El restaurante secreto
El encargo era especial: un restaurante oculto en un garaje. Tambi¨¦n parad¨®jico: un lugar f¨ªsicamente hundido y sin embargo de ambiente flotante. Y dif¨ªcil: al descender dos plantas desaparece el contexto y tambi¨¦n la luz. Con todo, los arquitectos trataron de mezclar la espiral del descenso con la del ascenso al comedor y contrastaron el hormig¨®n del edificio original con materiales pulidos y poco perceptibles para idear un mundo contrapuesto. El resultado se palpa. Se puede tocar con las manos, se degusta. Pero tiene m¨¢s que ver con la imaginaci¨®n que con la vista.
Surrealista. As¨ª lo han definido sus arquitectos, Ram¨®n L¨®pez-Neira y Beatriz Ciaurri: ¡°la intervenci¨®n es una experiencia m¨¢gica y surrealista¡±. El Caramuxo es una bodega, un txoko, un peque?o restaurante privado oculto en un s¨®tano en el interior de un aparcamiento p¨²blico de Madrid. ¡°Est¨¢ deslocalizado¡±, explican. Y cuentan que la rampa hacia los s¨®tanos del parking p¨²blico bajo un aparcamiento privado se interrumpe para acceder a este espacio ¡°gastron¨®mico¡± a trav¨¦s de una fachada de transici¨®n de tableros de madera-cemento. Ese muro marca el paso entre el brutalismo del hormig¨®n y la acogida, en el restaurante, ¡°la burbuja c¨¢lida del interior¡±, describen ellos.
Esa c¨¢mara oscura desubica, gana privacidad para quienes acuden al comedor, pero tambi¨¦n deja la intervenci¨®n sin contexto y, consecuentemente, al margen del tiempo. Arquitect¨®nicamente, esa voluntad se traduce en la desaparici¨®n de todo excepto lo que uno va a hacer all¨ª. Los arquitectos se han encargado de limpiar, de saltar por encima de todo tipo de conductos y de fomentar la espiral del descenso y el ascenso para evocar la idea de viaje. En el comedor, los planos horizontales y verticales quedan difuminados entre el vidrio y el acero inoxidable. A la aparici¨®n de un marco nuevo contribuye la madera de fresno y, sobre todo, los lucernarios artificiales de hal¨®genas con luz de d¨ªa que sorprenden con la idea de una realidad irreal. As¨ª, ¡°la bajada de plantas y plantas de s¨®tanos conduce a un ¨¢tico¡±, explican los arquitectos. Y no les falta raz¨®n. All¨ª hay luz. No se trata de una mera retroiluminaci¨®n de falsas claraboyas y ventanas, los mecanismos empleados se inspiran en la iluminaci¨®n esc¨¦nica en el teatro, donde el cuadro de encendidos de iluminaci¨®n se divide en tres diferenciales principales D¨ªa, Noche y General.
El mobiliario contribuye integr¨¢ndose con la arquitectura y ocultando mecanismos para abrir y cerrar almacenes, cajones o contenedores. La idea de la desubicaci¨®n hay que trabajarla al mil¨ªmetro: los anclajes de los pa?os de vidrio no se ven, el suelo de acero de la cocina ha sido cizallado trapezoidalmente y se curva para convertirse en z¨®calo. Tambi¨¦n los extremos de los escalones se tornean. La idea de cuidado invisible pero palpable suma una experiencia espacial, y sensual, a la gastron¨®mica. La experiencia visual, sin embargo, se escurre en este espacio, se ralentizada ya que el restaurante deslumbra a simple vista, pero se descubre despu¨¦s: investig¨¢ndolo y toc¨¢ndolo.
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