Amor de madre bajo sospecha
Clara Rojas vet¨® la pel¨ªcula sobre el campesino que cuid¨® a su hijo, concebido con un guerrillero Seg¨²n los productores del film, la abogada quer¨ªa m¨¢s dinero La justicia autoriz¨® el jueves su exhibici¨®n en Colombia
La hija de un terrateniente colombiano confes¨® a este periodista hace algunos a?os que durante su cautiverio en un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), uno de los jefes de la guerrilla se hizo pasar por un cautivo m¨¢s para seducirla. Lo consigui¨®. El objetivo del impostor era recabar toda la informaci¨®n posible sobre la fortuna y propiedades de otros latifundistas amigos de su padre y eventuales v¨ªctimas de extorsi¨®n. ¡°Descubr¨ª su verdadera identidad cuando observ¨¦ que intentaba conquistar a una mujer de otro grupo¡±. La manipulaci¨®n de los secuestrados es frecuente. Un miliciano de las FARC sedujo en las selvas del Guaviare a la abogada Clara Rojas, capturada el 23 de febrero del a?o 2002 junto a Ingrid Betancourt, candidata presidencial en las generales de aquel a?o. Las consecuencias de aquel episodio todav¨ªa perduran.
Rojas, jefa de gabinete de Betancourt, ten¨ªa 38 a?os cuando fue capturada y desde hac¨ªa alg¨²n tiempo, apremiada por el reloj biol¨®gico, ven¨ªa pensando en ser madre. Embarazada por un guerrillero, lo fue en 2004. Nueve a?os despu¨¦s, pleitea en los tribunales para impedir la exhibici¨®n en Colombia de la pel¨ªcula Operaci¨®n E, estrenada en Espa?a y Francia, que recrea la peripecia del campesino Jos¨¦ Crisanto, a quien la guerrilla encomend¨® el cuidado del hijo de Rojas a los ocho meses de nacer. Este jueves, un juzgado colombiano autoriz¨® la proyecci¨®n de la cinta, aunque Rojas puede recurrir la sentencia. El beb¨¦ nacido en la selva fue entregado al campesino porque obstaculizaba los movimientos de la guerrilla por trochas y barrancos, y sufr¨ªa fractura de un brazo y leishmaniasis, una infecci¨®n causada por picadura de mosquitos chupadores. Crisanto debi¨® aceptar el encargo pese a ser padre de cinco hijos y vivir pobremente del trapicheo de pasta base de coca en zonas bajo control guerrillero.
Un miliciano de las FARC sedujo en las selvas del Guaviare a la abogada Clara Rojas, capturada el 23 de febrero del a?o 2002 junto a Ingrid Betancourt
La pel¨ªcula no aborda las circunstancias en que fue concebido, nada dice sobre el supuesto requerimiento de Clara Rojas a la direcci¨®n de las FARC para que le permitieran engendrar durante el cautiverio, tal como revela Betancourt en su libro No hay silencio que no termine. El relato cinematogr¨¢fico alude a la identidad del ni?o, Emmanuel, con material de archivo, mediante la fugaz reproducci¨®n de portadas de peri¨®dicos e informativos de televisi¨®n que citaban el parto de Rojas, liberada en 2008. Operaci¨®n E, dirigida por el franc¨¦s Miguel Courtois y protagonizada por el actor espa?ol Luis Tosar, es directa en la exposici¨®n del subdesarrollo y padecimientos de una sociedad vapuleada por la violencia. Lejos de promover la publicaci¨®n de las lacras contenidas en el metraje, la excandidata a la vicepresidencia por el partido Ox¨ªgeno Verde pidi¨® a la justicia que proh¨ªba la proyecci¨®n del filme en Colombia. La pol¨¦mica multiplic¨® las ventas piratas en Bogot¨¢, Medell¨ªn y Cali.
La demandante se escuda en psic¨®logos y en la supuesta vulneraci¨®n de los derechos constitucionales del menor para vetar la pel¨ªcula, pero portavoces de las productoras espa?olas Tormenta Films y Zirco Zine y de la francesa Ajoz sostienen que las razones son econ¨®micas: Rojas quiere m¨¢s dinero. La exsecuestrada interpuso una reclamaci¨®n judicial despu¨¦s de meses de negociaciones y al rechazarse sus pretensiones. Le ofrecieron el 1% de los ingresos de la taquilla de su pa¨ªs, pero exigi¨® un porcentaje de la taquilla mundial, seg¨²n el productor espa?ol Farruco Castrom¨¢n. Las partes hab¨ªan intercalado contratos para llegar a un acuerdo, pero como no se firm¨®, ¡°entonces resulta que la pel¨ªcula ya da?a el libre desarrollo de Emmanuel. No hay nada que afecta al ni?o, pero por encima de todo est¨¢ la libertad de expresi¨®n¡±.
De haber querido explotar comercialmente el drama, la obra producida hubiera sido de acci¨®n, de aventuras o una comedia rom¨¢ntica, pero no de autor, con trasfondo social, agrega el directivo espa?ol. Abruptamente, tras estrenarse en Espa?a el pasado 8 de diciembre, Rojas pidi¨® el amparo judicial y comenz¨® el litigio. Un intenso tr¨¢fico de mails en poder del productor espa?ol demostrar¨ªa que el inter¨¦s de la excautiva fue esencialmente cremat¨ªstico. En uno de los correos remitidos al juzgado solicita una copia de la pel¨ªcula para verla con Emmanuel, que este a?o cumple nueve. Rojas parece contradecirse, ya que denuncia una violaci¨®n del derecho a la intimidad de su hijo, a quien la pel¨ªcula negar¨ªa ¡°el libre desarrollo de su personalidad¡±, y despu¨¦s de verla acompa?ada por el chaval.
La demandante alega que vulnera? los derechos constitucionales del menor para vetar la pel¨ªcula, pero los productores sostienen que las razones son econ¨®micas
Las invocaciones a la protecci¨®n del menor perdieron m¨¢s fuelle al admitir Clara Rojas que prepara su propia pel¨ªcula. ¡°S¨ª, le confieso que tengo un agente contratado para eso¡±, declar¨® a la emisora Blu Radio. Apenas sorprende su asalto a la tesorer¨ªa de Operaci¨®n E porque abundan en Colombia los libros escritos por exrehenes de las FARC y del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional (ELN) y los agentes y abogados encargados de vender sus testimonios a las productoras cinematogr¨¢ficas o al mejor postor. Los cautivos de renombre, Ingrid Betancourt y Clara Rojas entre ellos, llevan ventaja sobre los cientos de colombianos encadenados a un ¨¢rbol durante a?os y liberados sin apenas ruido, sin que apenas interese su calvario, que no termina con su vuelta a casa. Muchos se divorciaron al poco de regresar y entraron en depresi¨®n y en problemas financieros, y contin¨²an secuestrados por las pesadillas del cautiverio.
Clara Rojas nada dice sobre las circunstancias de su pol¨¦mico embarazo, ni menos sobre la identidad del padre. ¡°Me corresponde a m¨ª decir qu¨¦ se hace p¨²blico sobre la historia y qu¨¦ no. Es algo reservado a mi hijo Emmanuel¡±. Amor de madre empa?ado por las sospechas de que la excompa?era de Ingrid Betancourt acab¨® sum¨¢ndose a las v¨ªctimas del terrorismo pendientes de la cuenta bancaria y los derechos de autor.
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