El 'caso Hell¨ªn'
La colaboraci¨®n de un asesino con el Ministerio del Interior exige una investigaci¨®n profunda
El descubrimiento period¨ªstico de que un asesino y exconvicto trabaja para la polic¨ªa y la Guardia Civil es un hecho que produce un profundo desasosiego. Emilio Hell¨ªn Moro, militante ultraderechista de Fuerza Nueva que secuestr¨® y mat¨® en 1980 a Yolanda Gonz¨¢lez por su supuesta ¡ªy finalmente falsa¡ª vinculaci¨®n con ETA, fue condenado a 43 a?os de c¨¢rcel por ese asesinato, que produjo una enorme alarma social en aquellos a?os de transici¨®n pol¨ªtica, con terrorismo etarra y grupos parapoliciales infiltrados en las fuerzas de seguridad del Estado.
Tras 14 a?os de c¨¢rcel, Hell¨ªn se cambi¨® de nombre para ejercer libremente su profesi¨®n como experto inform¨¢tico, lo que es razonable y leg¨ªtimo en un sistema democr¨¢tico que apuesta por la rehabilitaci¨®n y la inserci¨®n. Lo que requiere una investigaci¨®n y la correspondiente depuraci¨®n de responsabilidades es la colaboraci¨®n que la empresa del expistolero presta a la lucha contra el crimen con acceso a datos confidenciales.
Hell¨ªn siempre se jact¨® de sus buenas relaciones con los agentes de la ley. David Mart¨ªnez Loza, el que desde Fuerza Nueva orden¨® el asesinato de Yolanda Gonz¨¢lez, era un guardia civil en excedencia y el propio Hell¨ªn se alojaba en casa de un inspector de polic¨ªa cuando fue descubierto su crimen. Inevitables son, por tanto, las sospechas, que retrotraen a una de las etapas m¨¢s oscuras de la historia pol¨ªtica reciente; m¨¢xime cuando llueve sobre mojado. Porque fue tambi¨¦n la prensa la que hace 20 a?os abri¨® los ojos a la polic¨ªa dando con el paradero de Hell¨ªn en Paraguay, donde se hab¨ªa refugiado tras huir de la c¨¢rcel.
Las primeras reacciones oficiales son, sin embargo, decepcionantes. Dan a entender que se desconoc¨ªa la identidad del hombre que trabajaba para Interior, lo que evidenciar¨ªa una grave negligencia, una ausencia de filtros que pone en riesgo la propia seguridad del Estado. Pat¨¦ticas resultan, por lo dem¨¢s, las explicaciones del secretario de Estado de Seguridad, Francisco Mart¨ªnez, quitando hierro al asunto alegando que Hell¨ªn es uno m¨¢s en su empresa y que fue contratado durante la etapa socialista; una buena coartada para alimentar la antipol¨ªtica, pero in¨²til para infundir confianza en torno a los vigilantes de la ley. Esta inquietante situaci¨®n requiere sin duda una explicaci¨®n seria desde el m¨¢s alto nivel.
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