Un plan racional
La reforma municipal debe insertarse en un proyecto m¨¢s amplio de reestructuraci¨®n pol¨ªtica
Tras varios meses de paralizaci¨®n a causa de resistencias internas, el Gobierno ha lanzado de nuevo su proyecto de reforma de la Administraci¨®n Local, en este caso por medio de consultas con el principal partido de la oposici¨®n y tambi¨¦n con la Federaci¨®n de Municipios y Provincias. La fusi¨®n de ayuntamientos o la gesti¨®n conjunta de algunos de ellos, junto con la reducci¨®n del n¨²mero de concejales, es una operaci¨®n que puede ser dolorosa para los c¨ªrculos pol¨ªticos locales, pero necesaria en cualquier programa de racionalizaci¨®n administrativa que se pretenda abordar en Espa?a. En el fondo se trata de decidir si tiene sentido mantener m¨¢s de 8.000 municipios, sobre todo tras la sequ¨ªa de la burbuja inmobiliaria, que era la artificial fuente de ingresos para muchos de ellos.
Las c¨²pulas de los dos partidos principales est¨¢n de acuerdo en delimitar competencias y en reforzar el control sobre las cuentas municipales. M¨¢s complejas son otras cuestiones. Sorprende que pueda haber consenso para reforzar las diputaciones provinciales, atribuy¨¦ndoles la gesti¨®n de municipios peque?os y medianos, cuando la supresi¨®n de tales organismos fue una propuesta de Rubalcaba en las elecciones generales de 2011. De momento, el PSOE niega un acuerdo al respecto. Tambi¨¦n es dif¨ªcil eliminar las mancomunidades (agrupaciones de servicios comunes para varios ayuntamientos), una idea contestada expresamente desde el PSOE. A su vez, la Generalitat de Catalu?a se considera al margen de las medidas que puedan pactarse entre partidos estatales, porque interpreta que dispone de competencias plenas en materia de organizaci¨®n local.
Mucho m¨¢s f¨¢cil es ponerse de acuerdo para reducir los elevados sueldos de alcaldes de ciudades grandes, estableciendo el tope retributivo en el de un secretario de Estado (67.000 euros). F¨¢cil porque, aunque de escaso efecto en la reducci¨®n del gasto p¨²blico, resulta una medida con valor simb¨®lico. Pocos llorar¨¢n la poda de la autonom¨ªa municipal en ese aspecto, sobre todo cuando una ciudadan¨ªa acosada a recortes reclama austeridad en los cargos p¨²blicos. Pero conviene cuidarse de no confundir la situaci¨®n de algunas grandes ciudades con la de alcaldes y concejales de peque?os municipios, muchos de ellos sin sueldo p¨²blico.
En todo caso, un recorte de retribuciones municipales ser¨ªa una reforma alicorta. El plan de reestructuraci¨®n administrativa debe insertarse en un proyecto m¨¢s amplio, que afecte al conjunto de los niveles pol¨ªticos y a su sostenimiento. Una reforma de la Administraci¨®n Local tiene m¨¢s sentido si se inserta en la reconsideraci¨®n del Estado de las autonom¨ªas y de su evoluci¨®n federal, como soluci¨®n no traum¨¢tica a los problemas territoriales de mayor cuant¨ªa planteados ahora mismo en Espa?a. El liderazgo de esa operaci¨®n corresponde a las corrientes centrales de la pol¨ªtica, pero ser¨¢ ineficaz sin contar tambi¨¦n con otros partidos.
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