Otro ataque de ira de Val¨¨rie Trierweiler

Se dir¨ªa que la primera dama de hecho y todav¨ªa periodista de Paris Match, Val¨¦rie Trierweiler, tiene las horas contadas en la revista para la que trabaja desde hace 24 a?os. Seg¨²n revela este mi¨¦rcoles el semanario sat¨ªrico Le canard encha?n¨¦, Trierweiler se ha tomado francamente mal un reciente reportaje de su revista, que dedic¨® la portada y cuatro p¨¢ginas a narrar el ¡°par¨¦ntesis amoroso¡± ¡ªun buc¨®lico paseo¡ª protagonizado por la reportera y su compa?ero, el presidente de la Rep¨²blica, Fran?ois Hollande.

Seg¨²n el relato del siempre bien informado Le canard encha?n¨¦, cuando Trierweiler se ech¨® a la cara la inocente nota rom¨¢ntica, llam¨® a su jefe, el director de Paris Match, Olivier Royant, para recriminarle ¡°violentamente¡± la historia publicada. La primera dama tir¨® de tel¨¦fono, y al no encontrar a Royant le dej¨® un mensaje de contenido poco versallesco. ¡°Acabo de ver tu reportaje de mierda¡±, bram¨® col¨¦rica, antes de referirse a las ¡°fotos de mierda¡±, y al propio Paris Match, ¡°que solo hace mierda¡±, escribe el semanario.

Palabras crudas, pronunciadas el 6 de febrero, y confiadas a Le Canard encha?n¨¦ por varios periodistas de Paris Match, que cuentan que el director se qued¨® ¡°chocado¡± por el mensaje, pese a que est¨¢ ¡°bastante habituado¡± a las ¡°erupciones¡± de la volc¨¢nica Trierweiler. Las fuentes a?adieron, no sin malicia, que Royant ¡°dejar¨¢ correr¡± el incidente.

Contactado por el semanario sat¨ªrico, el jefe de gabinete de la primera dama, Patrice Biancone, niega que su jefa pronunciara frases escatol¨®gicas, aunque admite el malestar. ¡°Ella no utiliza esa clase de palabras (¡­) Ha protestado pero en t¨¦rminos m¨¢s corteses¡±, asegura.

Trierweiler es periodista de Paris Match desde 1989, aunque desde las elecciones presidenciales no va por la redacci¨®n y se limita a enviar su cr¨®nica literaria cada 15 d¨ªas. Este r¨¦gimen de colaboradora, que supone evidentes ventajas de conciliaci¨®n, impide a la primera dama enterarse a tiempo de los contenidos que va a publicar la revista.

Seg¨²n Le Canard encha?n¨¦, la lejan¨ªa ha favorecido al menos otro episodio desagradable; en un n¨²mero anterior, la revista a?adi¨® un despiece ¡ªrecuadro¡ª firmado por otra periodista a la columna cultural de la primera dama, y esta protest¨® airadamente por el pegote.

Tras un inicio de mandato agitado, en el que Trierweiler provoc¨® un terremoto pol¨ªtico-familiar al enviar un inoportuno tuit de apoyo al rival electoral de S¨¦gol¨¨ne Royal, expareja de Hollande y madre de sus cuatro hijos, la primera dama se quit¨® de Twitter y poco a poco ha logrado reconstruir su imagen con una actitud m¨¢s calmada, solidaria y funcionarial.

Pero la fama de su temperamento la precede, y algunos medios aprovecharon ayer el ¨²ltimo desliz para recordar que, durante un reciente viaje oficial a Nueva Delhi, Trierweiler impuso ser acompa?ada por los medios que segu¨ªan al presidente a una fundaci¨®n para ni?os pobres. La primera dama vet¨® a la prensa escrita y eligi¨® a las televisiones, pero dej¨® fuera al popular TF1, cuya secci¨®n pol¨ªtica dirige Christophe Jakubyszyn, coautor de su biograf¨ªa La Frondeuse, al que Trierweiler ha demandado por injurias.