RTVE y el mito de S¨ªsifo
La autonom¨ªa lograda a lo largo de un lustro ha sido barrida por un Partido Popular incapaz de mirar hacia el futuro
En junio de 2006, con la aprobaci¨®n de la ley que creaba la Corporaci¨®n RTVE, nuestro pa¨ªs daba un salto hist¨®rico en materia de medios p¨²blicos de comunicaci¨®n. A lo largo de 25 a?os, los sucesivos Gobiernos incorporaron a sus objetivos de legislatura una profunda reforma del entonces denominado ente p¨²blico. El modelo estaba en algunas de las m¨¢s avanzadas radiotelevisiones p¨²blicas europeas y, sobre todo, en la BBC brit¨¢nica. Esos prop¨®sitos siempre acabaron en los desag¨¹es de los compromisos incumplidos. Sin embargo, no fue as¨ª en las legislaturas de Rodr¨ªguez Zapatero. Tras la gubernamentalizaci¨®n extrema de RTVE bajo los gabinetes de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, que situaron al Grupo (a TVE y a RNE) en el punto m¨¢s bajo de credibilidad desde el comienzo de la Transici¨®n (conviene no olvidar que RTVE fue condenada en los tribunales por manipulaci¨®n informativa), su reforma se convirti¨® en una exigencia inaplazable por parte de la sociedad.
As¨ª, lo largo de 2004 y de 2005, el nuevo Gobierno puso en marcha una serie de iniciativas acordes con la apuesta por una RTVE independiente y profesional, al servicio de todos: la creaci¨®n del ¡±comit¨¦ de sabios¡±, con personalidades de una intachable trayectoria democr¨¢tica y apartidista y presidido por Emilio Lled¨®; la apertura de un proceso de debate con recogida de sugerencias de todo orden, en el que participaron m¨¢s de 50 entidades p¨²blicas y privadas y decenas de asociaciones, desde las de consumidores y usuarios de la televisi¨®n hasta las de empresarios del sector audiovisual pasando por los sindicatos; la contribuci¨®n de numerosos profesionales del periodismo, tanto de dentro como de fuera de RTVE; y, en fin, el establecimiento de foros de debate en el ¨¢mbito universitario o en el de las asociaciones de periodistas con la participaci¨®n de expertos de distintos pa¨ªses. Tales iniciativas fueron posibles por la actuaci¨®n de un Gobierno que decidi¨® comprometerse con lo que lo que los ¡°sabios¡± prescribieran y renunciar a sus posibilidades de dominio y control del "ente¡±. Buena parte de la sociedad comenz¨® a asimilar que, al fin, la reforma iba en serio. La nueva ley lo certific¨® con creces y lo hizo gracias a un amplio consenso. Cierto que de ese consenso el PP se autoexcluy¨®, pero tambi¨¦n lo es que lo hizo porque la ley estaba vinculada al llamado plan de saneamiento y no por lo que conten¨ªa de avances hacia la independencia, de respeto al pluralismo, de apuesta por la transparencia y por la calidad.
Tales principios quedaban garantizados con uno de los cambios normativos de mayor relieve: el sistema de elecci¨®n del presidente de la Corporaci¨®n y de su Consejo de Administraci¨®n. La mayor¨ªa cualificada de dos tercios, el mandato por seis a?os ¡ªal margen de los plazos que delimitan legislaturas¡ª, su renovaci¨®n al 50% cada tres a?os, eran vacunas contra la manipulaci¨®n y en favor del consenso, el acuerdo y el respeto a la autonom¨ªa de los profesionales. As¨ª fueron elegidos los presidentes que sucedieron a Carmen Caffarel (cuyo equipo inici¨® el proceso de transici¨®n), Luis Fern¨¢ndez y Alberto Oliart. Esa garant¨ªa de independencia y profesionalidad posibilit¨® la etapa m¨¢s brillante, creativa? y de captaci¨®n de audiencias que ha vivido RTVE en toda su historia.
La recuperaci¨®n de una RTVE plural y de todos? vuelve a ser un objetivo democr¨¢tico de primer orden
Vista en perspectiva, parece casi producto de una enso?aci¨®n que hayamos podido ver en TVE programas como 'Tengo una pregunta para Usted', con un presidente (entre otras personalidades p¨²blicas) sometido al interrogatorio de cien ciudadanos seleccionados de manera aleatoria; por no hablar de la puesta en marcha de numerosos programas culturales y la profunda renovaci¨®n del Canal 24 horas, o el incremento del prestigio y la participaci¨®n en una RNE que el Gobierno del PP hab¨ªa sacado del EGM cuando se situaba en cotas de audiencia inasumibles. Durante esa etapa, RNE volvi¨® al EGM, fue alej¨¢ndose poco a poco del descr¨¦dito heredado, y sus programas fueron recuperando audiencia y prestigio. En el fondo, RTVE asumi¨® con todas las consecuencias las prescripciones del Protocolo de ?msterdam suscrito por los miembros de la Uni¨®n Europa en 1997 en el que, entre otras cosas, se afirmaba que¡°el sistema de radiodifusi¨®n p¨²blica est¨¢ directamente relacionado con las necesidades democr¨¢ticas, sociales y culturales de cada sociedad, y con la necesidad de preservar el pluralismo de los medios de comunicaci¨®n¡±.
Cuando, al poco de ganar las elecciones, el Partido Popular decidi¨® modificar unilateralmente el sistema de elecci¨®n del presidente y del consejo de Administraci¨®n contemplado en la Ley, mostr¨® su verdadera concepci¨®n del Estado y de sus instituciones. La radiotelevisi¨®n p¨²blica estatal volv¨ªa por donde sol¨ªa y dejaba de ser parte inseparable de la naturaleza plural del Estado democr¨¢tico y paradigma de independencia respecto al poder pol¨ªtico o econ¨®mico. Los Consejos de Informativos, el Consejo Asesor, la participaci¨®n de los usuarios o el derecho de acceso de los ciudadanos, todo ello contemplado en la nueva ley, ven¨ªan a reforzar su autonom¨ªa y alejaban a la corporaci¨®n de la tentaci¨®n partidista. Pero si se rompe la clave de b¨®veda, situada en el sistema de elecci¨®n de su c¨²pula, ?qu¨¦ capacidad tienen esos ¨®rganos para influir en los contenidos?
Lo cierto es que la autonom¨ªa lograda a lo largo de un lustro ha sido barrida por un Partido Popular incapaz de mirar hacia el futuro. El modelo establecido desde hace a?os en determinadas televisiones auton¨®micas, fuertemente politizado y beligerante en favor del partido en el poder, es el que parece ser gu¨ªa de la direcci¨®n actual de RTVE. El grupo de comunicaci¨®n de car¨¢cter p¨²blico abierto, plural, innovador, participativo y al servicio de los ciudadanos que la sociedad espa?ola merec¨ªa y que en junio de 2006 fue dotado de un marco jur¨ªdico a la altura de los m¨¢s avanzados de la Uni¨®n Europa ha sido liquidado.
La recuperaci¨®n de una RTVE plural y de todos y para todos vuelve a ser objetivo democr¨¢tico de primer orden para la sociedad espa?ola. Una sociedad a la que parece perseguir la condena a la que Albert Camus aludiera en El mito de S¨ªsifo: empujar la roca hasta la cima, desde donde la piedra volver¨ªa a caer. ¡°Hab¨ªan pensado con alg¨²n fundamento¡±, escribi¨®, ¡°que no hay castigo m¨¢s terrible que el trabajo in¨²til y sin esperanza¡±. ?Cabe considerar in¨²til el trabajo intenso y la participaci¨®n social que entre 2004 y 2006 se despleg¨® para reformar RTVE y alumbrar la nueva ley? A la luz de lo ocurrido, todo indica que s¨ª. Pero tendremos que seguir empe?ados en lo contrario.
Manuel Rico es periodista, escritor y cr¨ªtico literario. Su ¨²ltimo libro publicado es Fugitiva ciudad (Hipari¨®n. Madrid, 2012). Fue director de Relaciones Institucionales de RTVE entre junio de 2004 y junio de 2007.
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