Famosos ecologistas, c¨¢llense
El activista Mark Lynas exige a las celebridades que abandonen su cruzada antitransg¨¦nicos Pide invertir en alimentos gen¨¦ticamente modificados para acabar con el hambre en el mundo Asegura que no hay pruebas cient¨ªficas que demuestren que este tipo de comida es perjudicial
Paul McCartney y Carlos de Inglaterra son algunas de las tantas celebridades que han hecho campa?a en contra los cultivos transg¨¦nicos. Una cruzada que como cualquier tema relacionado con lo comestible provoca un encendido debate y que cuenta con un amplio apoyo popular. El activista medioambiental Mark Lynas, figura clave en la formaci¨®n de la oposici¨®n a la comida gen¨¦ticamente modificada, culpa ahora a los famosos de obstruir investigaciones que podr¨ªan facilitar el alimento a aquellos con menos recursos.
¡°Los integrantes del lobby antitransg¨¦nicos -arist¨®cratas brit¨¢nicos, cocineros televisivos, famosos, gastr¨®nomos estadounidense o campesinos indios- tienen derecho a dar su opini¨®n, pero deben ser conscientes de que ya no cuentan con el apoyo de la ciencia¡±, dijo en un congreso sobre agricultura celebrado hace unos d¨ªas en Oxford. ¡°Por el bien de la gente y el planeta, ha llegado el momento de quitarse de en medio y dejar que demos de comer al mundo de una manera sostenible¡±, continu¨®.
En su conferencia, el ecologista se mostr¨® arrepentido de haber sido uno de los pioneros del movimiento antitransg¨¦nicos y haber demonizado la tecnolog¨ªa que, seg¨²n ¨¦l, podr¨ªa crear una agricultura resistente a inundaciones y sequ¨ªas y evitar hambrunas. Su conversi¨®n al otro extremo tiene que ver lo que el activista ve como una ausencia de pruebas cient¨ªficas que demuestren que el consumo de los productos bautizados como ¡°alimentos Frankenstein¡± sea perjudicial para la salud.
Lynas ataca a los famosos que han movilizado la opini¨®n p¨²blica y opina que los ciudadanos tienen derecho a saber que ¡°nadie resultar¨¢ da?ado por este tipo de alimentos¡±, pero que ¡°millones de personas no podr¨¢n alimentarse porque una minor¨ªa vocal de los pa¨ªses ricos quieren que sus comidas sigan siendo lo que ellos consideran natural¡±.
Paul McCartney fue uno de los primeros famosos en emprender esta batalla. A finales de la d¨¦cada de los noventa descubri¨® que la carne picada y salchichas vegetarianas de la l¨ªnea alimenticia de su fallecida esposa Linda conten¨ªan soja transg¨¦nica. El beatle invirti¨® unos tres millones y medio de euros en eliminar cualquier traza de ingredientes gen¨¦ticamente modificados y cambi¨® la soja por trigo.
A?os m¨¢s tarde, Carlos de Inglaterra arremeti¨® contra las grandes corporaciones que ¡°experimentan con la naturaleza y la humanidad¡± vaticinando que los cultivos modificados gen¨¦ticamente provocar¨¢n ¡°el mayor desastre ecol¨®gico de todos los tiempos¡±. El heredero al trono brit¨¢nico declar¨® en la prensa de su pa¨ªs que se trata de pr¨¢cticas ¡°que pertenecen solamente a Dios¡± y que este tipo de productos deben ser consecuentemente ser marcados y etiquetados.
Un empe?o que comparten Danny DeVito, Gwyneth Paltrow, el artista hip hop Pharrell Williams o Chuck Norris, que se enfrentaron a grandes corporaciones como Monsanto, Pepsico, Kraft o DuPount para que las etiquetas de los productos marcaran su procedencia transg¨¦nica. Hollywood se moviliz¨® en su apoyo a la llamada proposici¨®n 37 para que el estado de California identificara los productos con elementos gen¨¦ticamente modificados. Una causa sometida a votaci¨®n popular que tras una agresiva campa?a de las empresas afectadas se termin¨® perdiendo.
El bando defensor de los transg¨¦nicos cuenta con menos caras conocidas entre sus filas, pero las que est¨¢n suplen escasez con influencia y poder¨ªo econ¨®mico. El a?o pasado, Bill Gates don¨® casi 8 millones de euros a cient¨ªficos brit¨¢nicos para investigar cultivos de ma¨ªz, arroz y trigo que no necesiten fertilizantes.
Sus cr¨ªticos consideran que el fundador de Microsoft podr¨ªa haber invertido su dinero en la implementaci¨®n de t¨¦cnicas sostenibles de agricultura ecol¨®gica menos dirigidas a la ganancia empresarial. Tony Blair fue durante su etapa como primer ministro brit¨¢nico uno de los promotores de la biotecnolog¨ªa, pero las dudas surgidas entre la opini¨®n p¨²blica le hicieron retractarse de su posici¨®n.
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