Tr¨¢gico y previsible final
Argelia, como Mal¨ª, obligan a nuevos mecanismos de lucha contra el terror islamista
El balance provisional y confuso del ataque islamista contra la planta de gas de In Amenas y el asalto de las tropas argelinas habla de 23 rehenes y 32 (o 26) terroristas muertos. Entre las consecuencias m¨¢s llamativas de la acci¨®n reivindicada ayer por Al Qaeda, que ha puesto a prueba las relaciones de Argelia con el mundo exterior y expuesto la vulnerabilidad de las operaciones energ¨¦ticas multinacionales en el S¨¢hara, figura la suavizaci¨®n de las cr¨ªticas a la implacable actuaci¨®n argelina. Esa benevolencia, explicable en el caso de Francia por sus lazos con la antigua colonia y el agradecimiento por la apertura de su espacio a¨¦reo para intervenir en Mal¨ª, es m¨¢s significativa viniendo de Londres, donde las alabanzas ayer del primer ministro Cameron contrastan abiertamente con los reproches iniciales.
La decisi¨®n de intervenir a sangre y fuego de Argelia ¡ªcuna de la lucha armada islamista en el norte de ?frica¡ª estaba escrita en su historia reciente y es consecuencia directa de una guerra civil de 10 a?os que dej¨® m¨¢s de 150.000 muertos hasta 2002. No cab¨ªa esperar de un r¨¦gimen dominado por los militares un cambio sustancial en una circunstancia que no solo ha representado para Argel la primera amenaza directa a su vital infraestructura energ¨¦tica, sino tambi¨¦n un desaf¨ªo a sus denodados esfuerzos para erradicar el terrorismo islamista. Un ataque audaz y demasiado complejo como para que se produjera como improvisada respuesta a los bombardeos franceses en Mal¨ª, como pretende su inspirador, el jefe yihadista argelino Mojtar Belmojtar. No se agrupa y pertrecha en cuatro d¨ªas a decenas de pistoleros para una operaci¨®n como la de Tigantourine.
La tragedia resucita en Argelia el espectro del terrorismo islamista. Pero refuerza tambi¨¦n la idea de que el centro de gravedad del yihadismo se desplaza a pa¨ªses ¡ªfallidos unos, extremadamente d¨¦biles otros¡ª del norte de ?frica y el Sahel. Lo que convierte el fen¨®meno en especialmente peligroso para una Europa que ha asistido distante a la conversi¨®n en territorio abonado para el fanatismo de enormes zonas de ?frica. Las crisis de Mal¨ª y Argelia, estrechamente vinculadas, se?alan en este sentido la extrema urgencia de una mayor determinaci¨®n y coordinaci¨®n de los Gobiernos de la UE en su lucha contra un terrorismo m¨¢s difuso y cambiante que hace una d¨¦cada y que se adapta r¨¢pida y letalmente a nuevos entornos.
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