¡®Sefarad¡¯
Antonio Mu?oz Molina ha recibido el Premio Jerusal¨¦n por haber rastreado el origen del horror
Cuando terminas de leer Sefarad, el libro de Antonio Mu?oz Molina, y repasas con ¨¦l los libros que ley¨® antes o mientras narraba las historias de exilio y de ignominia que contiene ese volumen, comprendes por qu¨¦ ¨¦l tiene ese estilo desgarrado y melanc¨®lico ante lo que sucede, y sobre todo compruebas hasta qu¨¦ punto el siglo XX, a algunos de cuyos desgarros se refiere, fue tan cruel, tan inhumano y precis¨® tantas voces para hacer coral el horror ante lo descrito. Y c¨®mo esa historia se ha ido contando, desde distintas heridas, hasta completar, en el ep¨ªlogo Nota de lecturas,un fresco que refleja la mirada asustada que ¨¦l comparte.
?Hace a?os, por una obra as¨ª, pero de car¨¢cter autobiogr¨¢fico, por haber narrado el horror del siglo en primera persona, le dieron a Jorge Sempr¨²n el Premio Jerusal¨¦n. El espa?ol que un tiempo fue Federico S¨¢nchez hab¨ªa escrito, entre otros testimonios, La escritura o la vida; flotaba en el aire del libro, y flot¨® hasta el final de la vida de su autor, aquella atm¨®sfera cerrada a la que jam¨¢s volvieron los p¨¢jaros. Ahora le han dado ese premio a Mu?oz Molina, por Sefarad, entre otros testimonios de su compromiso con el exilio y con la di¨¢spora, por haber rastreado el origen del horror y por haber contado su desarrollo en las personas individuales, en los grupos o etnias que los sufrieron, en sus tierras y m¨¢s all¨¢ de sus tierras, cuando empez¨® la persecuci¨®n y mientras esta sigui¨®, se consolid¨® y fue finalmente un objetivo mortal y ya cruelmente inolvidable.
Cuando le entregaron a Sempr¨²n ese premio que ahora recibir¨¢ Antonio Mu?oz Molina, hab¨ªa alrededor, en Jerusal¨¦n, un aire de estupor, la guerra interminable segu¨ªa, el Estado de Israel prosegu¨ªa su persecuci¨®n de los palestinos, y estos segu¨ªan defendi¨¦ndose de esa persecuci¨®n. Intelectuales israel¨ªes, y pol¨ªticos en activo, denunciaban esas persecuciones, y el propio Sempr¨²n se uni¨® a ellos en la condena de los abusos que la pol¨ªtica estatal manten¨ªa vigente. Hab¨ªa all¨ª un debate muy vivo; esa sociedad no estaba un¨¢nimemente conforme con lo que hac¨ªa su Gobierno; sigue siendo as¨ª, y decir lo contrario es tan solo animar a pensar que el silencio all¨ª es la ley. No es verdad.
Ahora Mu?oz Molina obtiene ese premio y le piden que lo deje, que no vaya a recogerlo. Me ha parecido la solicitud firmada por algunos colegas del escritor de ?beda un propuesta fuera de lugar, pues, como el mismo premiado ha dicho, otros extranjeros como ¨¦l, igualmente solidarios con los perseguidos de antes y de ahora, recibieron por m¨¦ritos parecidos el mismo galard¨®n, y ninguno de ellos ¡ªtampoco Sempr¨²n¡ª se sinti¨® impelido a rechazar el premio ni nadie asoci¨® el emblema al Estado de Israel. Es el Premio Jerusal¨¦n, en este caso por haber escrito Sefarad.
¡°Y t¨² qu¨¦ har¨ªas si supieras que en cualquier momento pueden venir a buscarte, que tal vez ya figura tu nombre en una lista mecanografiada de presos o de muertos futuros, de sospechosos, de traidores¡±. Sefarad habla de las di¨¢sporas, nos afecta a nosotros, los espa?oles, es una cr¨®nica general de los nombres propios se?alados por la ignominia de los perseguidores. Aqu¨ª y en todo el mundo. Si por contar eso lo han premiado, si por advertir que eso que sucedi¨® sigue sucediendo, aqu¨ª y en todas partes, ?c¨®mo no va a ir a recibir en Jerusal¨¦n o en cualquier sitio el eco que merece tan extraordinario poema de la di¨¢spora? Que vaya a Jerusal¨¦n y que vuelva para contar qu¨¦ vio.
jcruz@elpais.es
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