Obama, menos militar
Los nombramientos de seguridad deben aclarar el futuro de los ataques teledirigidos
Las nominaciones de Chuck Hagel para dirigir el Pent¨¢gono y de John O. Brennan para la CIA, a la espera de que pasen el tamiz del Congreso, van en la l¨ªnea pol¨ªtica seguida por Barack Obama en materia de seguridad en su primer mandato. Pero el segundo no tiene por qu¨¦ ser continuista. Al contrario, ofrece la oportunidad ¡ªde hecho, plantea la necesidad¡ª de algunos cambios radicales.
Con el republicano Hagel, despu¨¦s de Robert Gates, Obama busca mantener los puentes abiertos con un partido que necesitar¨¢ para gobernar, porque domina la C¨¢mara de Representantes. Ha elegido una personalidad compleja y pol¨¦mica: cr¨ªtico con los gais, condecorado en Vietnam, en desacuerdo con la guerra de Irak y a favor de una pronta retirada de Afganist¨¢n, Hagel se ha declarado contrario a un ataque sobre Ir¨¢n, por lo que algunos lobbies le han tachado, sin raz¨®n, de anti-israel¨ª. Pero de cara a su cometido, todo eso importar¨¢ menos que la necesidad de empezar a recortar de forma dr¨¢stica, salvo sorpresas, el presupuesto de Defensa de EE UU, un proceso que durar¨¢ a?os y que podr¨ªa empezar a traducirse en menos aventuras militares para la a¨²n primera potencia mundial.
De hecho, el impulso dado por Obama a los ataques de aviones teledirigidos en la lucha antiterrorista y, en general, en las guerras, responde en parte a esta necesidad de reducir los contingentes de EE UU en diversas partes del mundo. Brennan, que ha pasado 25 a?os en la CIA y cuya posici¨®n sobre el uso de la tortura para extraer informaci¨®n a supuestos terroristas en c¨¢rceles secretas no est¨¢ clara, es uno de los impulsores del uso de drones para ataques selectivos en Pakist¨¢n y otros lugares como Yemen, algo que Obama parece compartir plenamente. Esta tendencia no solo ha marcado una creciente y preocupante actividad de la Agencia, sino que la aleja de sus tradicionales cometidos de espionaje y hurta estas actividades al control pol¨ªtico, judicial y medi¨¢tico, al que est¨¢ m¨¢s sometido el Pent¨¢gono y al que el pr¨®ximo director de la CIA podr¨ªa ceder parte de tales actividades.
En todo caso, las audiencias de ambos en el Congreso deben servir para que esta Administraci¨®n aclare su pol¨ªtica al respecto. Pese a que el campo de detenci¨®n de Guant¨¢namo sigue abierto, Obama a¨²n puede dejar una huella de cambio m¨¢s radical en su pol¨ªtica de seguridad. Est¨¢ a tiempo.
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