8 fotosLa mente femeninaEl escritor H¨¦ctor Abad Faciolince demuestra en Tratado de culinaria para mujeres tristes su conocimiento de la mente femenina 03 abr 2013 - 00:06CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceEn un fragmento del relato 'La coliflor en nieblas' el autor escribe: "Haces volteretas con el cuerpo y la imaginaci¨®n para evadir la tristeza. ?Pero qui¨¦n te ha dicho que se proh¨ªbe estar triste? En realidad, muchas veces, no hay nada m¨¢s sensato que estar tristes; a diario pasan cosas, a los otros, a nosotros, que no tienen remedio, o mejor dicho, que tienen ese ¨²nico y antiguo remedio de sentirnos tristes. No dejes que te receten alegr¨ªa, como quien ordena una temporada de antibi¨®ticos o cucharadas de agua de mar a est¨®mago vac¨ªo...". El autor solicit¨® una imagen de un bodeg¨®n en la que destacase una coliflor.TOLO RAM?NH¨¦ctor Abad escribe sobre la verdad y la mentira: "Esa tendencia a traicionar, a mentir y a ser perfectamente franca. A esconderte o a mostrarte mucho. Ese cuidado de cuidarte tanto para acabar narrando tu historia, tu verdad con pelos y se?ales a un desconocido. Esas ganas de huir, de salir corriendo cuando alguien muestra que empieza a conocerte, aunque no te reveles. Ese v¨¦rtigo de quedarte. Esa indomable sed de alguien y de no estar con nadie. De envolver las caricias en palabras. Esas ganas de cambiar sin renunciar a nada. Esa hambre de imposibles. ?C¨®mo pensar en esta confusi¨®n contradictoria? Es verdad y mentira, est¨¢ bien y est¨¢ mal y no hay salida. Nada que hacer. T¨®mate un vaso de agua". El cuadro que ilustra el relato es 'La cena' (1971-1980), de Antonio L¨®pez."Cuando peor est¨¢s si ves la cara de un amigo o de una amiga te mejoras", se?ala Abad. Una receta que el escritor recomienda: "El rito del sosiego es el siguiente. Dos sillas y una mesa, un pat¨¦ de h¨ªgado de ave, tostadas de pan fresco y trigo ¨ªntegro, una botella helada de vino de Sauternes y frente a ti la cara del amigo, de la amiga, el rostro que conoces, uno de esos que con s¨®lo verlos nos devuelven la calma. El pat¨¦, a los amigos, les recuerda que son carne. El pan no los deja olvidar que todo nace de la tierra y todo a ella vuelve. El esp¨ªritu del vino de Sauternes aviva lo que m¨¢s nos hace vivos: la posibilidad de unir dos pensamientos". La obra que ilustra es 'Mujer' (1933), de Amelia Pel¨¢ez.'En la mujer ad¨²ltera' lo que escribe Abad se remonta al Evangelio: "Nadie se atrevi¨®, seg¨²n el Evangelio, a lanzar la primera piedra contra la mujer ad¨²ltera. ?Qui¨¦n no esconde en su coraz¨®n el eco de un mal pensamiento? Lo dijo, si no me enga?o, un tipo disoluto: el adulterio es la sal del matrimonio. Es decir que cierta dosis de adulterio es necesaria para no aburrirse mucho, para que no se vuelva soso el yugo conyugal que ata a las esposas con los maridos. Una cierta dosis que, por supuesto, no es igual para todas. No todos los adulterios se cometen de la cintura para abajo. Bien lo saben los padres de la iglesia: tambi¨¦n cometemos adulterio en nuestro coraz¨®n. Nada m¨¢s cierto: en nuestro coraz¨®n, en nuestra imaginaci¨®n, en nuestros sue?os. Y de vez en cuando, algunas atrevidas, en la realidad. Que le seamos fieles a nuestra pareja hasta en los m¨¢s rec¨®nditos pensamientos no s¨®lo es improbable: es poco recomendable. A la salud mental le conviene una rendija de infidelidad, una v¨¢lvula de escape para el agobio demasiado intenso de la convivencia. No te embeleses en las fantas¨ªas, pero no te cercenes de toda fantas¨ªa". Este cuadro elegido por Abad es 'Mar¨ªa Magdalena', de Leonardo da Vinci.Esta es la receta de Abad para el mal de las palabras: "Si alg¨²n d¨ªa te enfermas de palabras, como a todos nos pasa, y est¨¢s harta de o¨ªrlas, de decirlas. Si cualquiera que eliges te parece gastada, sin brillo, minusv¨¢lida. Si sientes n¨¢useas cuando oyes 'horrible' o 'divino' para cualquier asunto, no te curar¨¢s, por supuesto, con una sopa de letras. Has de hacer lo que sigue: cocinar¨¢s al dente un plato de espaguetis que vas a aderezar con el guiso m¨¢s simple: ajo, aceite y aj¨ª. Sobre la pasta ya revuelta con la mezcla anterior, aunque esto lo proh¨ªba la etiqueta, rallar¨¢s un estrato de queso pecorino. Al lado derecho del plato hondo colmo de espaguetis con lo dicho, pondr¨¢s un libro abierto. Al lado izquierdo, pondr¨¢s un libro abierto. Al frente, un vaso lleno de vino tinto seco...".VICENS GIM?NEZEsta es una de las recetas escritas por Abad en las que hace referencia a la soledad: "?Pero es quiz¨¢s un mal la solter¨ªa? No dejes que te agobien las casamenteras, no dejes que te ronden las falsas celestinas. Unas hay que se casan a la fuerza y son felices; otras que van sonrientes al rito de la boda sin siquiera pensar que andan hacia el pat¨ªbulo. ?No podr¨¢n ser felices las que a la fuerza se queden solteronas por carencia de ofertas? Quiz¨¢s entre las l¨¢grimas te est¨¦s ganando un cielo aqu¨ª en la Tierra. Eso de maridarse es una loter¨ªa. Los m¨¢s apuestos j¨®venes se vuelven barrigones poco antes del tercer aniversario. Dictadores ociosos, tiranos insaciables, indiferentes lelos que leen el peri¨®dico y ven televisi¨®n. Los pr¨ªncipes azules son escasos de veras. No cojas, eso s¨ª, los vicios m¨¢s funestos de la solter¨ªa. Deja de ser chismosa. Rechaza todo rastro de amargura...". Hopper es uno de los autores favoritos del escritor, el cuadro elegido es 'Sol de la ma?ana' (1952).Una recomendaci¨®n del autor reflejada en su libro: "Niega, niega, niega, di que no, que jam¨¢s, que no se te ha pasado por la mente. No, no estoy haciendo un elogio de la mentira, sino de la piedad. El hombre, como t¨², prefiere no saber de una aventura que s¨®lo fue casual. No lo tortures con una sinceridad y una franqueza innecesarias. No te confieses ni te sientas culpable. Y aunque haya indicios ciertos, niega, niega, que es mejor dejar una duda por la que el hombre pueda treparse hasta el olvido. Ya lo dec¨ªa mi maestro Ovidio: "Como eres bella, admito que me traiciones; lo que no admito es que me hagas desgraciado haci¨¦ndomelo saber. Yo no pretendo con mi censura que te vuelvas pudorosa; lo que te pido es que intentes fingir". Ser¨¦ a¨²n m¨¢s concreto: ten piedad de nosotros; los hombres adoramos el enga?o. Mejor dicho, no queremos saber la verdad, aunque en el fondo la intuyamos muy bien. No nos quites la posibilidad de seguirte queriendo. As¨ª como no es posible vivir siempre desnudos, tampoco es soportable la verdad permanente. No te confieses, no seas transparente, no pretendas quitarte un peso de conciencia. O hazlo con un cura, pero jam¨¢s con tu pareja. No habr¨¢ culpa mayor que la incapacidad de esconder bien las culpas". El relato va acompa?ado de una ilustraci¨®n del cerebro.MATHIAS KULKA (CORBIS)La muerte es en el libro del autor colombiano uno de sus relatos m¨¢s breves: "Muchas veces, al borde de hallar la receta de la inmortalidad, me distrajo la presencia espantosa de la muerte". El cuadro elegido para esta receta es 'La muerte de Cleopatra' (1892), de Reginald Arthur.