Un plante

Circulan bromas por la Red a cuenta de la comparecencia de Mariano Rajoy desde el cuarto de al lado. En una, vemos a Merkel y a Mariano en rueda de prensa. Angela, se enfrenta a las preguntas de los medios con las manos apoyadas en su atril; del atril de Rajoy, en cambio, sale el soporte de un pantall¨®n en el que vemos el rostro de nuestro presidente. Tambi¨¦n hay im¨¢genes comparativas, como la habitual del presidente Obama respondiendo como suele a las cuestiones implacables de los se?eros periodistas acreditados en la Casa Blanca y esa otra ya tristemente hist¨®rica de los redactores espa?oles frente a un televisor tomando nota de la declaraci¨®n de inocencia que Rajoy ofreci¨® a sus colegas de Partido y en la que tuvo a bien dejarnos mirar a los espa?oles por un agujerito.

No hay nada de lo que extra?arse: este tipo de intervenciones sin derecho a r¨¦plica o a preguntas lleva imponi¨¦ndose desde hace a?os. Aunque en esta ocasi¨®n se haya dado un paso m¨¢s all¨¢: no solo se evita la intervenci¨®n de la prensa, tambi¨¦n se elude la presencia f¨ªsica del l¨ªder. Podr¨ªa ser c¨®mico si no fuera porque es dram¨¢tico en cuanto a que supone una traici¨®n al compromiso que el pol¨ªtico adquiere en democracia; tambi¨¦n afecta a la devaluada marca Espa?a, porque esta aversi¨®n del presidente a someterse al escrutinio de la prensa es algo habitualmente rese?ado en las cr¨®nicas que los medios internacionales publican sobre la esquiva personalidad de Rajoy.

La cuesti¨®n es si los l¨ªmites a los derechos democr¨¢ticos han de dejarse solo en manos de quien manda. En mi opini¨®n, deber¨ªan ser los periodistas los que se rebelaran contra estas condiciones inaceptables. L¨¢stima que la relaci¨®n entre las direcciones de los distintos medios sea tan desastrosa porque estoy segura de que muchos profesionales se mostrar¨ªan favorables a ponerse de acuerdo y hacer un plante.