Una estrategia peligrosamente destructiva
Rajoy, con su discurso vacuo, pretende trasladar el coste de las crisis, econ¨®mica y pol¨ªtica, a las instituciones
Mariano Rajoy es un presidente del Gobierno, un l¨ªder, que no se pronuncia jam¨¢s. Sus conferencias de prensa, como la que celebr¨® el jueves en Bruselas con motivo de la Cumbre Europea, son un prodigio de vaciedad y podr¨ªa darlas igualmente el ayudante del jardinero de La Moncloa. ¡°Sobre ese asunto ya he dicho todo lo que ten¨ªa que decir¡±. Se refer¨ªa al caso B¨¢rcenas, sobre el que no ha dicho m¨¢s que obviedades tontas. ¡°Todos queremos crecimiento econ¨®mico. ?Qui¨¦n no va a querer crecimiento econ¨®mico en Europa?¡±, como si los ciudadanos fu¨¦ramos rematadamente idiotas y no supi¨¦ramos que la cuesti¨®n es la prioridad que se concede al crecimiento respecto al ritmo de recorte del d¨¦ficit y el calendario que se puede manejar en ese sentido.
?Claro que todos quieren crecimiento, claro que la historia demuestra que llegar¨¢ alg¨²n d¨ªa!, pero para decir eso a la salida de una cumbre bastar¨ªa con el jardinero que interpret¨® Peter Sellers en Desde el jard¨ªn. Pocas horas despu¨¦s de esa rueda de prensa, el Gobierno aprob¨® retirar el subsidio de paro a los mayores de 55 a?os que vivan con un hijo que gane 967 euros, conden¨¢ndoles a una doble humillaci¨®n. Ni una palabra, ni una explicaci¨®n del presidente.
?A qu¨¦ viene esa actitud? ?Responde solo a la forma de ser de Rajoy? No, se trata de una estrategia que consiste en afrontar las crisis, pol¨ªtica y econ¨®mica, trasladando el deterioro que provocan a las instituciones.
Mariano Rajoy es un maestro en esa maniobra destructiva. Est¨¢ haciendo muy conscientemente que sea el sistema democr¨¢tico el que pague el coste de una crisis pol¨ªtica que es de su partido y no de las instituciones. Insistiendo hasta la saciedad en un discurso vacuo, insustancial, est¨¢ haci¨¦ndonos creer que no es verdad lo que vemos, que lo que o¨ªmos debe tener alg¨²n significado que no percibimos porque no estamos capacitados para ello. Rajoy lo perfecciona d¨ªa a d¨ªa y va alcanzando su objetivo: que ya no haya ganas de decir nada.
Los hagi¨®grafos del presidente insisten en que es un gran fajador. Lo ser¨¢, en su ¨¢mbito privado, pero como pol¨ªtico es un dirigente capaz de destruir el sistema antes que encontrar una salida pol¨ªtica a un problema que es de su competencia y que ser¨ªa su obligaci¨®n afrontar.
Lo peor es que est¨¢ consiguiendo que todos participemos en ese af¨¢n destructivo de nuestras instituciones y que, en vez de exigir su fortalecimiento o su reforma, les traslademos el desprestigio y la responsabilidad de una crisis creada por una determinada l¨ªnea econ¨®mica y por una determinada pol¨ªtica.
En el fondo, resulta conmovedor, y deber¨ªamos valorar mucho m¨¢s, los esfuerzos de los m¨¢s indignados, porque protestando contra el sistema est¨¢n haciendo m¨¢s que muchos pol¨ªticos por restituir su verdadero esp¨ªritu a esas instituciones.
En la Espa?a de hoy, cuando arreci¨® el problema de los desahucios, no apareci¨® un grupo violento que arremetiera contra los banqueros, como habr¨ªa sucedido sin ese sistema democr¨¢tico nacido de la tan denostada Transici¨®n. No, hoy esos indignados demuestran su confianza presentando una Iniciativa Legislativa Popular y apoyando a quienes recurren al Tribunal de Luxemburgo.
Por eso la actitud de Mariano Rajoy y del PP es tan destructiva. Porque neg¨¢ndose a encontrar salidas pol¨ªticas y a dar contenido a sus discursos, est¨¢ haciendo peligrar esas convicciones democr¨¢ticas y ese sistema que asegura defender.
La situaci¨®n es m¨¢s descorazonadora a¨²n porque no existe una oposici¨®n capaz de enfrentarse ni de corregir ese rumbo. Y no la habr¨¢ mientras que el partido socialista no asuma responsabilidades y se mueva en la indefinici¨®n en la que se mueve.
?C¨®mo es posible que quien se confiesa responsable de lo ocurrido en Ponferrada, ?scar L¨®pez, diga que present¨® su dimisi¨®n y que Rubalcaba no se la acept¨®? Por supuesto que tuvo que ser aceptada. En un segundo. Si nadie asume responsabilidades, si nadie muestra el camino, si nadie reconoce que en pol¨ªtica no se trata de presentar disculpas, sino de contraer responsabilidades, no habr¨¢ manera de combatir esta terrible estrategia. solg@elpais.es
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