6 fotosLigar en tiempos de FrancoLa escritora Pilar Garrido y el ilustrador Antonio Fraguas, Forges, vuelven a colaborar en De guateque al altar . Un libro sobre las vicisitudes amorosas en los a?os cincuentaAna MarcosMadrid - 26 mar 2013 - 15:40CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceLa calle era aquel lugar natural en el que ni?os y ni?as sal¨ªan a conocerse, libres de las miradas de sus padres, hermanos mayores y curas. "Empezaban los chicos", narra Garrido, con la falsa excusa de un lazo ca¨ªdo que sol¨ªa terminar en un "no le hagas caso, es que le pareces muy guapa". Entre chascarrillo y acercamiento, mediaban una serie de juegos. Los toreros eran los ¨ªdolos de las ni?as y ellos, claro, intentaban imitarles. ?Qu¨¦ ha sido de los toreros y las manolas? "Ya est¨¢n pr¨¢cticamente extintos", confirma el matrimonio, unido desde 1967, que ya trabajaron juntos en 'La posguerra vista por una particular y su marido' (2010). "Actualmente, ligar es m¨¢s directo: se piden el n¨²mero de m¨®vil o se mandan un 'whatsapp', pero en la ¨¦poca del guateque todo era m¨¢s laborioso, y nos hac¨ªamos de rogar porque todo era pecado".Ilustraci¨®n extra¨ªda del libro 'Del guateque al altar'"La iglesia hoy se diferencia absolutamente en todo. La jerarqu¨ªa ha perdido gran parte de su 'poder terrenal' y le costar¨ªa much¨ªsimo recuperarlo", creen los autores. En el libro se perfilan los tipos de curas con los que los j¨®venes ten¨ªan que lidiar. "Aunque casi todos estudi¨¢bamos lo mismo y ca¨ªamos en el mismo saco de la represi¨®n de los instintos, a los chicos se les encaminaba a ser mitad monje y mitad soldado, y a las chicas se nos preparaba para ser el reposo del guerreo", relata Garrido en el libro. Finalmente a la iglesia no le qued¨® otra que adaptarse a otras realidad, "eso s¨ª, pasando por el Concilio Vaticano II y la aparici¨®n de curas progres y sin sotanas".Ilustraci¨®n extra¨ªda del libro 'Del guateque al altar'Ir al cine, entre otras actividades, forma parte de la cr¨®nica sentimental de estas generaciones y c¨®mo se convirti¨® en el "refugio ideal de los novios y lugar respetable". Y eso que estaba mal visto que la mujer fuera sola al cine, m¨¢s complicado incluso entrar al teatro. Durante las vacaciones, en los pueblos, una actividad que escapaba a cualquier comentario, eran las excursiones -diurnas-. "No s¨¦ por qu¨¦, pero casi siempre el que quer¨ªa dormirse era uno de los m¨¢s guapos -¨¦l o ella-, de los m¨¢s altos o de los que mayor c¨²mulo de deseos levantaban entre los otros, mucho m¨¢s corrientes. A veces estos privilegiados se echaban muy juntos, debajo de un pino algo alejado, y se o¨ªan risitas contenidas", cuentan en el libro. "En aquellos a?os no exist¨ªa el novio como tal, si no era el novio formal, y formal significaba no poder hacer absolutamente nada", explic¨® Forges durante la presentaci¨®n de la obra. Para llegar al noviazgo o, simplemente a la excursi¨®n, hab¨ªa que pasar de la infancia a la juventud. "El paso era inmediato y sin soluci¨®n de continuidad: los chicos un d¨ªa se encontraban con pantalones largos en vez de cortos y las chicas empezaban a escuchar, de golpe, 'secretas consejas' de madres, abuelas y otras plurales 'protectoras".Ilustraci¨®n extra¨ªda del libro 'Del guateque al altar'?Cu¨¢nto ha cambiado la mujer en Espa?a? "Podr¨ªamos decir que seguimos siendo diferentes, pero, afortunadamente, cada vez somos m¨¢s iguales", opina el matrimonio. "Las mujeres siempre tem¨ªan el esc¨¢ndalo: fuera porque se las ve¨ªa en compa?¨ªa de varios hombres o porque montaran en Vespa", cuentan en el libro. Las que a¨²n as¨ª se enfrentaban al chismorreo terminaban con la etiqueta de "ligeras de cascos".Ilustraci¨®n extra¨ªda del libro 'Del guateque al altar'Pilar Garrido Cendoya y su marido Antonio Fraguas Forges no se conocieron en un guateque. "Por lo general estaban compuestos por dos conjuntos de elementos fundamentales: una casa de var¨®n que deb¨ªa disponer de un 'pick-up (tocadiscos); una sopera o un barre?o lleno de 'cup (vino tinto, az¨²car, gaseosa, unas gotas de algo m¨¢s fuerte y trozos de manzana y pl¨¢tano en rodajas, con hielo; se rumoreaba que si se a?ad¨ªa canela las chicas se pon¨ªan cari?osas y relajaban la tradicional adustez femenina". Al ritmo de canciones como 'Only you' de The Platters y acompa?ados de aperitivos, comenzaba el ritual. "Estuve interna muchos a?os y no tuve mucha experiencia 'guatequil' extensa, pero s¨ª muchas referencias de amistades", cuenta Garrido. "Yo era m¨¢s bien de 'poner los discos'. Contamos en el libro un gran despiste guatequero m¨ªo: para una vez que estuve bailando, varias horas de excelentes rock and rolls con una agraciada joven...resulta que ten¨ªa una pierna ortop¨¦dica, pero bailaba tan estupendamente que ni me enter¨¦: el rock and roll es lo que tiene; bueno, ten¨ªa", recuerda Forges.Ilustraci¨®n extra¨ªda del libro 'Del guateque al altar'"Creemos que el noviazgo sigue existiendo, pero, al parecer, en modalidades mucho m¨¢s amplias, cubriendo m¨²ltiples formas de relacionarse. Es decir: m¨¢s naturalmente", cuentan los autores. "Una buena boda era una bendici¨®n, pero para eso hab¨ªa que 'pelar la pava' durante muchos a?os, los chicos ten¨ªan que hacer la mili, las chicas preparar sus ajuares. No era infrecuente o¨ªr: 'deseng¨¢?ate, hija m¨ªa, no hay mejor carrera que una buena boda", se puede leer en el libro. Acometido el objetivo, m¨¢s de una pareja tuvo que o¨ªr: "Sed castos".Ilustraci¨®n extra¨ªda del libro 'Del guateque al altar'