Vacuna para Urkullu

Esta vez ha sido la situaci¨®n pol¨ªtica catalana la que ha alertado a los nacionalistas vascos de los riesgos de lanzarse por el tobog¨¢n soberanista. Otras veces fue al rev¨¦s. Ya en campa?a se observ¨® el inter¨¦s de Urkullu por evitar compromisos que le llevasen a verse condicionado por una izquierda abertzale inmadura que ve en la separaci¨®n de Espa?a la f¨®rmula para superar los efectos de la crisis econ¨®mica. El PNV ha puesto en primer plano el tema econ¨®mico, lo que supone aplazar, como m¨ªnimo, la propuesta de nuevo estatus pol¨ªtico con derecho a decidir incluida en su programa.

Con un Gobierno en minor¨ªa (27 de 75 esca?os) el PNV est¨¢ obligado a pactar con otras fuerzas para sacar adelante sus propuestas, incluyendo los presupuestos para 2013, que es una de sus prioridades. Esa necesidad es la raz¨®n principal de la entrada del exdiputado Josu Erkoreka como n¨²mero dos del Ejecutivo. Alguien pr¨®ximo a Urkullu y experto negociador, pero tambi¨¦n seguidor de la l¨ªnea marcada por Josu Jon Imaz como rectificaci¨®n impl¨ªcita de Ibarretxe respecto a dos temas esenciales: final de ETA sin contrapartidas y reconocimiento de la pluralidad vasca.

Una consecuencia de esto ¨²ltimo es la defensa del Estatuto como marco inclusivo (y reformable) de esa pluralidad. Y otra, la b¨²squeda de aliados que representen al menos a una parte del sector no nacionalista de la poblaci¨®n. Es posible que Urkullu piense en alianzas variables, pero dif¨ªcil que los socialistas, a quienes tendi¨® claramente la mano en la investidura, est¨¦n dispuestos a aceptar un acuerdo que les excluya de los temas que tienen que ver con el autogobierno.

Pero no es imposible que sea Urkullu el m¨¢s interesado en un pacto estable con el PSE que le sirva de coartada para plantear una reforma estatutaria que no desborde el marco constitucional; y que le permita olvidarse de una autodeterminaci¨®n a la catalana durante al menos esta legislatura.