonismo¡±. Aun as¨ª, no cree haberse convertido en un blanco f¨¢cil para aquellos que quieran aprovecharse de su publicitada fortuna. ¡°Estoy tranquilo ante todos mis conflictos judiciales. Nunca he dejado de estarlo en todo este tiempo¡±, dice ahora.
Una sonrisa traviesa recuerda c¨®mo caz¨® a la Reina de Inglaterra en un gesto poco favorecedor o el retrato de una Reina Madre despeinada y con las burbujas de una copa de champ¨¢n en los ojos, pero lamenta que su timidez le haya privado de conseguir m¨¢s instantes fotogr¨¢ficos.
"?T¨ªmido? Eres un chico muy malo, por eso te quiero", contesta June Newton al escucharle, perpetuando as¨ª un patr¨®n repetido en exceso. La mecenas Marie-Laure de Noailles contaba m¨¢s de sesenta a?os cuando financi¨® su incipiente carrera, y la condesa viuda Madeleine Castaing impuls¨® su faceta fotogr¨¢fica al comprar sus primeros retratos por 70.000 euros.
Lo que unos llaman abuso de confianza es para ¨¦l mera complicidad. Castaing pos¨® ante su objetivo a los 89, en camis¨®n y peluca en mano. "Result¨® un esc¨¢ndalo, pero tambi¨¦n fue su idea. Ella, que hab¨ªa estado pr¨®xima a Picasso, me escribi¨® en una carta: ?Esta imagen es a la fotograf¨ªa lo que Goya es a la pintura", argumenta.
Su entorno defiende que esa cercan¨ªa con las mujeres mayores responde a los rescoldos de la mala relaci¨®n con sus progenitores. "?l abre a los otros a nuevas experiencias. Es particularmente bueno estimulando a la gente mayor", dijo de ¨¦l uno de sus amigos, el escritor John Richardson.
"Que sea artista no significa que no sea tambi¨¦n un buen hombre de negocios. Sabe encontrar el momento adecuado", dijo Liliane Bettencourt en diciembre de 2006. La hija de la millonaria, Fran?oise Bettencourt-Meyers, entendi¨® ese talento como oportunismo y meses despu¨¦s abri¨® con su denuncia por abuso de la debilidad de su madre la caja de unos truenos que a¨²n resuenan a posibles evasi¨®n fiscal, blanqueo de dinero y financiaci¨®n ilegal para el partido de Nicolas Sarkozy, la UMP. La investigaci¨®n ha supuesto la reciente comparecencia ante la justicia del expresidente franc¨¦s y la imputaci¨®n del que fuera su ministro de Hacienda.
Banier siente que se malinterpreta su capacidad de iniciativa, la misma que mostraba siendo ni?o, cuando hu¨ªa de los maltratos paternos para vender sus primeras obras en la calles de su barrio, el acomodado distrito XVI parisino, donde los vecinos miran al Sena desde la derecha.
"Que sea artista no significa que no sea tambi¨¦n un buen hombre de negocios", dijo de ¨¦l Bettencourt. La hija de la millonaria, Fran?oise, entendi¨® ese talento como oportunismo y le denunci¨®
El salto a la izquierda intelectual le vali¨® en los a?os setenta el apodo de "chico dorado de Par¨ªs", t¨¦rmino que tambi¨¦n considera desvirtuado. "Nunca me molest¨®, pero era reduccionista y no reconoc¨ªa mi capacidad como escritor", dice Banier, autor de tres novelas antes de cumplir los 25. La primera vez que abord¨® a Dal¨ª fue para mostrarle uno de sus cuadros. El catal¨¢n especul¨® con que su pincel deb¨ªa ser tan grueso como su pene y le recomend¨® utilizar uno m¨¢s fino, para suavizar el trazo. Banier confirma la an¨¦cdota, pero niega cualquier relaci¨®n sexual entre ellos. Como tambi¨¦n rechaza su supuesta obsesi¨®n por los ilustres.
"Si llega a escribir como habla ser¨¢ el cronista m¨¢s cruel y m¨¢s gay de su tiempo" vaticin¨® Louis Aragon en Les Lettres Fran?aises. ?Se han cumplido las predicciones? "A¨²n no, pero sigo intent¨¢ndolo", responde Banier. Muchos cre¨ªan que esa consolidaci¨®n llegar¨ªa con la publicaci¨®n de su diario personal, una ambiciosa cr¨®nica de la sociedad de su pa¨ªs. Pero el relato ha llegado a los tribunales antes que a las librer¨ªas. Una de sus anotaciones, de abril de 2007, recog¨ªa la confidencia que le hizo Bettencourt acerca de "un pedido de dinero" por parte de Nicolas Sarkozy que ella hab¨ªa aceptado. En descargo del expresidente franc¨¦s, Banier rechaz¨® en su declaraci¨®n judicial la fiabilidad del texto.
Su paso hace cuatro semanas por el palacio de Justicia de Burdeos supuso el reencuentro con antiguos trabajadores de la casa Bettencourt. Algunos de ellos llevan a?os relatando supuestas llamadas de Banier a la viuda para que esta siguiera firm¨¢ndole cheques. "No me identifico con nada de lo que dicen de m¨ª, pero no sabr¨ªa definirme porque mi atenci¨®n se centra en los dem¨¢s. No soy espectador del teatro de mi vida", concluye.
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