Santiago Calatrava, un puente a la pol¨¦mica
El arquitecto ha proyectado la imagen de las ciudades con sus espectaculares obras. Pero arrecian las cr¨ªticas por los elevados costes y los defectos. Incluso ha dejado de ser intocable en su tierra, Valencia, en la que ha puesto a la venta su casa. Ahora le han citado a declarar en Venecia por errores en su ¨²ltima obra.


Santiago Calatrava siempre quiso pintar y dibujar. De ni?o, iba a todos lados con sus l¨¢pices de grafito y estudiaba Bellas Artes. Al final, curs¨® las carreras de Arquitectura en Valencia e Ingenier¨ªa en Z¨²rich, donde se cas¨® y estableci¨® su residencia en los setenta. A?os despu¨¦s se convirti¨® en una estrella en el firmamento de la arquitectura. Pero nunca abandonar¨ªa su vocaci¨®n de pintor (y tambi¨¦n escultor).
A veces traza unos rasgos y le regala un retrato a la fot¨®grafa que le inmortaliza en una entrevista o le personaliza el casco a Pl¨¢cido Domingo durante la visita a las obras de una ¨®pera. Es una persona creativa, talentosa, formada, que ha alcanzado un elevado estatus social procediendo de una familia humilde. Le gusta hacer gala de todo ello. Su discurso entusiasta puede subyugar.
El arquitecto de 61 a?os, con tres hijos y una hija, explica que la arquitectura es ¡°un arte que a veces es m¨¢s f¨¢cil entender a trav¨¦s de la pintura¡±. Si sus puentes o sus ¨®peras se parecen mucho, como ha comentado, es por la misma raz¨®n que de inmediato son reconocibles las obras ¡°de Picasso o de Dal¨ª¡±. Son obras con sello de artista, de autor.
El presupuesto de la estaci¨®n de la Zona Cero se ha disparado de 2.200 a 3.440 millones de d¨®lares
Un sello de indudable atractivo e impacto visual que le ha catapultado al estrellato. Son numerosas las ciudades que han proyectado su imagen en el mundo a trav¨¦s de su obra espectacular, de hormig¨®n blanco, formas irregulares y proporciones catedralicias. Es una de las caras de Calatrava. En los ¨²ltimos a?os, sin embargo, se est¨¢ produciendo un efecto rebote. Son cada vez m¨¢s las urbes que protestan por los problemas de funcionalidad, los elevados gastos de mantenimiento y los sobrecostes en la construcci¨®n. Antiguos colaboradores del arquitecto inciden en su ¡°compleja y dual personalidad¡± y en su ¡°excesiva exigencia¡± de austeridad a sus equipos que contrasta con sus altos honorarios. Es la otra cara de Calatrava.
Incluso arrecian las cr¨ªticas (y no s¨®lo de los ciudadanos) en su ciudad natal, Valencia, donde ha dise?ado su particular parque tem¨¢tico, tendiendo tres puentes y erigiendo un cine IMAX (l¡¯Hemif¨¨ric), un museo (de les Ci¨¨ncies), un paseo ajardinado (l'Umbracle), una ¨®pera (El Palau de les Arts) y un Agora (sin uso concreto). No se ha desarrollado, aunque s¨ª pagado (15 millones), el proyecto de tres rascacielos.
El hijo pr¨®digo, el profeta en su tierra, ya no es intocable. La apabullante Ciudad de las Artes y las Ciencias, ¡°no s¨®lo ha puesto Valencia en el mapa, sino que es el segundo complejo cultural m¨¢s visitado de Espa?as, despu¨¦s de la Alhambra¡±, seg¨²n ha reiterado Calatrava. Numerosas portadas de gu¨ªas de viaje est¨¢n dedicadas al complejo por el que el arquitecto ha cobrado 98 millones de euro en honorarios sobre un coste final de 1.298 millones (incluido equipamiento), de un presupuesto inicial de 308 millones.
Las relaciones entre Calatrava y Valencia se han distanciado. El arquitecto se ha retirado a su estudio en Z¨²rich, donde ha trasladado su sociedad inversi¨®n de Madrid, y ha puesto a la venta el caser¨®n familiar que hab¨ªa rehabilitado en el centro de la ciudad.
La Generalitat parece decidida a exigirle responsabilidades por la aparici¨®n de abombamientos en el trencad¨ªs (revestimiento de piezas de cer¨¢mica) que cubre la enorme fachada del Palau de les Arts, cuyo coste se eleva a 478 millones de euros, cuatro veces m¨¢s del previsto. Fuentes del Consell afirman que no pagar¨¢n el lifting necesario para eliminar las arrugas que han aparecido a los ocho a?os de vida. Puede parecer normal, pero no lo es. Calatrava ha recibido encargos de administraciones de PSOE y PP, pero nunca goz¨® de tanta libertad como durante la presidencia de Francisco Camps. Exaltos cargos lamentan ahora ese laissez-faire, esa permisividad que el actual presidente Alberto Fabra (PP) pretende cortar, acuciado por la crisis.
Adem¨¢s, Italia ha elevado el list¨®n al anunciar recientemente que su Tribunal de Cuentas reclama m¨¢s de tres millones de euros a Calatrava y tres ingenieros, acusados de ¡°da?o¡± al erario p¨²blico por errores durante la construcci¨®n del puente que dise?¨® para Venecia, cuyo coste ascendi¨® de cuatro a 10 millones de euros.
Calatrava y su equipo ya se tuvieron que hacer cargo de los 3,5 millones de euros por un derrumbamiento ocurrido en el Palacio de Congresos de Oviedo durante su construcci¨®n en 2006.
El arquitecto recibe muchos encargos y se expone m¨¢s que otros profesionales con sus estructuras complejas y esteticistas. El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, declar¨® que su terminal de transportes para la Zona Cero de Manhattan, a¨²n por inaugurar, es ¡°demasiado complicada de construir¡±. Se ha recortado el proyecto, aunque su coste se ha disparado de 2.200 millones de d¨®lares a 3.440 millones. El New York Times pas¨® de elogiar a Calatrava a criticar la ¡°preocupante incongruencia entre la extravagancia de su arquitectura y el limitado prop¨®sito al que sirve¡±.
¡°Ya est¨¢ bien de la dictadura de Calatrava¡±, dijo I?aki Azkuna, alcalde de Bilbao, a prop¨®sito de la pol¨¦mica por su pasarela resbaladiza de Zubizuri y su convivencia con la de Isosaki, que deriv¨® en juicio (ganado en parte el valenciano). En su aeropuerto con forma aviar complet¨® su obra para resguardar la sala de espera que hab¨ªa quedado a la intemperie. Su primer y magn¨¦tico rascacielos construido, el Turning Torso, icono de la ciudad sueca de Malm?, tambi¨¦n estuvo envuelto en pol¨¦mica como recoge el ilustrativo documental de Fredrick Gertten, que durante cuatro a?os sigui¨® al arquitecto y reflej¨® su poli¨¦drica personalidad.
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